Recuperación: discurso vs. realidad
Estados Unidos, aún en recesión
De elecciones, gabardinas y paraguas
Carlos Fernández-Vega
Hasta ahora la tan presumida recuperación” económica mexicana tiene un sólo componente, y no todo lo sólido que se requiere: el comportamiento del “motor” del mundo, que no es otro que Estados Unidos y su economía, la cual no precisamente observa una mejoría consistente. De hecho, “hay dudas” sobre el ritmo de su avance y consolidación, de acuerdo con los más recientes resultados de los principales indicadores (empleo, vivienda, sector manufacturero, confianza de los consumidores, consumo).
Contrario al triunfalista discurso de Los Pinos, empresarios del sector manufacturero “anticiparon una disminución en los pedidos que reciben y en el personal que ocupan”, reportaron el Banco de México y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Los datos divulgados por ambos organismos mostraron el lento paso de la recuperación de la economía nacional, tras la recesión de 2009. Los datos publicados, y particularmente los de mercado laboral y de confianza del consumidor de Estados Unidos –donde se registró la primera caída en el empleo del año–, contribuyeron a aumentar las dudas en los mercados en torno a un escenario de crecimiento débil e incluso de vuelta a caídas del PIB, comentó ayer BBVA Bancomer. “Creemos que los datos conocidos son aún consistentes con nuestro escenario económico, que no anticipa una desaceleración marcada. Sin embargo, la incertidumbre es creciente y al ser nuestros pronósticos inferiores a los del consenso del mercado, podrían continuar las sorpresas negativas y el ajuste de las expectativas de los mercados sobre el crecimiento. La información disponible aún no permite anticipar el momento en que la actividad interna comenzará a remontar a los ritmos previos a la crisis. México se aleja de la recesión pero con un crecimiento incierto, comentó Invex Grupo Financiero” (La Jornada, Roberto González Amador).
Lo anterior, para el caso mexicano (que no incluye el sentir de la mayoría, es decir, la más golpeada por la sacudida), pero ¿cuál es la opinión en el vecino del norte sobre la eventual recuperación económica del “motor” del mundo? Una encuesta del Pew Research Center (Balance a 30 meses: ¿cómo la gran recesión ha cambiado la vida en Estados Unidos?) da cuenta que más de la mitad (55 por ciento) de la fuerza laboral en aquel país considera que desde el estallido de la crisis ha sufrido desempleo, recorte del salario, reducción de horas de ocupación, o de plano se ha convertido en involuntaria fuerza laboral eventual, lo que ha dado lugar a una nueva “frugalidad” en el gasto de los estadunidenses y modificado sus hábitos crediticios, lo que a su vez genera un conjunto de expectativas no muy gratas acerca de su retiro, el futuro de sus hijos y una preocupación en el sentido de que tomará varios años, como mínimo, recuperar medianamente la estabilidad de la economía familiar.
Aún así, 62 por ciento de los encuestados consideró que sus finanzas personales mejorarán durante el próximo año, y una minoría (15 por ciento del total) opinó que la economía nacional está en buena forma. “Estos brotes verdes de optimismo público no se distribuyen equitativamente. Varios grupos que han sido más afectados por esta recesión (incluyendo afroamericanos, adultos jóvenes y afines al Partido Demócrata) son mucho más optimistas que sus homólogos más protegidos (incluidos blancos, adultos mayores y republicanos) acerca de una recuperación tanto para ellos como para la economía nacional”, precisa el Pew Research Center.
La citada encuesta, con resultados al cierre del primer semestre de 2010, analiza resultados económicos, cambios de comportamiento y tendencias de actitud con relación a la crisis entre la población adulta total y entre los diferentes subgrupos. En este contexto se anotan las principales conclusiones. El impacto relacionado con el empleo se extiende mucho más allá del 9.7 por ciento de la población económicamente activa que oficialmente está desempleada, o el 16.6 por ciento (según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos) que suman desempleados y subempleados. Aproximadamente 32 por ciento de los adultos encuestados han estado desocupados durante esos 30 meses. “Y cuando le preguntaron sobre una gama más amplia de los impactos relacionados con el trabajo, el 55 por ciento de los adultos de la PEA dijo que ha sufrido desempleo, recorte salarial, reducción de horas de trabajo o involuntario empleo eventual”.
La mayoría de los estadunidenses (54 por ciento) consideró que la economía de su país “se encuentra todavía en recesión”; 41 por ciento que “está empezando a salir de la recesión”, y sólo 3 por ciento que “la recesión ha terminado”. Los blancos (57 por ciento del total) son más proclives a decir que la “recesión está en curso), contra 45 por ciento de los afroamericanos y 43 por ciento de los llamados “hispanos”. De la misma forma, 63 por ciento de los republicanos ve el panorama con mayor optimismo que los demócratas (43 por ciento), el partido de Obama.
Otro asunto investigado por el Pew es la “nueva frugalidad” provocada por la crisis en materia de consumo, crédito y, en general, el gasto de los estadunidenses. Su encuesta reveló que más de seis de cada diez estadunidenses (62 por ciento) han reducido su gasto desde que comenzó la recesión en diciembre de 2007, y sólo 6 por ciento asegura que lo ha aumentado. “Una vez que la economía mejore, casi uno de cada tres (31 por ciento) dice que planea gastar menos que antes de la recesión, mientras sólo 12 por ciento planea gastar más. La mayoría dice que espera gastar cerca de lo que lo hacía antes de la recesión”.
Por lo que toca a las finanzas familiares, el resultado fue el siguiente: 48 por ciento dijo estar en peores condiciones financieras ahora que antes de que comenzara la recesión, y sólo 21 por ciento en mejor forma. Agrupados por estrato, aquellos con ingresos familiares anuales inferiores a 50 mil dólares son los más propensos a decir que están en peor forma. Por edad, los de 50-64 años son los más proclives a ese punto de vista. El 63 por ciento pronosticó que le llevará cuando menos tres años recuperarse.
Entonces, lo anterior parece no aportar elementos sólidos para asegurar, como alegremente lo hace el discurso de Los Pinos, que la recuperación de la dependiente economía mexicana “es un hecho”.
Las rebanadas del pastel
Si, como dicen algunos, los comicios de ayer “configuraron” las próximas elecciones presidenciales, entonces que desde ahora los ciudadanos acumulen paraguas y gabardinas para que el lodo y la mierda no los salpiquen en julio de 2012.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.m
Contrario al triunfalista discurso de Los Pinos, empresarios del sector manufacturero “anticiparon una disminución en los pedidos que reciben y en el personal que ocupan”, reportaron el Banco de México y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Los datos divulgados por ambos organismos mostraron el lento paso de la recuperación de la economía nacional, tras la recesión de 2009. Los datos publicados, y particularmente los de mercado laboral y de confianza del consumidor de Estados Unidos –donde se registró la primera caída en el empleo del año–, contribuyeron a aumentar las dudas en los mercados en torno a un escenario de crecimiento débil e incluso de vuelta a caídas del PIB, comentó ayer BBVA Bancomer. “Creemos que los datos conocidos son aún consistentes con nuestro escenario económico, que no anticipa una desaceleración marcada. Sin embargo, la incertidumbre es creciente y al ser nuestros pronósticos inferiores a los del consenso del mercado, podrían continuar las sorpresas negativas y el ajuste de las expectativas de los mercados sobre el crecimiento. La información disponible aún no permite anticipar el momento en que la actividad interna comenzará a remontar a los ritmos previos a la crisis. México se aleja de la recesión pero con un crecimiento incierto, comentó Invex Grupo Financiero” (La Jornada, Roberto González Amador).
Lo anterior, para el caso mexicano (que no incluye el sentir de la mayoría, es decir, la más golpeada por la sacudida), pero ¿cuál es la opinión en el vecino del norte sobre la eventual recuperación económica del “motor” del mundo? Una encuesta del Pew Research Center (Balance a 30 meses: ¿cómo la gran recesión ha cambiado la vida en Estados Unidos?) da cuenta que más de la mitad (55 por ciento) de la fuerza laboral en aquel país considera que desde el estallido de la crisis ha sufrido desempleo, recorte del salario, reducción de horas de ocupación, o de plano se ha convertido en involuntaria fuerza laboral eventual, lo que ha dado lugar a una nueva “frugalidad” en el gasto de los estadunidenses y modificado sus hábitos crediticios, lo que a su vez genera un conjunto de expectativas no muy gratas acerca de su retiro, el futuro de sus hijos y una preocupación en el sentido de que tomará varios años, como mínimo, recuperar medianamente la estabilidad de la economía familiar.
Aún así, 62 por ciento de los encuestados consideró que sus finanzas personales mejorarán durante el próximo año, y una minoría (15 por ciento del total) opinó que la economía nacional está en buena forma. “Estos brotes verdes de optimismo público no se distribuyen equitativamente. Varios grupos que han sido más afectados por esta recesión (incluyendo afroamericanos, adultos jóvenes y afines al Partido Demócrata) son mucho más optimistas que sus homólogos más protegidos (incluidos blancos, adultos mayores y republicanos) acerca de una recuperación tanto para ellos como para la economía nacional”, precisa el Pew Research Center.
La citada encuesta, con resultados al cierre del primer semestre de 2010, analiza resultados económicos, cambios de comportamiento y tendencias de actitud con relación a la crisis entre la población adulta total y entre los diferentes subgrupos. En este contexto se anotan las principales conclusiones. El impacto relacionado con el empleo se extiende mucho más allá del 9.7 por ciento de la población económicamente activa que oficialmente está desempleada, o el 16.6 por ciento (según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos) que suman desempleados y subempleados. Aproximadamente 32 por ciento de los adultos encuestados han estado desocupados durante esos 30 meses. “Y cuando le preguntaron sobre una gama más amplia de los impactos relacionados con el trabajo, el 55 por ciento de los adultos de la PEA dijo que ha sufrido desempleo, recorte salarial, reducción de horas de trabajo o involuntario empleo eventual”.
La mayoría de los estadunidenses (54 por ciento) consideró que la economía de su país “se encuentra todavía en recesión”; 41 por ciento que “está empezando a salir de la recesión”, y sólo 3 por ciento que “la recesión ha terminado”. Los blancos (57 por ciento del total) son más proclives a decir que la “recesión está en curso), contra 45 por ciento de los afroamericanos y 43 por ciento de los llamados “hispanos”. De la misma forma, 63 por ciento de los republicanos ve el panorama con mayor optimismo que los demócratas (43 por ciento), el partido de Obama.
Otro asunto investigado por el Pew es la “nueva frugalidad” provocada por la crisis en materia de consumo, crédito y, en general, el gasto de los estadunidenses. Su encuesta reveló que más de seis de cada diez estadunidenses (62 por ciento) han reducido su gasto desde que comenzó la recesión en diciembre de 2007, y sólo 6 por ciento asegura que lo ha aumentado. “Una vez que la economía mejore, casi uno de cada tres (31 por ciento) dice que planea gastar menos que antes de la recesión, mientras sólo 12 por ciento planea gastar más. La mayoría dice que espera gastar cerca de lo que lo hacía antes de la recesión”.
Por lo que toca a las finanzas familiares, el resultado fue el siguiente: 48 por ciento dijo estar en peores condiciones financieras ahora que antes de que comenzara la recesión, y sólo 21 por ciento en mejor forma. Agrupados por estrato, aquellos con ingresos familiares anuales inferiores a 50 mil dólares son los más propensos a decir que están en peor forma. Por edad, los de 50-64 años son los más proclives a ese punto de vista. El 63 por ciento pronosticó que le llevará cuando menos tres años recuperarse.
Entonces, lo anterior parece no aportar elementos sólidos para asegurar, como alegremente lo hace el discurso de Los Pinos, que la recuperación de la dependiente economía mexicana “es un hecho”.
Las rebanadas del pastel
Si, como dicen algunos, los comicios de ayer “configuraron” las próximas elecciones presidenciales, entonces que desde ahora los ciudadanos acumulen paraguas y gabardinas para que el lodo y la mierda no los salpiquen en julio de 2012.
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