Quén rechaza cañonazos de 118 mil pesos?
En el instituto electoral, otra historia del cinismo azul
Miguel Ángel Velázquez
El consejero del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), Gustavo Anzaldo, seguramente sintió lo mismo que el ex presidente del organismo Isidro Cisneros al enterarse de que sus aliados (en este caso su aliada) lo habían traicionado.
Sea como sea, hoy día el IEDF está descabezado y los intereses políticos de cada uno de sus miembros lo tienen podrido. Lo más sano sería que todos se fueran, que renunciaran, pero ninguno tendrá el valor de dejar de recibir los 118 mil pesos que les deja el puesto cada mes, más automóvil, gastos de representación y lo que se acumle.
Por eso, en su momento, confabulados para destituir a su presidente, ninguno quiso poner en riesgo su trabajo. Mucho había que sanear desde entonces, pero se prefirió ocultar los vicios y cebarse en contra de quien estaba al frente de la institución para no dañar sus privilegios.
En aquel tiempo fue Anzaldo quien tomó las riendas del organismo. Ahora quiere repetir, pero parece que no las tiene todas consigo. La semana pasada esperaba un voto en favor de quien se supone sería su aliada, la ahora ex presidenta Claudia Zavala. Pero la mujer cambió de parecer y se inclinó en favor de la consejera panista Carla Humphrey, quien, si no es militante del PAN, todas sus simpatías están de ese lado. Basta ver con qué orgullo cargó la bandera panista la semana pasada, cuando su marido, Roberto Gil Zuarth, se lanzó como candidato a dirigir a los azules.
En la historia de cinismo que se sucede en este trágico sexenio en el país, eso de que la consejera es parte del panismo puede ser lo de menos. Lo que tiene que preservarse, a como dé lugar, es la lana. Por eso, si de lo que se trata es de escoger quién encabece el organismo, no importa si es de dulce o de manteca. Así que nadie se extrañe de que la de corazón azul termine dirigiendo el instituto, con el consentimiento y el voto, claro, del propio Anzaldo.
Total, que mejor argumento que el de las alianzas. La señora Zavala, quien llegó a la presidencia del Instituto Electoral del Distrito Federal sin mayores merecimientos, pero con el apoyo del gobierno de Marcelo Ebrard, ahora opta por el panismo, porque como ella misma dice: “vienen tiempos difíciles”, y lo de las alianzas con la derecha, según se dice, es la mejor opción. Total, el mal ejemplo cunde.
Lo cierto es que el IEDF es una porquería. El ejemplo que apoya la descripción son las recientes elecciones vecinales. La votación no llegó ni a 9 por ciento del padrón, y las irregularidades fueron la constante. Se llegó, por ejemplo, al exceso de que en la colonia Cuauhtémoc, un funcionario del PRI, Jorge Humberto Arizpe Dávila, consejero propietario político de ese partido en la ciudad, ganó la elección. Los vecinos ya lo denunciaron.
Seguramente para Arizpe Dávila tampoco significó un problema romper la ley. Total, otra tortilla al chilaquil no parece ser algo significativo para ellos. La ley lo absolverá, porque desde el gobierno federal se ha mostrado que lo ilegal es la norma.
En fin, el IEDF gastó en la fracasada elección vecinal nada más 75 millones de pesos; el pretexto era que hasta 15 por ciento del padrón fuera a votar. No se llegó ni a 9, pero los consejeros duermen tranquilos, y Carla Hunphrey, más que ninguno otro.
De pasadita
Dicen que en estos días los muertos reviven, y en el Instituto Federal Electoral le hacen mucho caso a las tradiciones. Esto porque por ahí aseguran que el ex ombudsman azul, Emilio Álvarez Icaza, será revivido en la lista para consejero de aquel organismo, y que es el PRD el que lo lleva. Será, como ya es costumbre, que los amarillos no recuerdan que ese personaje fue uno de los que recabó fondos para apoyar a Felipe Calderón. ¡Qué poca memoria!
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