sábado, 19 de noviembre de 2011

Infancia y Sociedad



Andrea Bárcena


La irrupción del concepto de amor como fundamento político en el discurso de AMLO, para la regeneración de la sociedad mexicana, ha dejado perplejos a muchos. Sorprende la dificultad de incluso algunos periodistas para concatenar los elementos filosóficos, éticos y políticos del discurso del candidato de la izquierda a la Presidencia.

Para el filósofo español Fernando Savater, poner la ética como objetivo de la política es, sin embargo, el cumplimiento pleno de la democracia.

Lo que pasa es que, además de la enfermedad del desamor, nuestra sociedad padece el mal de la banalidad y del desprecio por lo bondadoso y lo sensible. Estamos acostumbrados a políticos solemnes –mas no serios– que hablan con frialdad de cifras y conceptos incomprensibles con los que disfrazan ineptitudes y decisiones irracionales y abusivas contra el pueblo.

Hace muchos siglos que Aristóteles enseñaba que la virtud es la felicidad, y que consiste en darse a uno mismo cosas buenas y valiosas sin dañar a nadie. El amor al prójimo no es idea privativa de las religiones, sino de toda ética, y es quizá lo único que puede salvarnos como país y como especie.

Pero al igual que a rinocerontes de Ionesco, la piel se nos ha endurecido y no somos del todo conscientes de cuánto nos han transformado la violencia y las hostilidades que son también para todos la corrupción y la impunidad.

Por supuesto que para rescatar al país hace falta recuperar valores éticos como la honestidad y la justicia; sólo así podremos, por ejemplo, entender que sin una niñez y una juventud protegidas el futuro se destruye de antemano; que los menores son responsabilidad de todos y que el crecimiento económico nada significa si no sirve para mejorar la vida de la gente.

Creemos también con AMLO que nuestra tierra es morena como es nuestra gente y como la guadalupana, que más que propiedad de la Iglesia pertenece al pueblo mexicano, que en ella se reconoce y encuentra un símbolo nacional de buena fe.

Como aporte universal para la República Amorosa de AMLO ofrezco tres aforismos:

“Los cuervos aseguran que uno solo de ellos puede destruir los cielos; pero eso no prueba nada contra los cielos, ya que éstos significan simplemente la imposibilidad de los cuervos.” (Franz Kafka).

“Hemos de arrepentirnos no tanto de las acciones de la gente perversa como de los pasmosos silencios de la gente buena». (Martin Luther King).

“Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego.” (Gandhi)

derechosinfancia89@gmail.com

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