martes, 13 de diciembre de 2011

México SA



México SA
CNSM: decisión perversa

Hambre para “Vivir Mejor”

Salario mínimo real: 10 pesos

Carlos Fernández-Vega

Vendedores ambulantes en la calle Uruguay del Centro Histórico de la ciudad de México Foto Yazmín Ortega Cortés

Para efectos de salario mínimo, el sexenio calderonista cerró su exitosísimo paso por Los Pinos con un incremento” de 2.44 pesos al mini ingreso, aplicable a partir del primer día de 2012, de tal suerte que en ese periodo y “para vivir mejor” este indicador “aumentó” nominalmente 11.78 pesos, con un promedio anual de 1.96 pesos, también nominales. Así, de acuerdo con la información oficial, alrededor de 31 millones de trabajadores (66 por ciento de la población ocupada) y sus familias quedan fuera del México mágico de Ernesto Cordero y sus 6 mil pesos, pues sólo obtienen entre cero y tres salarios mínimos.

El consejo de representantes (integrado por gobierno, patrones y “líderes obreros”) de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM) tomó la última decisión en la materia correspondiente al sexenio calderonista: 4.2 por ciento de “aumento” al mini ingreso en 2012, para llevarlo a 60.6 pesos como promedio nacional, contra 58.2 pesos de 2011, una diferencia de 2.4 pesotes que, como bien anotó La Jornada, “no alcanza ni para un viaje en microbús o Metro”.

Esa fue la decisión, a pesar de que la propia Comisión Nacional de los Salarios Mínimos reconoce (Informe económico anual de la dirección técnica, noviembre 2011) que “en los 59 meses transcurridos de la presente administración (hasta el cierre de octubre del presente año), el salario mínimo real acusó disminuciones; así, el general promedio descendió en 1.6 por ciento, mientras por área geográfica presentó las siguientes caídas: 1.9 por ciento en la A; 1.7 por ciento en la B, y 1.3 por ciento en la C”.

A pesar de reconocer el profundo deterioro del mini ingreso, el citado consejo de representantes decidió no resarcir la pérdida de poder adquisitivo del salario, aunque ello no es excepcional, pues ha sido la norma en cuando menos las últimas tres décadas. De hecho, el gobierno calderonista ni siquiera se tomó la molestia de guardar las formas, porque prácticamente a la misma hora en que se conocían los nuevos salarios anunció el doceavo gasolinazo del año (12 de 12, más lo que se acumule el próximo año), con lo que de entrada canceló el majestuoso “aumento” al mini ingreso.

El mismo consejo de representantes sabe (porque así lo indica la información que maneja) que el salario mínimo real (descontada la inflación general) se encuentra por debajo de los 10 pesos diarios, y mucho más debajo de esa cota si se considera el índice de precios que mayor efecto tiene entre los de menor ingreso, es decir, la inflación en alimentos, la cual ha crecido a un ritmo tres veces superior que la general.

Así, de acuerdo con los reportes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, el poder adquisitivo real del mini ingreso fue de 10.09 pesos en octubre pasado, y para noviembre de 2011 había descendido a 9.98 pesos, de tal suerte que se estime cierre el presente año en un nivel real de cercano a 9 pesos, o lo que es lo mismo, 85 por ciento inferior a su valor nominal (58.2 pesos promedio para el presente año).

Sirva lo anterior para entender la dimensión social de este problema. De acuerdo con la estadística oficial, alrededor de 6.1 millones de mexicanos obtienen hasta un salario mínimo; reconoce poco más de 4 millones que no recibe ingreso (el Inegi clasifica en este rubro tanto a los trabajadores dependientes no remunerados como los trabajadores por cuenta propia dedicados a actividades de autosubsistencia); 10.6 millones obtienen más de uno y hasta dos salarios mínimos y casi 10 millones más de dos y hasta tres mini ingresos. Todos ellos no alcanzan el Nirvana de los 6 mil pesos mensuales que permiten, según Ernesto Cordero, automóvil propio, crédito hipotecario, colegiaturas particulares y demás beneficios de micrófono. En síntesis, 66 de cada 100 mexicanos con ocupación no reciben lo suficiente para llevar una vida digna con el salario que obtiene, como lo obliga la Constitución al referirse al salario mínimo, sin considerar al ejército de desocupados.

Con Calderón en Los Pinos, el salario mínimo nominal “aumentó” 11.78 pesos, es decir, cerca de 24 por ciento acumulado en el sexenio. Hasta noviembre de 2011 el crecimiento del índice de inflación general (el oficial, desde luego) reporta un incremento de 23.8 por ciento, pero falta considerar el crecimiento de precios de 2012, año particularmente complicado. Si se atiende la estimación inflacionaria para el próximo año (3 por ciento), tal indicador cerraría el sexenio en poco más de 28 por ciento, de tal suerte que al comparar “crecimiento” del salario mínimo e inflación, el primero, nuevamente, sale como claro perdedor. Ahora bien, si se considera en lo que más gastan los mexicanos de menores ingresos (alimentos), entonces la pérdida es muchísimo mayor.

Cuando arribó el primer gobierno neoliberal, el de Miguel de la Madrid, el salario mínimo real era de 175 pesos diarios; cuando está a punto, felizmente, de concluir el quinto gobierno neoliberal, el de Felipe Calderón, el salario mínimo real (noviembre de 2011) es inferior a 10 pesos. De ese tamaño es la realidad. Todo esto lo saben el gobierno, la patronal, los autodenominados “líderes obreros” y, desde luego, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos y su consejo de representantes, de tal suerte que la decisión de profundizar la pérdida del poder adquisitivo del ingreso en 2012 resulta rotundamente perversa. Y así dicen que “reactivarán el mercado interno”.

Si se incluye el sexenio foxista, entonces el “aumento” acumulado que registra el salario mínimo en la época panista alcanza la estratosférica cantidad de 20.6 pesos (hasta 2011), es decir, un “incremento” de 54.9 por ciento; la inflación oficial en el periodo 2001-noviembre del presente año es de 61.45 por ciento, con lo que el poder adquisitivo del mini ingreso se redujo casi 11 por ciento en el periodo. Un verdadero milagro tendría que suceder en 2012 para que en el mejor de los casos, y sólo en el mejor, el poder adquisitivo del salario mínimo concluyera el sexenio calderonista en el mismo nivel con el que lo comenzó, aunque de cualquier suerte sería un sexenio perdido, que se sumaría a los cuatro previos, en este México de “para vivir mejor”.

Las rebanadas del pastel

Advierte el Fondo Monetario Internacional que “la crisis económica actual es particularmente severa, y ninguna región del mundo permanecerá aislada de los problemas financieros”. En cambio, la Secretaría de Hacienda asegura que “a pesar de la incertidumbre y volatilidad internacionales, la economía mexicana es robusta y sigue creciendo en forma balanceada”. ¿A quién creerle? ¿Al dueño del circo o a los enanos?

cfvmexico_sa@hotmail.com

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