sábado, 24 de agosto de 2013

DESFILADERO

¡Pemex sí, fracking nunca!




DESFILADERO

Jaime Avilés




Hay una doble trampa en la propuesta de contrarreforma energética de Peña Nieto y demás chachalacas al servicio de las grandes empresas privadas de Estados Unidos y Europa: México, dicen, no tiene tecnología para extraer el petróleo de las aguas profundas y por ello debe modificar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, para que los extranjeros vengan a sacarlo. A cambio, “compartiremos” con ellos el valor de los hidrocarburos que obtengan.

    La primera mentira es insultante: Petróleos Mexicanos (Pemex) posee todo lo que se necesita para sacar el petróleo de las tierras y las aguas costeras del Golfo de México. Deformar la Constitución para que las trasnacionales vengan a “ayudarnos” en este aspecto, será para ellas un obsequio pero representará para nosotros un robo del que jamás podremos recuperarnos.

    La segunda mentira oculta propósitos criminales: la tecnología que han desarrollado los gigantes de la industria mundial del petróleo, no es para obtener petróleo y gas natural asociado, sino petróleo y gas shale, que se encuentra en el interior de pequeñas rocas de esquisto, pizarra o litita (esas tres palabras significan en inglés shale) a cuatro o cinco mil metros de la superficie del mar o de la tierra, según sea el caso. 

    Para extraer petróleo y gas shale se hace lo siguiente. Desde una plataforma en altamar se echa al agua un tubo como del grosor de un barril de petróleo, que baja hasta tocar el fondo. Una vez fijado ahí, se le introduce un tubo más delgado que en la punta lleva una uña, como la de un traxcavo. La uña escarba el lecho marino y sigue y sigue bajando por el subsuelo hasta localizar (repito, a cuatro, cinco y a veces hasta seis mil 500 metros de profundidad) la capa geológica en la cual hay rocas de esquisto. 

    Como si fuera un telescopio, dentro del tubo mayor van metiendo otros tubos cuya finalidad es succionar el lodo, la tierra, las piedras y demás residuos que vaya dejando la uña perforadora. Sin embargo, cuando ésta llega a la capa de esquisto empieza a rascarla horizontalmente a lo largo de varios kilómetros. 

    Y entonces, por medio del telescopio, los exploradores inyectan un combinado de al menos 600 productos químicos que explotan allá abajo, para destruir las pequeñas rocas de esquisto, liberar el gas y mandarlo por un caño del grueso de una manguera hasta los tanques de almacenamiento en la superficie.

    El ingeniero petrolero que me explicó este procedimiento ecocida, llamado “fracking” (fractura hidráulica, en español), trabaja para una empresa europea en Nigeria. “Abrir un pozo como éste le cuesta a la empresa 50 millones de euros, pero de cada cinco que hace solamente uno le da resultados. Es decir, invierte 250 millones de euros, pierde 200 millones y con lo que obtiene de un solo pozo, recupera su inversión, comparte sus ganancias con el gobierno y de todos modos se lleva una fortuna”. 

    De acuerdo con especialistas de la Alianza Mexicana Contra el Fracking, abrir un pozo de gas shale en México, a una profundidad bastante menor, cuesta sólo 25 millones de dólares.  Pero, volviendo a mi informante europeo, “en cada negocio, las empresas privadas pactan con el gobierno de Nigeria los porcentajes en que se repartirán las ganancias: a veces 40 por ciento para la empresa y 60 por ciento para el gobierno, a veces al revés, y a veces 50 y 50. No hay reglas. Los contratos se obtienen lógicamente por medio de sobornos, en uno de los países más corruptos del mundo, casi tan corrupto como México”.

    Bueno, le digo, pero Nigeria debe ser un país riquísimo. “Hombre”, me dice mi fuente con mortal seriedad, “según el Corriere della Sera, es el segundo consumidor mundial de champaña. Hablo en serio. El avión que me llevó de Port-Harcourt a Frankfurt la semana pasada tenía dos terceras partes de la cabina acondicionada para viajeros de lujo (bisnes clas) y sólo una tercera parte era para clase turista. Nunca había visto algo así en mi vida”.

    Port-Hartcourt es en Nigeria el equivalente a Ciudad del Carmen pero en el Golfo de Guinea. Las petroleras internacionales que de allí extraen petróleo crudo y gas natural forman a sus técnicos entre los jóvenes locales. Así, un ingeniero nigeriano que se incorpora a su nómina empieza ganando un modesto sueldo de dos mil euros mensuales, pero si triunfa y asciende a puestos de dirección, pronto ganará cinco mil euros o más.

    “¿Tú sabes qué hace un muchacho con dos mil euros al mes en un país donde la mitad de la población gana menos de un dólar al día? Se vuelve un cacique. Pone negocios para explotar a sus paisanos y entra al juego de la corrupción, pero si se descuida muere, porque en medio de tal miseria lo más probable es que lo secuestren y lo maten”.

    Ahora bien, ¿qué lugar ocupa Nigeria en la tabla mundial de los países que tienen reservas de gas shale? ¡Ninguno! Su mero mole es el petróleo crudo y el gas natural. Las exploraciones que realizan firmas como la italiana Eni (Ente Nazionale d´Idrocarburi), la francesa Total (patrocinadora en México del Club América) y las gringas Shell, Exxon y otras, en busca de gas de esquisto, son meros divertimentos. 

    En cambio, ¿qué lugar ocupa México en la misma tabla? El cuarto, nada más y nada menos que el cuarto. Una investigación planetaria, a cargo de la Agencia Nacional de Energía de los Estados Unidos, descubrió esto: China posee reservas de gas shale “técnicamente recuperables”, estimadas en mil 275 billones de pies cúbicos (bp3). Le sigue EU con 862 bp3. Argentina se ubica en el tercer puesto con 774 bp3 y luego México, repito, en cuarto, con 681 bp3. 

    Las zonas geográficas donde dicen que tenemos gas shale son las franjas costeras de Tamaulipas, Veracruz y Tabasco, así como las tierras semidesérticas de Nuevo León y Coahuila. Claudia Campero, de la Alianza Mexicana Contra el Fracking, denunció esta semana que Peña Nieto se propone abrir “20 mil pozos de gas shale, que requerirían una cantidad de agua equivalente a la del consumo doméstico anual de entre 5 y 15 millones de personas”.

    A su vez, Claudia Sheimbaun, dijo a un tabloide capitalino que es “absurdo” pretender abrir este tipo de pozos en zonas como Coahuila y Nuevo León donde la escasez de agua es alarmante. Por otra parte, los efectos desastrosos que provoca el fracking –explosión de 600 o más productos químicos en el subsuelo-- están bajo la lupa de científicos de todo el mundo, ya que estos cocteles contaminan el mar, los mantos freáticos y la tierra firme, matan a las especies marinas, a los peces de agua dulce y a las aves que anidan en las orillas de los ríos, y aumentan la actividad sísmica.

    En los últimos cuatro meses de 2010 se registraron en el estado de Arkansas (EU), más de 500 temblores de tierra, todos ellos de menos de tres grados Richter, pero esta suma fue similar al número de temblores que hubo en ese mismo lugar en todo el siglo XX. ¿La causa? El fracking. Las explosiones provocaron la muerte de 100 mil peces en un tramo de 25 kilómetros del río Arkansas, y el 30 de diciembre de ese año, fallecieron de repente cinco mil mirlos de ala roja.

    ¿Será por eso que hace una semanas también aparecieron muertos miles de peces en las costas de Veracruz? Sheimbaun ha señalado que las escasas exploraciones en busca de gas shale en México han sido un fracaso. La pregunta es: ¿si Pemex no cuenta con tecnología para el fracking, Peña Nieto autorizó ya a empresas extranjeras a trabajar en nuestro país, antes de modificar la Constitución? No: esto lo hizo Felipe Calderón en 2008. 

    En la nueva generación de privatizaciones de Pemex, que inauguró la venta del complejo petroquímico de Pajaritos a un buen amigo de Salinas de Gortari, tratarán de convertir a México en una nueva Nigeria. Es por eso que debemos articular todas las luchas y todas las resistencias en contra de este muy avanzado, voraz y asesino proyecto de desmantelamiento final del país. 

    AMLO tiene razón: debemos conservar al máximo nuestros recursos petroleros, abrir refinerías para producir nuestras gasolinas, aceites y demás petrolíferos, olvidarnos del gas shale y aumentar la generación de energía a partir de la luz del sol y la fuerza del viento, hasta que dejemos de usar hidrocarburos que por mil razones distintas hacen daño al planeta y a todos los animales que lo habitan, incluyendo a quienes nos gobiernan. 

    Hoy también estaré en Twitter, apoyando a los maestros de la CNTE, en @Desfiladero132. Si quieren gozar de una maravillosa obra de teatro, vean Los Ingrávidos. Y si les convence este alegato contra el Fracking, difundan esta columna porque la prensa establecida todavía, por lo visto, ni se entera...

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