En marcha, pugna electoral
Cargos en la mira
La patraña del voto dividido
Miguel Ángel Velázquez
N
o hay por qué tratar de esconder algo que está a flor de grilla: la guerra por los lugares políticos que pondrá a concurso el calendario político del país ya comenzó.
Bueno, cuando menos en el DF, donde la lista que puso en la red el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, dio el banderazo de salida, digamos oficial, y las patadas bajo la mesa y las bofetadas sobre ella empiezan a lastimar espinillas y a calentar mejillas.
Tal vez las batallas más encarnizadas se den en el ámbito de las delegaciones políticas. Bromas de crueldad infinita han empezado a surcar el frágil y fértil campo de las especulaciones. Decir que Ricardo Monreal va para la delegación Cuauhtémoc es un chiste, un mal chiste; pero hablar de que David Razú habrá de montarse en la candidatura para la Miguel Hidalgo, es de crueldad infinita.
Hay acuerdos y chantajes, el voto no importa, a fin de cuentas ese factor de la competencia tiene precio, y al concluir el proceso sólo queda el monto de lo invertido, así que la elección se da entre grupos, con acuerdos inconfesables que terminan después en el ir y venir de las verdades que ya no sonrojan a nadie, en la candidatura de algún cuate que servirá para cumplir con la cuota que requiere la ingesta del jefe tribal.
Por eso, en la delegación Coyoacán Toledo se atreve, desde ya, a imponer a uno de los suyos con el apoyo de Nueva Izquierda, sin que le importe el tamaño de la imagen negativa que ha sembrado en la demarcación. Total, si se trata de comprar votos, él tiene lo suficiente para darse ese lujo. Y ni hablar de la delegada de Iztacalco, quien para no variar, con el apoyo chucho pretende imponer a su pareja sentimental en la jefatura delegacional.
No obstante, de entre las filas de Morena se dice que la lucha por el voto habrá de darse casa por casa, esquina por esquina, y adelantan que no habrá aquello de la división del voto en la izquierda, porque el PRD, en manos de Navarrete y loschuchos, no tiene ninguna fuerza popular, o para ser más claros, la votación que logre será de simpatías compradas o de despistados que suponen que el PRD todavía existe.
Así que aquello de que el voto de la izquierda habrá de dividirse no es más que otra de las muchas consignas que se lanzan desde la derecha para inhibir o para arropar de antemano las nuevas cochinadas electorales que se les ocurran. Así son, no hay de otra, pero en eso de que el voto de la izquierda va a dividirse, ¡aguas!, que no es más que el petate del muerto.
El asunto es que por el momento los delegados andan apurados en la búsqueda del mejor momento para impulsar a sus muchachos, aunque ya se sabe que un buen grupo de diputados locales buscarán convertirse en delegados, y varios delegados tratarán de hallar un lugar en el gabinete de Miguel Ángel Mancera, que si ahora está bastante abollado, para la elección de 2015 requerirá servicio completo, bueno, si es que antes no se hacen los cambios que parecen muy necesarios. Eso ya lo veremos.
De pasadita
La ciudad de México, que parece ya no encerrar mayores sorpresas, de pronto nos muestra joyas impensables. Es la historia de algo que se llama Mercado Roma, que se levanta en las calles de Querétaro, en la colonia Roma.
De verdad es algo sorprendente, desde sus formas hasta su historia, porque allí estaba El Gran León, un club nocturno, así se les llamaba hace algunos ayeres, que nos inyectó en la memoria parte de cierta felicidad rumbera que aún ronda en el recuerdo. Pero más allá de la nostalgia, lo que hoy ocupa aquellos suelos, donde el “Oye Salomé…” obligaba a raspar la suela del zapato y corear el estribillo, es una sorpresa digna del lugar y de nuestra ciudad. Créame.
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