Este periodo de mal gobierno puede equipararse a la aciaga época de la dictadura de Antonio López de Santa Anna.
En aquel entonces, nos arrebataron más de la mitad de nuestro territorio (10 estados que hoy son de la unión americana).
Y, sin embargo, luego de este terrible desastre, a Santa Anna se le fue a buscar a Colombia, donde permanecía exiliado, para ocupar, por undécima vez, la presidencia de la República.
Como era lógico, el regreso de Santa Anna fue el acabose: instauró una dictadura; se hizo llamar generalísimo, almirante, alteza serenísima, príncipe, emperador; y más allá de esas extravagancias, lo más censurable es que vendió a los a Estados Unidos, por 10 millones de pesos, el estratégico territorio de la Mesilla, que les permitió una mejor ruta entre el Atlántico y el Pacífico para unir a Texas con California.
Además, había una política fiscal o hacendaria que obligaba a pagar impuestos por puertas, ventanas, canales, asientos de los coches y hasta por los perros que tenía la gente.
Estos ingresos como lo recibido por concepto de alcabalas y el dinero de la venta de la Mesilla, se gastaba a manos llenas en ostentaciones, lujos y compra de lealtades de políticos, periodistas y militares.
Las semejanzas con el gobierno de EPN son notorias y conste que lo advertimos en su momento. En el debate, durante la campaña dije que el regreso del PRI, sería como el retorno de Santa Anna. Desgraciadamente, el tiempo y la realidad nos están dando la razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario