Octavio Rodríguez Araujo
L
a autonomía de la UNAM no significa extraterritorialidad. Ésta la tienen las embajadas de países extranjeros, no nuestra casa de estudios. Esto quiere decir que por sus instalaciones puede circular cualquiera, entrar y salir, siempre y cuando no dañe a la institución y a sus miembros, ni física ni moralmente. Se daña a la institución cuando elementos extraños a ella (o
propios) impiden sus actividades normales (enseñanza, investigación y difusión de la cultura) en absoluta libertad y pluralidad. La UNAM es, por definición, un espacio en el que se garantizan las libertades de pensamiento, de expresión y de asociación de acuerdo con ciertas normas que ella misma se dicta precisamente por su autonomía.
Ni el gobierno ni grupo alguno de la sociedad pueden intervenir para alterar el funcionamiento de la universidad. Un policía e incluso un militar pueden entrar a las instalaciones universitarias, incluso ser alumnos o profesores, pero una vez dentro deben respetar, como todos, la normatividad que rige la convivencia de quienes formamos su comunidad. Los activistas de los partidos políticos también pueden hacerlo y hasta realizar labores de proselitismo igual que cualquier grupo ideológico (religioso o laico), pero ni el policía ni el activista de un partido o grupo político o religioso puede imponer por la fuerza su autoridad o su manera de pensar. Hacerlo equivale a coartar la libertad de cada quien a pensar y expresar lo que quiera, siempre y cuando sea con el debido respeto a quienes piensen diferente.
Las libertades de cátedra e investigación, así como las formas de gobierno y convivencia establecidas en la legislación universitaria, son los pilares de la autonomía de la UNAM. Quien las altere por la fuerza o la imposición, viola la autonomía, incluso si se trata de universitarios. Peor si se es ajeno a la comunidad. En la universidad se puede discutir todo, pero no inhibiendo la libertad de los demás o por la fuerza. Nuestra esencia es el ejercicio de la razón, el conocimiento, el entendimiento, el respeto a lo expresado por otros y la aceptación de la pluralidad. No la coacción, mucho menos la violencia para impedir a otros incluso su libertad para entrar y salir de las instalaciones universitarias.
Quienes se han apoderado del auditorio Che Guevara (ya lo he escrito en otras ocasiones), sean o no universitarios con derechos, impiden a otros su uso dentro de la normatividad. El auditorio es de la UNAM, no de un grupo. Los que se han apoderado por la fuerza de instalaciones universitarias, igual se trate de un CCH que de la rectoría, o que impiden el paso de quienes ahí trabajan o tienen que hacer un trámite, están violando la legislación universitaria (además de otras leyes
externas) y también su autonomía, pues se está impidiendo que la universidad realice sus actividades.
Una cosa es la protesta, no sólo válida sino garantizada incluso por tradición, y otra la imposición y la violencia para impedir las actividades normales (y legales) de la casa de estudios. Los anarquistas, dicho sea de paso, también tienen cabida en la UNAM (de hecho existen incluso entre sus profesores), al igual que todas las corrientes ideológicas, pero no tienen derecho alguno a actuar con presumible impunidad en contra de los derechos y la integridad de los demás y de la misma universidad. Si quieren destruir algo para sentirse realizados, que lo hagan en su casa (si sus padres se los permiten), pero no los bienes que administra el gobierno universitario y que son (recuérdenlo bien) de la sociedad, es decir de los mexicanos, y no suyos.
Tanto el supuesto policía que disparó contra jóvenes, como los que todavía en el momento de escribir estas líneas han puesto barricadas en Ciudad Universitaria (y en el edificio de rectoría), son, para fines prácticos, provocadores que están lesionando a nuestra casa de estudios, es decir una universidad pública que, además, cobra 20 o 25 centavos de cuotas por estudiar en ella. Su protesta, aunque pudiera tener justificaciones sociales, está mal enfocada. ¿Por qué no la hacen contra los cuarteles militares o de la Policía Federal? ¿Es porque en la UNAM no hay vocación de violencia y represión? ¿Es porque los vigilantes no están armados? ¿Acaso porque ahí pueden y no sería lo mismo frente al cuartel militar de Iguala o en el Campo Militar Número Uno? ¿Quieren protestar contra la autoridad? ¿Qué mayor símbolo de ésta que el Ejército? ¿Por qué no se apoderan del Campo Marte, a un lado del Auditorio Nacional? Es más, ¿por qué en lugar del auditorio Che Guevara no se apoderan mejor del Auditorio Nacional? Es más grande y está muy bien ubicado en Paseo de la Reforma. No usen la autonomía como escudo de actos en su contra.
Pocas instituciones en el país son tan defendibles socialmente como la UNAM. Defendámosla y no la vulneremos con provocaciones sin sentido (o aparentemente sin sentido). Si permitimos que nuestra Universidad Nacional sea agredida estaremos vulnerando a todas las universidades públicas y autónomas del país. La universidad y su autonomía son patrimonio de todos los mexicanos y garantía de la producción de conocimiento. ¿O también están en contra del conocimiento?
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