martes, 21 de marzo de 2017

Nochixtlán: revictimización de las víctimas

Luis Hernández Navarro
A
l profesor Santiago Ambrosio Hernández quisieron asesinarlo el pasado 5 de marzo. En el tramo carretero a la comunidad de Santiago Apoala, donde labora, un grupo de desconocidos atacó el vehículo Nissan rojo en el que se transportaba. Dispararon seis balazos a matar. Salvó la vida de milagro. Una ojiva le dañó el muslo derecho.
Con Santiago estaba Felipe Montesinos Sánchez, maestro en una escuela construida con lámina y tablones en la colonia 20 de Noviembre de Nochixtlán, que no cuenta con electricidad ni agua. Esa noche él manejaba el vehículo. Dos semanas después también su casa fue baleada en la noche.
Santiago Ambrosio es presidente del Comité de Víctimas por la Justicia y la Verdad 19 de Junio de Nochixtlán y una voz muy incómoda para el gobierno. El día de la masacre en la Mixteca oaxaqueña, en que resultaron asesinadas ocho personas y heridas más de 200, estuvo en el centro de los acontecimientos desde las 6:40 de la mañana hasta las 4 de la tarde. Él fue golpeado.
Antes de la agresión del 5 de marzo, Santiago había sido amenazado de muerte en otras ocasiones. La primera fue al despedir 2015. Él se encontraba en la explanada del parque municipal de Asunción Nochixtlán en compañía de varios amigos cuando sonó su teléfono celular. Al contestar una voz le advirtió: retírate de ahí porque si no te va a cargar la chingada, junto con todos tus compañeros.
La segunda advertencia fue a las 11 de la noche del pasado 10 de enero. Al bajarse de un taxi en la calle Hidalgo, cerca de una tienda departamental de ropa, tres hombres le ensañaron sus armas. De inmediato tomó la decisión de seguir en el auto. Minutos después recibió una nueva llamada en la que se le dijo: por ahora te escapaste, pero te estamos vigilando, la próxima vez no te nos escapas.
La tercera llamada la recibió estando en la ciudad de Oaxaca. Un hombre le advirtió: Ya tenemos bien checaditas a tus hijas y si no te sales de eso, ellas pagarán las consecuencias.
La cuarta fue la vencida. Cerca de las 11 de la noche, un grupo emboscó el Tsuru en el que iba. Dispararon a matar. De nada sirvieron las denuncias que había presentado en la Fiscalía de Oaxaca.
El de Santiago Ambrosio no es el único caso de una víctima de Nochixtlán hostigada. “Las persecuciones –dice– han sido constantes. Hace unos días estuvieron tomando fotografías en casa de las víctimas, y dispararon contra los compañeros que hacían guardia en las barricadas donde se resguardan las pruebas de la agresión del 19 de junio.” Las amenazas no cesan de llegar a La Combativa 91.7, la estación de radio que transmite en FM, inaugurada en noviembre del año pasado para informar a la población sobre lo que verdaderamente sucede en la Mixteca.
La acometida ha llegado al extremo de que hasta Arturo Peimbert Calvo, titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, está en peligro.
‘‘Recientemente he vivido algunos acontecimientos que me hacen dudar sobre mi seguridad jurídica y personal”, expresó a La Jornada.
Mientras el gobierno federal apuesta al desgaste y al olvido, y busca responsabilizar de la masacre al gobierno estatal, Santiago Ambrosio y sus compañeros levantan la voz para denunciar lo que sucede.
El pasado 8 de noviembre, una comisión de víctimas se entrevistó con legisladores y desnudó los embustes y medias verdades contenidas en el informe sobre el caso presentado por la Comisión Permanente del Congreso de la Unión. “No compartimos las conclusiones a las que se arriba en el informe, porque tienen su origen en una tendencia a favorecer las mentiras y las falsificaciones de la realidad de los hechos […]. Lo que ustedes califican, de manera temeria y simple, como violencia, nosotros decimos contundentemente: la población no atacó o agredió, sólo se defendió: tanto su dignidad como su vida”, señaló el maestro Santiago.
Añadió: Con los testimonios de pobladores, pruebas gráficas y declaraciones de los mismos funcionarios de la Policía Federal, quedó demostrado que los únicos que participaron armados en este conflicto social fueron el gobierno estatal, federal, y municipal a través de las corporaciones policiacas; también quedó demostrado que el fin del gobierno no era solamente recuperar la movilidad de la autopista y la carretera federal.
Han pasado más de nueve meses de la masacre de Nochixtlán. Las autoridades no han sido capaces de ofrecer un relato creíble de lo que sucedió ese día. Tampoco de hacer justicia y reparar el daño. Peor aún, están dedicadas a revictimizar a las víctimas.
Según Arturo Peimbert, “la falta de capacidad de las instituciones mexicanas para lograr una investigación diáfana, que permita dar con los responsables’, es la que ha hecho que se generen esas corrientes de opinión criminalizantes contra víctimas y defensores”.
Pero, a pesar de ello, ni las víctimas ni el pueblo de Nochixtlán quitan el dedo del renglón en su exigencia de justicia. Tampoco los maestros de Oaxaca. De hecho, la sección 22 realizó este fin de semana su 13 congreso estatal ordinario en ese municipio. La PGR no quiere que el tema de Nochixtlán se resuelva, quiere dejarlo en el olvido, señalaron los docentes, al tiempo que refrendaron su exigencia de ¡justicia para Nochixtlán!
Twitter: @lhan55

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