¿Por qué los fascistas mexicanos se colgaron del EZLN para golpear a AMLO?
Por: Jaime Avilés (@Desfiladero132)
18 de marzo 2017.- Se apaga el taxi frente a la bomba, el chofer dice a la empleada: “Cien pesos”. La mujer señala: “Ceros”. Yo constato: la máquina empieza a suministrar combustible a partir de cero pesos cero centavos. Un instante después la operación concluye: la bomba marca 100 pesos y el número de litros abastecido: 6 (¡seis!). El taxista paga y me explica: “O traga el coche o trago yo”. Acto seguido editorializa: “¡Chingue a su madre Peña Nieto!”. ¿Cuántos columnistas de El Universal, Milenio, Excélsior, Reforma, La Razón y demás necesitaría leer ese hombre para convencerse de que el culpable de todo es López Obrador?
No creo en las encuestas, pero al arrancar las campañas electorales para el Estado de México, Reforma pregunta a sus lectores (la franja protofascista de la clase media): “¿Quién robará más si llega al gobierno?” Respuestas: Alfredo del Mazo (PRI) 48%, Josefina Vázquez Mota (PAN) 21%, Delfina Gómez Álvarez (Morena) 8%. La primera vez que abre la boca, Alfredo del Mazo muestra su estatura intelectual: “El Estado de México no puede ser botín de AMLO”.
¿Cuántos miles de millones de dólares gastó Peña Nieto en propaganda para declamar que “gracias a la reforma energética se acabarán los gasolinazos”? ¿Cuántos miembros de la pandilla priísta, como Emilio Gamboa Patrón, se beneficiaron de la privatización de Petróleos Mexicanos y hoy son dueños de campos petroleros? Aún no lo sabemos, pero al destruir la base sobre la que descansaba la economía del país, el PRI, el PAN y el PRDaumentaron bestialmente los impuestos, y, de todos modos, Hacienda tuvo que duplicar la deuda pública (pasó de 5 mil a 10 mil billones de pesos) entre 2013 y 2016, y sigue creciendo.
Una prueba más del fracaso, fríamente calculado, de esta política destripadora apoyada por los Clinton, es el nuevo mecanismo que aumenta los precios de las gasolinas, un día sí y otro también, pero una consecuencia imprevista y cada día más notoria es la inflación descontrolada. Por órdenes del FMI y del Banco Mundial, la tecnocracia mexicana tiene prohibidísimo que la inflación sobrepase el 4% anual. Pues bien, por los gasolinazos de enero de 2017, hoy tenemos la inflación más alta del siglo y apenas vamos en marzo.
¿Qué hizo la Secretaría de Hacienda en el curso de esta ruidosa semana? Sin ocultar su desesperación ni su impotencia, Meade (antecesor y sucesor de Videgaray), dijo que el gobierno puede “mejorar” su captación de ingresos si eleva el impuesto predial.Videgaray, por su parte, fue a Santiago de Chile y amenazó con revivir el Acuerdo Transpacífico (negociado en secreto por Obama, Peña, Bachelet y otros) que Trumpliquidó (Alabado sea Alá) de un plumazo.
No olvidemos que ese mega tratado de libre comercio entre países de América, Asia y Oceanía, pretende que los particulares privaticen el agua de un país —supongamos México— y que, si debido al descontento popular generado por esta política abusiva, el gobierno de ese país echa por tierra la privatización, los particulares que invirtieron en el negocio podrán recurrir a tribunales no reconocidos por las instancias jurídicas internacionales, y obligar al gobierno del país en cuestión a cobrar impuestos especiales a sus ciudadanos para resarcir las pérdidas de los “inversionistas”.
Que vamos para allá, si el PRI sigue gobernando, lo prueba un detallito hasta ahora desapercibido: Peña Nieto se moviliza para abortar la constitución panameña que él mismo le impuso a la ciudad de México, porque en el cuerpo de la misma, Morena, sí, el partido de López Obrador, estableció que el agua es un derecho universal y no puede ser privatizada. ¿Cómo que no?, responden los priístas y el pequeño miserable regenteMiguel Ángel Mancera prefiere mantener cerrada la boca, esa fuente inagotable de excremento.
¡Que se disculpe AMLO!
¿Se entiende ahora, con más claridad, por qué la pandilla de criminales que nos gobierna aprovechó para hacer ruido ensordecedor a partir de la pataleta que provocó en Nueva York, con la inestimable ayuda de la revista Proceso, una célula del EZLN durante la visita de AMLO a las Naciones Unidas?
Estoy hablando de una célula, valga la precisión microscópica, compuesta por una sola persona, tan enferma de sus facultades mentales que, por su propia seguridad y la de quienes la rodean, no debe pasar desapercibida: Malú Huacuja del Toro, una “justiciera”, una “vengadora”, que se convirtió en la mejor tonta útil de los fascistas mexicanos.
Cuando Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe abrieron El Hábito (Madrid 13, colonia del Carmen, Coyoacán), Malú Huacuja y yo fuimos incorporados como guionistas de la casa. Jesusa, que estaba por escribir en ese lugar su propia página en la historia del cabaret mexicano, se (y nos) impuso una meta: estrenar un espectáculo cada semana, o 52 en total durante el primer año. Y vaya que lo logramos.
Hicimos, con seguridad, un montón de bodrios, pero los salvaban, por una parte, el genio de Jesusa y la voz y la belleza furibunda de Liliana, y por la otra, la necesidad que había en ciertos sectores de la clase media izquierdosa, de contar con un espacio de reunión como El Hábito. Huelga decir que lo mejor de lo mejor se produjo en noches sin público, donde el arte de la improvisación alcanzó cumbres insólitas.
Malú Huacuja era angelical, eficaz y brillantísima: algunos trabajos nos quedaron tan de rechupete que daba lástima estrenarlos y echarlos a la basura. De repente sufrió un brote psicótico, se imaginó que Laura Esquivel le había plagiado una novela y se extravió en las telarañas. De ahí en adelante se fue al abismo, se exilió en Nueva York y dejamos de saber de ella, salvo por sus reiteradas manifestaciones paranoides.
De éstas, las más reciente se produjo el pasado lunes 13 de marzo, durante una reunión de AMLO con migrantes mexicanos en Nueva York. Mientras el dirigente de Morena explicaba las medidas que Peña Nieto debe aplicar para defenderlos de Trump, una Malú Huacuja, en evidente estado de indigencia política, con un collage de cartulinas tachonadas (que avergonzaría a un teporocho), le reclamó la desaparición de 43 estudiantes en Iguala, mostrando la foto en que aparece con José Luis Abarca, el candidato a presidente de ese municipio en 2012.
Como no hay ninguna manera de relacionar al máximo dirigente opositor del país con ese acontecimiento monstruoso, Huacuja cogió el rábano por las hojas. Abarca y su esposa están presos por su relación con un grupo de narcos locales, pero nadie los acusa de haber intervenido en la desaparición de los estudiantes. Organismos internacionales, estudios científicos irrefutables, trabajos periodísticos de la mayor seriedad coinciden en denunciar lo que Peña niega: un grupo de militares vinculado con exportadores de heroína secuestró a los muchachos. El principal sospechoso de su desaparición forzada es el Ejército y, por complicidad y encubrimiento, no son menos responsables Peña, Osorio Chong, la PGR, el secretario de Defensa, Salvador Cienfuegos y muchos funcionarios públicos más.
Pobre Huacuja: en su pataleta arrastró a Antonio Tizapa, padre de uno de los muchachos, que emigró a Nueva York muchos años antes del horroroso crimen. Pero gracias a la, reitero, inestimable ayuda de Proceso, que puso en boca de AMLO palabras que nunca dijo, del sainete se colgaron un asesino llamado Felipe Calderón, otro asesino llamado Osorio Chong, un ladrón conocido como Ochoa Reza, el hermano deMargarita Zavala y muchos canallas más.
Lo que AMLO le dijo a Antonio Tizapa fue: “pregúntale a la PGR, al Ejército”, y esto bastó para que Ochoa Reza exigiera, como si representara a alguien, que se disculpara con las fuerzas armadas, lo mismo que repitió Chong, sin que ninguno de los dos gorilas haya dicho hasta ahora media palabra acerca de la fosa con 250 cráneos descubierta en Veracruz, o explique por qué permitieron huir a Javier Duarte, cómplice de Peña Nieto en mil y un delitos. Pero en su mundito de rencores y telarañas, Huacuja anticipó lo que puede convertirse la campaña electoral del EZLN: en un renovado acto de apoyo a la dictadura salinista, algo de lo que ya demostró ser capaz el subcomandante Marcos, traidor al pueblo de México, y otros “indignados” no menos perdidos en la vida que Huacuja.
No importa: digan lo que digan, háganle como puedan. La gente de verdad, la que sabe de qué habla y qué significan seis litros de gasolina, tiene ya sus propias consignas políticas, sus propios objetivos, sus metas bien claras: derrotar al PRIAN en 2018, al grito de ¡chingue a su madre Peña Nieto, vivan las comunidades rebeldes, libertad para el doctor Mireles, cárcel a Chong, Murillo Karam y Salvador Cienfuegos!
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