Alcaldesa electa de Iztapalapa
Al igual que las anteriores delegaciones, las alcaldías estarán acotadas, dice; el Congreso debe cambiar ley
▲ Clara Brugada Molina encabezará la alcaldía de la demarcación territorial de Iztapalapa a partir del primero de diciembre. En entrevista dijo que no puede haber un gobierno rico con un pueblo pobre.Foto José Antonio López
Gabriela Romero Sánchez
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de septiembre de 2018, p. 36
Miércoles 26 de septiembre de 2018, p. 36
Al igual que las delegaciones, las alcaldías estarán acotadas, ya que se mantiene la visión centralista y se corre el riesgo de que los concejales, que deberían ser un contrapeso en la toma de decisiones, se conviertan en un dique al ser propuestos por los partidos, resume la próxima alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada Molina.
Las alcaldías son un cambio de nombre muy bonito, pero sigue el esquema centralista. Logramos que en la Constitución de la Ciudad de México se reconocieran como órganos de gobierno y se nos otorgó autonomía financiera; sin embargo, la ley en la materia nos la quita, explica en entrevista, y confía en que será de las primeras normas que modifique el Congreso local.
Señala que la distribución y el manejo del agua los mantiene el gobierno central, cuando lo deberían hacer las alcaldías, como hacen los municipios, incluso los más pequeños del país.
Lamenta la situación de abandono en que se encuentra Iztapalapa, pese a que la administración saliente dispuso de un presupuesto de casi 5 mil millones de pesos.
Esto es muy grave porque no se refleja en la demarcación, apunta.
Recuerda que hace tres años, cuando fue jefa delegacional, tuvo 3 mil millones de pesos y al asumir el cargo había 71 centros comunitarios, y cuando salió entregó 150; y de 13 casas de cultura que había se pasó a 33.
Ahora hay muchas cosas que se tienen que revisar: obras inexistentes, un manejo inadecuado del presupuesto participativo y discrecional en el caso de los programas sociales, hasta el agua condicionaban, desmenuza.
Marca la diferencia entre su administración y la que encabezó Dione Anguiano, al decir que no se condicionará ningún programa social y que ella no hubiera construido el edificio que ahora sirve de sede delegacional, cuando en Iztapalapa hay
una pobreza tremenda.
Asegura que si
nos toca construir lo vamos hacer con la premisa de que no puede haber un gobierno rico con un pueblo pobre; no estoy de acuerdo en que se destinen recursos para oficinas.
Dice que basta caminar por las calles de la demarcación para ver el deterioro en el pavimento, la falta de luminarias y servicios básicos como agua, así como la descomposición en términos de seguridad.
Al comparar los índices delictivos que había hace tres años con los de ahora, Brugada Molina asevera que aumentaron casi 40 por ciento.
Hay lugares donde todos los días hay muertos, resume.
Adelanta que en los 150 puntos más difíciles, prácticamente uno por colonia, todos los días se reunirán funcionarios de la alcaldía con los vecinos para saber qué pasó, si hubo una ruta de transporte público que asaltaron, muertos, etcétera.
Brugada Molina confía en que la administración saliente deje recursos suficientes para empezar a trabajar, ya que los ciudadanos quieren ver cambios pronto.
Sería terrible que tengamos que esperar a diciembre a que Claudia Sheinbaum asuma la jefatura de Gobierno.
Admite que le tocó una etapa muy buena porque desde el gobierno federal, local y de las alcaldías hay gente que coincide:
Iztapalapa va a tener por primera vez un presidente que conoce Iztapalapa, que quiere a la gente y eso se traducirá seguramente en apoyos.
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