▲ Trabajadores de Ciudad de México realizan arreglos de las áreas verdes y el acceso vehicular a la residencia oficial de Los Pinos, en los últimos días de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y en vísperas de que se abra al público.Foto Cristina Rodríguez
Rosa Elvira Vargas
Periódico La Jornada
Jueves 29 de noviembre de 2018, p. 8
Jueves 29 de noviembre de 2018, p. 8
Ante la inminente transformación de la residencia oficial de Los Pinos en un museo abierto a toda la población, personal de la alcaldía de Miguel Hidalgo se afana en labores en el área periférica del sitio para facilitar el acceso a partir del sábado.
Las cuadrillas se despliegan sobre todo en el área de acceso por la avenida Parque Lira, desde la entrada al Metro Constituyentes y hasta antes del portón de hierro, el cual hasta ahora sólo se abre para dar paso al convoy presidencial.
Y precisamente a partir de esa estación del Metro ya se trabaja en la construcción de un paso peatonal para facilitar la llegada de los visitantes sobre todo por el complicado entronque de las avenidas Constituyentes y Parque Lira.
Diversas fuentes han mencionado que Los Pinos no se abrirá totalmente ni se prescindirá de todas sus instalaciones para uso de oficinas.
De hecho, al parecer para el primer día se prevé sólo permitir recorridos por las áreas exteriores del inmueble como los jardines, el Paseo de los Presidentes y el Paseo de la Democracia.
Progresivamente otras áreas, sobre todo los salones Miguel Alemán y Manuel Ávila Camacho, donde se encuentran el despacho presidencial, la biblioteca, el comedor y otros lugares emblemáticos de Los Pinos se irían acondicionando para ser visitados por el público en general.
Sin embargo, el llamado edificio Bicentenario, construido en la administración que está por concluir, se mantendría como centro de trabajo de la Oficina de la Presidencia y de la Coordinación de Asesores, Alfonso Romo y Lázaro Cárdenas Batel, respectivamente.
Irónicamente este último, también ex gobernador de Michoacán, regresaría a ocupar parte de la extensión que su abuelo, Lázaro Cárdenas del Río, eligió a su llegada a la Presidencia en 1934 como el espacio para vivir tras el uso, como sus antecesores y por considerarlo un gesto ostentoso, del Castillo de Chapultepec.
Fue el general michoacano quien además bautizó la propiedad como Los Pinos.
Existen diversas obras de arte que pertenecen al inventario de la casa presidencial y otras proporcionadas en calidad de préstamo por la Secretaría de Hacienda. No se conoce el inventario oficial de esos objetos –en su mayoría cuadros de pintores mexicanos de distintas épocas y escuelas–, pero se estima que podrían formar parte de la museografía que podrán apreciar los visitantes al recinto.
Fue sobre todo en el sexenio de Vicente Fox (2000-2006) que la residencia presidencial abrió sus puertas para, a través de visitas guiadas y casi siempre a grupos previamente seleccionados, mostró sus interiores.
De hecho, en el interior de Los Pinos muchas de las oficinas ya lucen a oscuras y con el mínimo de personal operativo. Desde que hace tres meses se inició el recorte del personal que cobraba por honorarios; la actividad en la residencia oficial ha disminuido visiblemente.
En el edificio Bicentenario se mantienen labores normales sobre todo en la Oficina de la Presidencia, pero también es evidente una menor presencia en las instalaciones del Estado Mayor Presidencial.
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