Rosa Elvira Vargas
Periódico La Jornada
Viernes 30 de noviembre de 2018, p. 10
Viernes 30 de noviembre de 2018, p. 10
En las últimas horas de Los Pinos como la residencia en la que han habitado los pasados 13 presidentes del país, ayer era posible observar un panorama en el que el poder civil no termina por entrar y las fuerzas militares que lo han custodiado desde 1934 no terminan por irse.
Aunque para algunas labores ya se han coordinado, las áreas de cada uno todavía estaban hasta ayer muy delimitadas.
Y unos y otros hacen lo suyo. El Estado Mayor Presidencial (EMP) mantiene la presencia y decisiones de su alto mando. Sigue sus rutinas y hasta incorpora nuevas órdenes; vigila y escruta manualmente y con sus modernos equipos de vigilancia, requiere datos, identificaciones, monta guardia en las puertas de acceso, en suma, sigue la rutina marcada –con algunas variantes– a lo largo de todos los sexenios a cargo del inmueble ubicado en Molino del Rey y colindante con el Bosque de Chapultepec.
Al mismo tiempo el EMP se encarga del arreglo de jardines y adecuación de las áreas que a partir de las 10 de la mañana de este sábado serán parte de las áreas por donde podrá pasearse cualquier ciudadano: las residencias Miguel Alemán, Ávila Camacho y Ruiz Cortines, pero también ya desde el mediodía de ayer se inició la restricción del acceso a vehículos y personas.
Para el primer caso, retiró las acreditaciones para los vehículos a los cuales concedía estacionamiento en algunas áreas del inmueble, y en el segundo, solicitaba la entrega de las identificaciones expedidas por ese mismo cuerpo militar para facilitar el acceso a Los Pinos.
Las oficinas de la residencia, desde el propio despacho presidencial, la secretaría particular, de la Presidencia, de asesores, comunicación social, entre otras, se ven aún más desoladas y vacías que cuando, a partir de septiembre, comenzó el despido del personal que laboraba bajo el régimen de contrato temporal.
Ya no hay cuadros de Peña Nieto en las paredes, por ejemplo, pero desde hace varios días sí se encuentra ya en la Calzada de los Presidentes la estatua del hasta hoy mandatario, junto a las de sus antecesores. Su autor es Antonio Castellano Basich.
Al mismo tiempo, a lo largo de estas semanas ha acudido a la residencia personal de los equipos de transición tanto de la Secretaría de Cultura como de la Oficina de la Presidencia. Se ha dicho que esta última y la coordinación de asesores ocuparán el nuevo edificio llamado Bicentenario y que por tanto éste no se abriría al público.
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