El memorando impugnado // AMLO busca atajos // ¿Mala o nula asesoría? // EPN, coco de los maestros
Julio Hernández López
▲ El presidente Andrés Manuel López Obrador trató el tema de la reforma educativa en su conferencia de prensa matutina. Informó que emitió un memorando presidencial para pedir que no se ejecuten los términos de la citada legislación.Foto Roberto García Ortiz
H
an sido varios los atajos y fintas que el Presidente de la República ha utilizado para eludir la confrontación directa con el reactivado movimiento magisterial disidente, en el contexto de una reforma educativa heredada (la peñista) y el cumplimiento (a medias, manteniendo el gobierno ciertos controles rechazados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) de una promesa electoral de derogación absoluta de los textos legales que le dan sustento.
La más reciente de esas tretas ha sido la emisión de un memorando presidencial que pretende aplicar una suerte de
amparojudicial informal para no ejecutar los términos de la citada reforma peñista (que son letra inscrita en la Constitución y en las leyes correspondientes) y quedar en una extraña espera (infractora de los lineamientos jurídicos vigentes) de un supuesto arreglo con la mencionada CNTE.
Los juegos políticos tácticos hasta ahora practicados le han permitido a López Obrador mantener una presión política y jurídica sobre los profesores tan duchos en estos menesteres, expertos en tensar casi al punto de la ruptura, para llegar a negociaciones finales que siempre les son ventajosas. Pero ahora el político tabasqueño ha escogido un camino, el de un memorando pretendidamente habilidoso, que le ha generado la inmediata réplica adversa de jurisperitos varios (el ministro en retiro, José Ramón Cossío, el constitucionalista Diego Valadés y el también docto Miguel Carbonell; de sus opositores políticos (con el desesperado cazador de oportunidades, Vicente Fox Quesada, en destacado lugar) y del segmento social predispuesto a encontrar indicios de autoritarismo creciente en el comportamiento del poderoso Presidente de la República.
En la inmediatez opinante que permite Internet y, en especial, Twitter, las reacciones de los jurisperitos tuvieron rápida difusión: Valadés escribió, en tres pequeñas entregas:
El cumplimiento de la Constitución y de la ley no es potestativo o discrecional para los funcionarios públicos;
Es posible cambiar las leyes, pero no dejar de aplicarlasy
la derogación de preceptos constitucionales sólo la puede hacer el poder revisor de la Constitución, y la derogación de las leyes federales es facultad exclusiva del Congreso de la Unión. Cossío, a su vez, tuiteó: “Acabo de leer el memorando recién emitido por el Presidente. Carece de fundamentación y motivación. No se cita una sola norma jurídica. Es autoreferente (debería haberse escrito
autorreferente: corrección astillada sin toga) en cuanto a su autoridad. Fácilmente impugnable jurídicamente”. Y Carbonell, por su parte, señaló, casi con dedicatoria para Julio Scherer Ibarra, consejero jurídico de la Presidencia: “Acabo de leer el ‘memorándum’ del Presidente de la República sobre el tema educativo. No cita ninguna (ni una sola) norma jurídica que sostenga su instrucción y, por el contrario, deja sin efecto el texto constitucional expreso. Requiere asesoría jurídica con urgencia”.
El episodio, que en un contexto de salud republicana debería ser desactivado de inmediato, a través de un desistimiento presidencial respecto al citado memorando, perfila cualquiera de las dos hipótesis siguientes: o el Presidente de México no busca la asesoría adecuada para dar curso a sus decisiones o la asesoría con la que cuenta no está a la altura de los proyectos de López Obrador.
En tanto, el jefe del control político de la Cámara de Diputados, el ebrardista Mario Delgado, ha vuelto a recurrir a la figura de Enrique Peña Nieto como una especie de coco asustador de niñez política: miren, ha dicho Delgado a los profesores de la CNTE, cómo el ex ocupante de Los Pinos sigue como si nada, jugando golf, y será el gran ganador del forcejeo actual entre Palacio Nacional y la citada CNTE si ésta no acepta los términos propuestos por el obradorismo, pues su
reforma educativaseguiría vigente. Mal ejemplo para amagar ha usado el coordinador de los diputados de Morena, pues Peña sigue y seguirá jugando golf, viajando y disfrutando de la vida, por acuerdos que van más allá del tema educativo.
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