l concepto de paternidad va más allá del sentido biológico del término. Ser padre pasa por imaginar la descendencia y prepararse para el futuro; un proceso que tendría que impulsar a los hombres a poner orden en su vida, a vivir nuevas experiencias emocionales, a reflexionar sobre su masculinidad y a construir una relación simétrica con la pareja.
Ser padre es una función que cambia con la historia, aunque tiende a perpetuarse en la cultura. En el siglo XXI se registran algunos cambios culturales, en especial en las ciudades cosmopolitas. Los jóvenes han postergado la edad de la paternidad y comienzan a buscar nuevas maneras de relacionarse con las familias que forman; hay también quienes ya no quieren ser padres. Esto puede obedecer al intercambio con otras culturas (presencial o virtual), al acceso a niveles más altos de escolaridad, al uso de anticonceptivos, a la ampliación del ingreso al mercado laboral de sus parejas femeninas, así como a la visibilidad de la carga desventajosa del trabajo de cuidados sobre ellas, especialmente de los hijos menores; contribuye también el interés de algunos hombres de las nuevas generaciones por vivir una cercanía afectiva y más cotidiana con sus hijos e hijas.
En México, son padres 67 por ciento (17.8 millones) de la población masculina entre 20 y 54 años, condición que avanza con la edad: uno de cada cuatro jóvenes de 20 a 24 años son padres, en tanto que nueve de cada 10, de quienes tienen entre 50 y 54 años. La transición a la paternidad es cada vez más tardía. La mitad de los hombres que nacieron a principios de los setenta ya eran padres a los 25 años, pero sólo 38.6 por ciento lo son para quienes nacieron a principios de la década de 1990. Noventa y cuatro por ciento de los padres de familia se encuentran casados o en unión libre; 6 por ciento declararon haber estado alguna vez unidos, pero en la actualidad están separados, divorciados o viudos, y menos de uno por ciento, sólo 0.5 por ciento se identificaron como padres solteros. En cuanto a la escolaridad, 4.5 por ciento de los padres señaló no tener nivel de escolaridad alguno, 56 por ciento cuenta con estudios de educación básica, 21 por ciento tiene estudios de nivel medio superior, el nivel superior de estudios lo alcanza 18.8 por ciento. Noventa y siete por ciento de los padres que forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA) se encuentra ocupado y 2.3 por ciento busca trabajo. Son padres 73 por ciento de los hombres adultos que están privados de su libertad en los centros penitenciarios del país (en 2016); 63 por ciento son jóvenes y adultos entre 18 y 39 años (Estadísticas a propósito del Día del Padre, Inegi, 2021). Un perfil inenarrable de la paternidad es el de quien asesina a su descendencia, el padre biológico es el autor de los asesinatos a hijas e hijos en 82 por ciento de los casos; en 16 por ciento, el autor es la pareja de la madre (declaraciones de la senadora Martha Lucía Mícher, junio de 2022).
Una forma de paternidad apenas presente en siglo XXI es la de familias homoparentales, aquellas formadas por padres homosexuales, que representan en México 1.1 por ciento del total de hogares de parejas con hijos (estimaciones del Conapo con base en el censo 2020). Seguramente hay subregistro y, obviamente, todo padre sea de familia heterosexual u homoparental está capacitado para educar y criar satisfactoriamente a sus hijos. La novedad de hace unos días, fue la del colectivo de indígenas wixárikas que marchó para visibilizar y fomentar el respeto a la diversidad sexual de miembros de esta comunidad originaria de los estados de Jalisco, Nayarit y Zacatecas.
Una función paternal que casi no cambia o lo hace muy lentamente es el tiempo que dedican al trabajo no remunerado de cuidados. Los hombres de 12 años y más dedican un promedio de 5.4 horas a la semana a los cuidados directos (atender, vigilar, apoyar) de integrantes del hogar y 13 horas a los cuidados pasivos (vigilar o estar pendiente mientras se hace otra cosa); en tanto que las mujeres dedican 12 horas al trabajo directo y 29 horas semanales al trabajo pasivo de cuidados (Mujeres y hombres, México 2020, Inegi/Inmujeres).
El orden social funciona como una inmensa máquina simbólica que tiende a ratificar la dominación en la que se apoya: es la división sexual del trabajo, distribución muy estricta de las actividades asignadas a cada uno de los dos sexos, de su espacio, su momento, sus instrumentos
, esta frase es de Bordieu ( La dominación masculina, 2000).
Ay, hijo, sabes, sabes / ¿de dónde vienes? / De un lago con gaviotas / blancas y hambrientas. / Junto al agua de invierno / ella y yo levantamos / una fogata roja, / gastándonos los labios / de besarnos el alma, / echando al fuego todo, / quemándonos la vida. / Así llegaste al mundo.
Pablo Neruda
*Secretaria general del Consejo Nacional de Población
Twitter: @Gabrielarodr108
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