l rezago en el registro de nacimientos durante la pandemia de covid-19 complica severamente la estimación de sus efectos en la fecundidad, particularmente en 2020, 2021 y 2022, toda vez que mucha gente no registró a tiempo a sus hijos para no exponerse a un contagio al acudir a las oficinas donde se realiza el trámite.
Pero, además, padres que en especial viven en zonas rurales suelen esperar uno o varios años para registrar a sus hijos. Hay también diferencias en la calidad de este tipo de información, sobre todo en los países de economía media, como es el caso de México, donde hace falta fortalecer los registros administrativos, los sistemas y la infraestructura, para asegurar los datos e ir transitando hacia medios digitales.
Fátima Juárez, profesora de El Colegio de México, presentó estimaciones recientes al respecto en un taller para analizar los desafíos frente al covid-19 al diseñar las proyecciones de la población para las próximas décadas, atribución que está a cargo de las diversas instituciones federales que conforman el Consejo Nacional de Población (Conapo), con el apoyo de investigadores de El Colegio de México y del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Toda vez que no se tiene una visión clara sobre cómo afectó el covid-19 a la fecundidad en México, la doctora Fátima Juárez recurrió a un conjunto de estimaciones recientes e históricas elaboradas en otros países, al considerar que pueden orientarnos para estimar el impacto del covid-19 en este país.
Hay que tomar en cuenta que se colapsaron diversos sistemas de salud, que aumentó la mortalidad y que, junto con la pandemia, ocurrieron crisis económicas, desempleo y baja en los salarios, así como aumento en el precio de los alimentos.
En muchos países de ingresos altos la pandemia ha ocasionado un fuerte descenso de la fecundidad y de los nacimientos, y una aceleración de este descenso de hasta 20 por ciento, en 2021.
En diversas encuestas se encontró que ante la pandemia de covid-19 muchas mujeres decidieron postergar los nacimientos previstos, reducir la frecuencia de prácticas coitales y cambiar las expectativas respecto del número de hijos deseados. Personas y parejas en Italia, Estados Unidos, Moldavia y Polonia informaron que habían retrasado o abandonado sus planes de embarazo.
En Europa, América Latina y Estados Unidos se esperaba una disminución de los nacimientos y de las tasas de fecundidad en diciembre de 2020 y enero de 2021. Para febrero de 2021 en el país del norte se estimó un descenso de los nacimientos de hasta 16 por ciento. En Inglaterra se observó un choque inicial y luego un rebote de la fecundidad por encima de lo normal, seguido de un ciclo decreciente y cada vez más disminuido.
Es comprensible que en el año de la crisis (año cero) las mujeres conciban menos de lo habitual y que en el siguiente año, el año uno, el número de nacimientos sea ligeramente menor, ese menor número de mujeres embarazadas y de lactantes resulta en menor número de nacimientos. En el siguiente, el año dos, hay concepciones adicionales por los embarazos que se pospusieron y los que darían a luz en este año (los esperados). En el año tres hay más mujeres lactantes y amenorréicas (ausencia de menstruación) que lo normal, por lo que los nacimientos son bajos. A este respecto responden de manera similar tanto los embarazos no esperados como los planeados.
En resumen, el estado de crisis o choque que produjo la pandemia de covid-19 da lugar a ciclos decrecientes y de recuperación en las tasas de fecundidad y en los nacimientos.
La trayectoria de fecundidad esperada presenta cuatro etapas: en el año uno (2021) una caída por debajo de lo normal, en el año dos (2022) se presenta una recuperación hasta superar el nivel anterior a la crisis, para el año tres (2023) se espera una caída ligera por debajo de lo normal y para el año cuatro (2024) la fecundidad se aproximará a la tendencia normal, que venía en los años prepandemia.
Al tomar en cuenta las consideraciones de la investigadora experta en salud reproductiva, a mediano y largo plazos los ciclos cambiantes de la fecundidad ocurridos durante los años de pandemia son transitorios y potencialmente engañosos, porque pasando la crisis la tasa recuperará la tendencia previa. Las proyecciones para la población de México que se están diseñando para las próximas décadas tendrían que recurrir, como punto de partida, a la tasa de fecundidad media y a la tendencia prepandemia (la nacional es de 2.01 hijos por mujer, varía en las entidades del país y se estima que en 2050 será de 1.7 hijos por mujer), la cual acusa una tendencia hacia la baja.
* Secretaria general del Conapo
Twitter: @Gabrielarodr108
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