jueves, 28 de abril de 2022

Ciudad perdida


El origen neoliberal en la educación // SNTE y Salinas, hermanados // ¿Y esa Capilla Sixtina?

C

onstruir las bases del neoliberalismo en el país requería de un soporte lo suficientemente fuerte como para sostener en el tiempo la consolidación del proyecto. El 18 de mayo de 1992 se firmó, con esa intención, el acuerdo nacional para la modernización de la educación básica. La mano de Carlos Salinas de Gortari guio tal convenio.

Se trataba, en lo operativo, de traspasar a los gobiernos de los estados la operación de las escuelas de educación básica y normal, pero más que nada era un acuerdo entre el sindicato –en manos de Elba Esther Gordillo– y la administración de Salinas.

La modernización, dígase lo que se quiera, implicaba poner en las manos de Salinas la política educativa del país con la complicidad de una buena parte de sus operadores: los maestros; así que se trataba de crear una sociedad que mantuviera viva la idea neoliberal, que es necesario decir, se prolongó por más de tres décadas.

Así se inició un programa que formó, en buena medida, una sociedad consumista, culturalmente desarmada, un grupo de ciudadanos que había leído nuevos libros de texto y que empezaba a insertarse en los planes adoptados por el mismo Salinas de Gortari.

Aunque nunca se expresó de tal forma, los cambios a la educación en su gobierno fueron reformas neoliberales impuestas por complicidades y corruptelas que aún subsisten y que han sido muy difícil de desmontar, no obstante la lucha emprendida por la agrupación magisterial contraria al SNTE.

Hoy hay quienes aún no entienden qué es lo que se propone desde la Presidencia de la República para romper con estas herencias malditas, aunque el problema de ese sector es cada vez más complicado.

No podríamos decir, de ninguna manera, que el plan de cambio que se propone desde la Secretaría de Educación Pública es el correcto para dar un impulso diferente a ese sector, pero lo que parece urgente es deshacer el esquema actual. Los datos de su naufragio son evidentes y los ha pagado toda la sociedad.

El cambio es una deuda de la 4T con el país, pero particularmente con el futuro. Para tener mejores ciudadanos es preciso contar con una mejor educación. Ojalá y de verdad los profesores de todas las alas políticas caigan en la cuenta de la gran importancia que tiene rencarrilar el sistema educativo.

Mantener las cosas como están ahora significa ir a un suicidio en abonos, es decir, la desaparición, entre otras cosas, de la identidad nacional, la cuna de la traición.

De pasadita

El gesto del Presidente de la República a la salida de Palacio Nacional, acompañado por un grupo de súbditos del Estado Vaticano, no parecía el del hombre que se sentía a gusto, más bien se le notaba molesto.

No podríamos decir que el gesto era el resultado de su desacuerdo con el monumento a la religión –antes que obra de arte– que se levantó en el Zócalo de la ciudad, pero hay que echarle un ojo a las fotos del momento, a los videos, para darnos cuenta de que algo molestaba a López Obrador.

Esta es la segunda ocasión en la que se usa un espacio público para levantar el negocio de la Capilla Sixtina.

Hace no mucho tiempo, durante la administración pasada, se pretendió también instalar la capilla patito en donde ahora se erigió, pero el gobierno de Miguel Ángel Mancera dijo que no.

¿Qué argumento más allá del que se esgrime a favor del arte se usó esta vez para ocupar el Zócalo con tal cosa? No lo sabemos. Tal vez sólo se trate de mostrar eso: arte a la gente, y eso no esta mal, pero ¿por qué allí?

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