viernes, 2 de marzo de 2012

México SA


México picó el anzuelo

Más oro por espejitos

FMI y “poder de voto”

Carlos Fernández-Vega

Una y otra vez el gobierno mexicano se ha negado, rotundamente, a utilizar parte de las sacrosantas reservas internacionales del país para reactivar la economía, atemperar la pobreza y/o atender la devastación producto de huracanes o inundaciones (recuérdese Wilma que arrasó Cancún, o las brutales inundaciones de Tabasco y Tapachula, para no ir más lejos). No y mil veces no: el guardadito es intocable, repiten como pericos los genios tecnocráticos. Para nada de eso sirven, pero, ¡oh, sorpresa!, sí son utilizables, y a la de ya, para ayudar a rescatar… la economía europea y “aumentar” el “empoderamiento” de México (palabra predilecta de Martita Sahagún, ahora incorporada al vocabulario de la senadora priísta Rosario Green, ex secretaria de Relaciones Exteriores) en el Fondo Monetario Internacional.

Por decisión del Senado de la República y a propuesta del inquilino de Los Pinos, alrededor de 10 por ciento de las reservas internacionales del país –tan preciadas, tan cuidadas, tan inútiles para reactivar la economía mexicana, generar empleo, impulsar el desarrollo nacional– servirán como una suerte de subsidio (los pobres financiando a los ricos) para “evitar un posible colapso europeo”, como adelantó dos semanas atrás el operador y cabildero de esta brillante idea, Agustín Carstens quien, muy preocupado, detalló que “el Fondo Monetario Internacional no ajusta con los recursos que tiene para que en determinado momento enfrente una quiebra o un colapso financiero europeo”.

Más de 14 mil millones de dólares de las reservas internacionales tendrán el fin referido líneas arriba. México se puede ir a la mierda, qué más da, pero su decisión de “salvar” a Europa es indoblegable, y si además se “empodera” (Rosario Green dixit) en el FMI, pues qué mejor. Así, con la multimillonaria aportación la capacidad mexicana de voto se elevará, por decirlo de alguna manera, de 1.47 a 1.8 por ciento del total, es decir, un “aumento” de… ¡¡¡0.33 décimas de punto!!!, a cambio de una carretonada de billetes. De ese tamaño es el “empoderamiento” logrado. Aunque falta que la Cámara de Diputados ratifique la decisión, la mayoría en el Senado de la República refrendó la extrema facilidad con la que a este país y a sus representantes populares (así les llaman) les cambian oro por espejitos. La brillante iniciativa fue de Felipe Calderón, el cabildeo correspondió al doctor Carstens, y a quienes se sientan en los escaños la confirmación de tan histórico intercambio de uno por otros.

Esta es la tercera ocasión en casi seis años en la que los genios gubernamentales y sus adláteres en el Legislativo caen en el juego. Ya a México el numerito le había costado alrededor de mil 600 millones de dólares (en 2006 con Fox y en 2008 con Calderón, siempre con la idea de “empoderarse” más), pero ahora se fueron a lo grande: más de 14 mil millones de billetes verdes para “rescatar” al viejo continente, y aquí adentro no pueden terminar de construir, por falta de presupuesto, una pinchurrienta barda perimetral en donde, algún día, se construiría una refinería anunciada desde marzo de 2008. Con gobiernos y legisladores así de solidarios, para que necesita México de enemigos.

Como se ha comentado en este espacio, allá por septiembre de 2006 el Fondo Monetario Internacional consideró que ese organismo financiero reportaba un “déficit de democracia” en la estructura de votación, por lo cual propuso un “cambio profundo” para que distintas naciones obtuvieran “mayor poder” en la toma de decisiones. La junta de gobernadores del FMI (integrada por los ministros de finanzas de los países miembros de la institución) avaló la modificación y, de un plumazo, fue “solucionado” el “déficit de democracia”. Para demostrar que iba en serio, México –junto con China, Turquía y Corea del Sur– fue seleccionado como uno de los países que obtendría “mayor poder” de voto, aunque para ello antes debió desembolsar alrededor de 800 millones de dólares para gozar de tal privilegio. En aquella ocasión, ¿qué logró a cambio el gobierno mexicano, con Fox en Los Pinos? Un “sustancial aumento” de 0.23 puntos porcentuales en el poder de voto (de 1.2 a 1.43 por ciento del total). Dos años después, Felipe Calderón repitió el numerito. En noviembre de 2008 anunció que habría “más democracia” fondomonetarista para México, para lo cual se desembolsaron otros 800 millones de dólares. El poder de voto de nuestro país “creció” 0.04 puntos porcentuales (de 1.43 a 1.47 por ciento del total).

Se suponía que dos intercambios de oro por espejitos eran más que suficientes, pero no: llegó la tercera, y el 14 de diciembre de 2011 el actual inquilino de Los Pinos presentó una iniciativa al Senado de la República para que éste le autorice incrementar en 146 por ciento, en números cerrados, la cuota de México en el Fondo Monetario Internacional y, por ende, su “poder” de voto en el organismo: más de 14 mil millones de dólares para “incrementar” el susodicho “poder” de 1.47 a 1.8 por ciento del total. ¿Qué hará México con su 1.8 por ciento del voto total (en caso de que la Cámara de Diputados ratifique la decisión del Senado) frente a, por ejemplo, el 16.76 por ciento de Estados Unidos? ¿Qué, frente al casi 45 por ciento del voto total del G-7, o el 26.1 por ciento de la Unión Europea? Con respecto a México, China tiene más del doble de poder de voto (3.82 por ciento del total), Rusia está por arriba (2.4 por ciento) al igual que India (2.34). Pero les fascinan los espejitos.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría, sobre premios, premiados y aberraciones: “hace tiempo consideré que nuestro país era una nación kafkiana. Ahora confirmo que no solamente es kafkiana, también es surrealista. ¿Por qué menciono esto? Ayer me encontré con una nota en la que señala que la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) le otorgó el Premio ética y valores en la industria a Minera México (de Germán Larrea, el de Pasta de Conchos y sus 65 mineros muertos). Le confirieron este premio por su ¡¡¡responsabilidad social y la administración basada en valores, normatividad y mejora continua!!! Y me pregunté: ¿la Concamin consideró todos los muertos y lesionados que este grupo lleva contabilizados tan sólo en los últimos 10 años? ¿La Concamin estará al tanto de que este grupo industrial se caracteriza por no aplicar la mínima normatividad en seguridad e higiene industrial? ¿La Concamin sabrá que este grupo industrial se caracteriza por la contratación de personal a través de terceros para evadir pagos al IMSS y no generar ningún tipo de derechos? Y, sí, concluí que vivimos en un país surrealista” (Sergio Lara Pérez, serchlara@yahoo.com.mx).

cfvmexico_sa@hotmail.com

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