Pedro Miguel
Yo detengo a los delincuentes pero los jueces los dejan libres, ha dicho Calderón varias veces, sin mencionar que en muchos de esos casos no había pruebas suficientes para sentenciar a los acusados, o ni siquiera para procesar a los presentados, o bien que se trataba de culpables fabricados con los tradicionales métodos canallescos e ilegales del repertorio policial.
Junto con la propiedad pública, las instancias de bienestar social, el arbitrio del Estado, el control del territorio y las tareas de inteligencia, la procuración y la impartición de justicia han sido víctimas del demolición institucional practicado en forma sistemática en el periodo Salinas-Calderón. Si creen que Peña Nieto puede ser diferente, acuérdense –botones de muestra– de la impunidad para los policías violadores de Atenco, la epidemia de feminicidios en el estado de México y los casos de Paulette y de El Coqueto.
En el caso de la procuración y la impartición de justicia la soberanía nacional ha sido también avasallada y se ha abdicado a la potestad de México para prevenir, investigar, procesar y sancionar el delito. Se necesita mucha fe ciega en los milagros para suponer que un Estado sin capacidad ni órganos adecuados para descubrir, imputar y castigar actos ilícitos, y que delega esas tareas en la institucionalidad de otras naciones, puede ganarle la guerra a la delincuencia. Si la sociedad no opta por desechar este modelo, el país irá directo a la extinción de la autoridad y a la entronización de una ley única: la de la jungla.
En el caso de la procuración y la impartición de justicia la soberanía nacional ha sido también avasallada y se ha abdicado a la potestad de México para prevenir, investigar, procesar y sancionar el delito. Se necesita mucha fe ciega en los milagros para suponer que un Estado sin capacidad ni órganos adecuados para descubrir, imputar y castigar actos ilícitos, y que delega esas tareas en la institucionalidad de otras naciones, puede ganarle la guerra a la delincuencia. Si la sociedad no opta por desechar este modelo, el país irá directo a la extinción de la autoridad y a la entronización de una ley única: la de la jungla.
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