Publicado el marzo 27, 2013, Bajo Noticias, Autor TONATIUH MALDONADO.
POSTED BY: TONATIUH MALDONADO.
Laura M. López Murillo
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“Reducir todos los valores a un signo de compra-venta es una degradación.
Los medios tratan a las ideas, a las opiniones y a las personas como noticias y a éstas como productos comerciales.”
Octavio Paz
Los medios tratan a las ideas, a las opiniones y a las personas como noticias y a éstas como productos comerciales.”
Octavio Paz
En algún lugar distante y ajeno a la realidad, en un giro intempestivo del progreso surgió un código intangible y persuasivo; desde entonces, los atributos del pensamiento fueron desplazados por la fascinación de la mirada…
La reforma constitucional en materia de telecomunicaciones presentada por el presidente Enrique peña Nieto postula la desaparición de monopolios como requerimiento para liberar la competencia y facilitar el acceso a los medios electrónicos. En el cabildeo se defendieron los intereses de los gigantes mediáticos en México y en el debate se manejaron cifras, cantidades y porcentajes pero jamás se mencionó la calidad de los contenidos y se eliminó del artículo 6º. Constitucional el adjetivo “veraz” como requerimiento de la información transmitida. Interpretando literalmente el texto modificado del artículo: se garantiza el libre acceso a la información transmitida en los medios electrónicos pero esta información está exenta de los requerimientos éticos de la comunicación: la veracidad, la imparcialidad y la objetividad. Luego entonces: se garantiza el libre acceso a noticias editadas, a los contenidos superfluos y a los datos triviales de un criterio idiotizante. Porque lo que se legisla en estos momentos es la recomposición del imperio mediático (su funcionamiento, sus atribuciones y sus ganancias) y la reconfiguración del estado como el rector de las telecomunicaciones que recuperará el dominio sobre el “cuarto poder” a través de organismos (supuestamente) autónomos.
La reforma constitucional en materia de telecomunicaciones presentada por el presidente Enrique peña Nieto postula la desaparición de monopolios como requerimiento para liberar la competencia y facilitar el acceso a los medios electrónicos. En el cabildeo se defendieron los intereses de los gigantes mediáticos en México y en el debate se manejaron cifras, cantidades y porcentajes pero jamás se mencionó la calidad de los contenidos y se eliminó del artículo 6º. Constitucional el adjetivo “veraz” como requerimiento de la información transmitida. Interpretando literalmente el texto modificado del artículo: se garantiza el libre acceso a la información transmitida en los medios electrónicos pero esta información está exenta de los requerimientos éticos de la comunicación: la veracidad, la imparcialidad y la objetividad. Luego entonces: se garantiza el libre acceso a noticias editadas, a los contenidos superfluos y a los datos triviales de un criterio idiotizante. Porque lo que se legisla en estos momentos es la recomposición del imperio mediático (su funcionamiento, sus atribuciones y sus ganancias) y la reconfiguración del estado como el rector de las telecomunicaciones que recuperará el dominio sobre el “cuarto poder” a través de organismos (supuestamente) autónomos.
Es por eso que las expectativas que esta reforma ha generado son de índole económico. Con un optimismo desbordante, se espera una reducción significativa en las tarifas de los servicios de internet y telefonía: México tiene la banda ancha más cara por Megabit por segundo (Mbps) y las tarifas más elevadas en telefonía de los 30 países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El libre acceso a los medios electrónicos y la reducción en las tarifas facilitarán la conexión de los mexicanos con la aldea global; pero la conexión no debe equipararse con la comunicación y tampoco debe confundirse la información con el conocimiento. Los contenidos difundidos en la telecracia están (y estarán) diseñados para incidir en la opinión pública y condicionar las pautas de conducta, el control social se logra por la persuasión mediática en un simulacro de comunicación. Es ahora, cuando se aprecia nítidamente el efecto de la telecracia descrito por Octavio Paz: “Nada menos democrático y nada más infiel al proyecto original del liberalismo que la ovejuna igualdad de gustos, aficiones, antipatías, ideas y prejuicios de las masas contemporáneas.”
Aunque sería un gran avance, reducir los beneficios de la telecomunicación a las facilidades de acceso y al abatimiento de costos y tarifas es trivializar la curiosidad intelectual y perpetuar la estrategia que controla a las masas y a los pueblos con un código intangible y persuasivo que desplaza los atributos del pensamiento con la fascinación de la mirada…
Laura M. López Murillo es Licenciada en Contaduría por la UNAM. Con Maestría en Estudios Humanísticos, Especializada en Literatura en el Itesm.