Rechazan el mal uso de recursos públicos; prefieren más escuelas y hospitales
A pesar del miedo a la violencia oficial, es necesario salir a manifestarse, afirman inconformes
En Sao Paulo, un grupo de manifestantes intentó ingresar de forma violenta al Palacio dos Bandeirantes, después atacó la alcaldía, se enfrentó con las fuerzas de seguridad y prendió fuego a un vehículo y basura Foto Ap
Afp
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de junio de 2013, p. 3
Miércoles 19 de junio de 2013, p. 3
Sao Paulo, 18 de junio.
Denunciar la corrupción o pedir hospitales y escuelas en lugar de estadios para la Copa del Mundo: la estudiante brasileña Isabela Neves salió a la calle porque cree que ya es hora de decir
basta.
A un costado de la Catedral de Sao Paulo, en la Plaza da Sé, prepara unos carteles con un grupo de amigas. Son estudiantes de periodismo y muchas de ellas se sumaron este martes a las protestas que agitan Brasil desde hace más de una semana.
Vine, en primer lugar, porque me sentí muy ajustada con el alza en el precio del transporte público, narra a la Afp mientras se pinta el rostro con franjas verdes y amarillas, los colores de la bandera de Brasil.
Pero sobre todo, porque me doy cuenta de que ya no aguantamos más. Es hora de decir basta. Hemos estado mucho tiempo callados, resalta Neves, de 21 años.
Con sus amigas, todas estudiantes de una universidad privada, participan en la manifestación convocada la tarde de este martes en la plaza, en el corazón de Sao Paulo.
Miles de personas, sobre todo jóvenes, copaban las escaleras de la catedral gritando consignas y agitando pancartas contra la corrupción, contra el dinero destinado a las grandes obras de la Copa FIFA Confederaciones, que tiene lugar estos días, y del Mundial de Futbol que se realizará el año próximo.
Es tanto dinero mal gastado. Sería mucho mejor tener más hospitales, más escuelas, comenta Isabela Neves.
Vestida con jeans y una camiseta sencilla, de cabello largo, luce como la mayoría de los jóvenes que colman la plaza. Igual que sus amigas, lleva un bolso de asas largas de colores chillones y tejido a mano, y pañuelos y collares en el cuello para protegerse de los eventuales gases lacrimógenos que lance la policía.
Con zapatillas o alpargatas de tela para caminar con más comodidad, dicen que a pesar del miedo de que haya violencia, deben salir a la calle.
Creo que la sociedad brasileña ha estado demasiado tiempo callada. Hace mucho que no veíamos manifestaciones como ésta. Es cierto que el aumento en el transporte nos afectó a todos, pero ahora la protesta ya no es sólo por eso. Es por todo lo que está mal en este país, reflexiona.
Neves participó en la protesta del lunes que llevó 65 mil personas a la calle en Sao Paulo y volvió este martes con sus amigas. Vino porque quiso, sin acudir al llamado de ningún partido político, organizaciones que también han sido blanco de las críticas de los manifestantes en todas las jornadas de protesta.
A un costado de la catedral, Diogo Galter está con un grupo de amigos. Viajó desde el interior del estado de Sao Paulo y asegura que seguirá participando en las protestas hasta que sea necesario.
Muy delgado, de pelo crespo desordenado, y vestido con camiseta, jeans y zapatillas, Diogo tiene 17 años y está terminando la educación media. Quiere ir a la universidad, y mientras sueña con un país mejor.
Vine a participar de estas revueltas. Es ridículo que los políticos brasileños no hagan nada para mejorar nuestra vida, comentó a la Afp.
Está con sus amigos. Son todos menores de edad, estudiantes de liceo, y sentados en el suelo se afanan pintando carteles donde se leen consignas contra la clase política y claman por el respeto a sus derechos.
La pasión de los jóvenes contagia a los mayores.
Mi hija y mis alumnos vinieron a la manifestación y decidí dejar la comodidad de mi sofá y venir a apoyar, dijo a la Afp la profesora universitaria Celia Dias, de 62 años, junto a un grupo de amigas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario