Magdalena Gómez
E
l próximo 24 de mayo el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y las juntas de buen gobierno, así como personas y organizaciones de diversas partes del país y fuera de él, realizarán en el caracol de La Realidad un homenaje al maestro de la escuelita zapatista José Luis Solís López, el Galeano, asesinado el pasado 2 de mayo por integrantes de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos Histórica (Cioac-H). Ya se han señalado las características de la agresión y la emboscada en uno de los bastiones emblemáticos del zapatismo también son muchas las voces nacionales e internacionales que han expresado solidaridad al zapatismo y repudio a la agresión de clara naturaleza contrainsurgente. Sin embargo, es importante detenerse a analizar los indicadores y contexto de lo que es en efecto una agresión más en la larga cadena de las que ha sufrido el EZLN y sus bases de apoyo a lo largo de los 20 años de vida pública.
En esta ocasión la agresión se presenta en el momento que el zapatismo está consolidando una ruta que abrió una nueva etapa a partir de diciembre de 2012, cuando de nueva cuenta y de manera masiva efectuó movilizaciones pacíficas, civiles y silenciosas bajo el mensaje: ¿escucharon? Ya he señalado la sordera congénita del Estado frente a los pueblos indígenas en general y de manera especial frente al EZLN.
Durante 2013 fue desplegada la iniciativa de la escuelita zapatista que congregó a miles en todos los caracoles para conocer de viva voz la extraordinaria sistematización de su experiencia organizativa autonómica en las juntas de buen gobierno. Dentro de sus diversos rasgos esenciales destaco que se trata de una iniciativa de eminente poder civil construido desde abajo.
A finales de este mes se celebraría una serie de eventos significativos que de alguna manera consolidarían la ruta abierta a finales de 2012. Se compartiría el proceso de fortalecimiento del Congreso Nacional Indígena, se realizaría un merecido homenaje al muy querido amigo Luis Villoro Toranzo y un seminario sobre ética y despojo, plataforma que en conjunto haría propicia la presentación de nuevas iniciativas. Todo ello fue suspendido indefinidamente. En ese contexto paradójicamente en La Realidad se ha mostrado otra realidad, la del Estado que propicia y financia desestabilización y que obliga al EZLN a asumir su naturaleza de organización político militar para defender a las comunidades organizadas, insistiendo en que no son ellos quienes buscan la guerra y reafirmando que su camino es el de la paz.
La junta de buen gobierno Hacia la Esperanza anunció el 5 de mayo su decisión de pasar a las manos de la Comandancia General del EZLN todo el asunto, para que investigue bien y para que se haga justicia. Y desmintió que ellos se encontraran armados en la agresión del 2 de mayo. En respuesta a ese llamado la Comandancia acudió y es significativo lo señalado por el subcomandante insurgente Marcos en el comunicado del 9 de mayo: “Y son el dolor y la rabia los que ahora nos hacen calzarnos de nuevo las botas, ponernos el uniforme, fajarnos la pistola y cubrirnos el rostro… Y ahora colocarme la vieja y ajada gorra con las tres estrellas rojas de cinco puntas”. Enfatiza, sin embargo, la voz plena de dolor y rabia de las bases de apoyo en La Realidad:
somos zapatistas y no se trata de venganza, sino de que haya la justicia. Concluye con un diagnóstico que es importante contrastar con la respuesta del gobierno chiapaneco: 1) Se trató de una agresión planeada con anticipación, organizada militarmente y llevada a cabo con alevosía, premeditación y ventaja. Y es una agresión inscrita en un clima creado y alentado desde arriba. 2) Están implicadas las direcciones de la llamada Cioac-Histórica, el Partido Verde Ecologista (nombre con el que el PRI gobierna en Chiapas), el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional. 3) Está implicado al menos el gobierno del estado de Chiapas. Falta determinar el grado de involucramiento del gobierno federal.
En reduccionista contraste, en otro comunicado se anotó: “El gobierno del estado ha intervenido de inmediato para lograr un esclarecimiento de la situación, y anuncia que procederá enérgicamente –y conforme a derecho– para fincar las responsabilidades del asesinato y la agresión”. La procuraduría chiapaneca realizó diversas detenciones, particularmente las del agente municipal y el presidente del comisariado ejidal, así como el tesorero del comisariado ejidal, indicando que ahí se encuentran
los autores intelectuales del asesinatode Galeano y
quien le disparó con un arma de fuego. Estas acciones están muy lejos de una dimensión de la justicia que vaya más allá del ámbito penal, siempre reversible; nada garantiza que esta vez también se harán presentes las por cierto consuetudinarias fallas al debido proceso. Así estamos con el ensordecedor silencio federal.
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