‘‘No más pláticas que no llevan a nada’’, exigen profesores disidentes y padres de familia
Movilización de maestros en la capital del país Foto Jair Cabrera
Hermann Bellinhhausen
Enviado
Periódico La Jornada
Martes 12 de julio de 2016, p. 5
Martes 12 de julio de 2016, p. 5
Tuxtla Gutiérrez, Chis.
Una demostración más de fuerza de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la megamarcha realizada esta tarde por la avenida medular de la capital chiapaneca fue para decir: ‘‘No más pláticas que no llevan a nada. Queremos la solución de las demandas’’, sostuvo José Luis Escobar Pérez, vocero estatal de la coordinadora al inicio de la manifestación. ‘‘En caso de que no sea así, se tiene diseñado un plan de acciones contundente, de mayor intensidad’’.
Escobar Pérez, miembro de la sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), vistiendo una camiseta azul marino con un ‘‘Ya basta’’ en rojo, y cubriéndole el pecho la conocida foto del subcomandante Marcos con el dedo medio en alto, dijo a los medios de comunicación que los bloqueos carreteros ‘‘sólo están en receso y pueden reinstalarse en cualquier momento’’.
Antes de iniciar la larga caminata crepuscular desde el poniente de Tuxtla Gutiérrez, miles de maestros se reúnen bajo las cotizadas sombras de los árboles. Vienen de prácticamente todas las regiones del estado. Las fronterizas, las selváticas, las urbanas de Comitán, Tapachula, Cintalapa. La zona norte, Bachajón, Las Margaritas, la Sierra, la Costa. Por convocatoria no queda.
Su plantón permanente ocupa las diez cuadras de la avenida Central y bloquea el palacio de gobierno, mudo y tapiado. Cientos de tendidos de plástico y lona con las mantas de las secciones y regiones se asientan sobre las aceras, la plaza y el atrio de la catedral de San Marcos.
El vocero magisterial reiteró las demandas de la megamarcha: ‘‘Revocación de los artículos 3 y 73 de la reformada Constitución; realización de foros y consultas que permitan diseñar un modelo educativo que permita la participación de la gente’’.
En tercer lugar, ‘‘resarcir los daños de la mal llamada reforma educativa’’, esto es, presiones, despidos, descuentos. ‘‘Estamos dispuestos a seguir los bloqueos durante todo el periodo vacacional’’, respondió Escobar Pérez a los reporteros.
‘‘Los maestros nos debemos a las familias y las comunidades. Las vacaciones son decididas por las autoridades del gobierno, pero estamos dispuestos a trabajar durante ese periodo para reponer las clases’’, si las comunidades así lo deciden.
Al grito de ‘‘se ve, se nota, en Chiapas no hay derrota’’, marcharon al frente la sección 7 y la 40 del sindicato magisterial. Luego, los trabajadores de Educación Superior, seguidos por estudiantes, padres de familia y diversas organizaciones sociales.
Hacía mucho que no se veía una confluencia tan amplia de organizaciones independientes en Chiapas. Máxime si se suma el respaldo explícito y en especie que el movimiento magisterial recibió este fin de semana de las juntas de buen gobierno de los caracoles zapatistas, y de los pronunciamientos de Las Abejas, Xi'Nich, Pudee y otras organizaciones.
También hubo respaldo de los barrios y colonias de las ciudades, especialmente San Cristóbal de las Casas, único lugar donde hoy sigue habiendo un bloqueo carretero por parte de padres de familia y pobladores.
La participación de la sociedad civil urbana y rural está dando a la protesta magisterial contenidos más amplios. Ya no sólo empuja las acciones el rechazo a la reforma educativa; como proclaman los contingentes que siguen a los maestros, se trata de una ‘‘resistencia a todas las reformas estructurales que dañan a los pueblos sin su consentimiento’’, según se lee en una manta escrita a mano en un contingente de la zona tojolabal.
Ahora los maestros se dirigen a la opinión pública mundial, especialmente de Latinoamérica, como dejó claro Escobar Pérez: ‘‘La embestida contra los maestros mexicanos es la misma en todo el mundo. Estamos a tiempo de hacer una organización más allá de las fronteras para detenerla. Nosotros no pusimos las fronteras’’, concluye. No tienen por qué importar cuando se trata de unir a los pueblos.
Las decenas de miles de maestros de todas las regiones de Chiapas que caminan este lunes desde la salida a México –donde le llaman La Pochota, aunque el árbol del nombre hace tiempo que fue desaparecido– aguantan el sol y la lluvia con dirección al centro, cuya arteria principal mantienen ocupada hace casi dos meses.
Sostienen, como al principio, su rechazo a ‘‘la evaluación punitiva y la degradación educativa para favorecer su privatización’’. Luchan contra el fin de la educación pública.
Y hacen una marcha ‘‘de pies cansados’’, con paradas continuas, ‘‘para esperar que el gobierno se siente a negociar las demandas del magisterio’’.
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