Veracruz: ¿intercambio de piezas?
¿Arrastrará Duarte a Yunes?
La verdad sobre video de AMLO
No percibí olor a alcohol
Julio Hernández López
ZONA DE MUERTE. Peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila y brigadistas del Grupo Víctimas por sus Derechos en Acción, de la región de La Laguna, encontraron 4 mil 624 fragmentos de huesos y piel en el lugar conocido como Patrocinio, municipio de San Pedro, donde presuntamente integrantes del grupo delictivo Los Zetas asesinaban a ciudadanos secuestrados Foto Homero Aguirre
L
a solicitud de licencia de Javier Duarte de Ochoa (JDdeO) al cargo de gobernador de Veracruz no puede entenderse como un acto súbito, de decisión personal, sin consulta u obediencia respecto del poder federal que en apariencia lo ha abandonado. Por el contrario, el desenvolvimiento del más reciente de los sones de la política jarocha tiene cadencia y letra que, a pesar de las aparentes discordancias entre priístas, obedece y beneficia a los propósitos del mando subsistente, el de Los Pinos.
El peor de los gobernadores de los tiempos recientes (título de difícil consecución, pues la competencia es verdaderamente cerrada, con mandatarios de todo el país sumamente aplicados en alcanzar tan deplorable presea) adelantó su salida de escena en un foro nacional, el noticiero matutino que en Televisa conduce Carlos Loret de Mola (¿por qué no lo hizo en el nocturno que conduce Denise Maerker, el espacio tradicional de los grandes anuncios?, se preguntaba ayer el columnista Federico Arreola), y procesó su retiro ante el Congreso veracruzano, con el boceto de acuerdo (en la política tradicional, ese tipo de arreglos se hacían en Bucareli) de que el sucesor sea de la propia camada cuestionada (a la hora de cerrar esta columna se hablaba de Flavino Ríos Alvarado, quien había sido el segundo al mando como secretario general de Gobierno). Es decir, una especie de duartismo sin Duarte: para que la cuña no apriete, ha de ser del mismo palo.
No habrá de decirse aquí más de lo que se dijo en los momentos de poderío de Duarte de Ochoa (ayer ya había legiones de denostadores implacables del nefasto gobernador, al que con anterioridad no se atacaba o se le atacaba en tono menor). Pero tampoco se caerá en la interpretación simplona de que hay aires de justicia en la caída de Javier Muerte, o que se está en presencia del inicio de una batalla peñista contra la corrupción en el ámbito oficial (se aceptan risas grabadas).
Además de prestarle al peñismo ese favor fantasmal de aparentar una lucha
en seriocontra la corrupción (con toda anticipación, EPN eludió hasta el contacto físico con JDdeO, y el PRI tramita una oportunista suspensión de sus derechos partidistas), Duarte de Ochoa busca propiciar un cambio de piezas en el tablero político veracruzano. La suya es una jugada de sacrificio que pretende arrastrar en la caída a otra pieza de similar valor formal, el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, poseedor de un historial de corrupción que, según los cálculos priístas, debería llevar a los panistas a practicar con el tramposo por entrar (MiYuLi) la misma fórmula vermífuga.
A poco más de mes y medio de ser relevado en el poder, Duarte de Ochoa también recibe la inmejorable oportunidad de entablar alguna forma de defensa mediática (prometió estar el próximo lunes en el mismo programa matutino de Loret de Mola para debatir frente a frente con el igualmente enlodado Yunes Linares). Y queda a su disposición la posibilidad de escapar físicamente para eludir los varios expedientes judiciales abiertos en su contra.
Ha de tomarse en cuenta que, al anticipar el inicio de esos procesos judiciales, el amigo Peña Nieto (con todo el enojo, real o histriónico, que tuviera con el antiguo financiador jarocho de campañas, incluso mediante maletas voladoras repletas de billetes) le podría estar construyendo una cadena de diligencias y actuaciones jurídicas sembradas para su futura impugnación (violatorias del
debido proceso), con lo cual el golpe efectista de estas semanas, a cargo del priísmo de Los Pinos, habría sustraído esa posibilidad
justicieraa Yunes Linares y estaría colocando al cómplice Duarte de Ochoa en ruta de futuras exculpaciones, para sumarse el veracruzano al amplio catálogo de priístas gobernantes (pero también panistas y perredistas) a los que se maltrata mediática y judicialmente en ciertos momentos pero, a fin de cuentas, se les respeta su fortuna mal habida y se les permite seguir su vida con impunidad garantizada.
En estos juegos de poder, la sociedad veracruzana, y los mexicanos en general, lo que esperan es precisamente justicia. Que el gran saqueador no se retire, entre escándalos circunstanciales, para gozar del dinero robado de manera abundante y burda. Que el responsable político de la grave inseguridad pública y de la entronización de los cárteles sea castigado en forma proporcional a los agravios que permitió y de los cuales se benefició. Que el espectáculo montado con sede en Veracruz no sea una maniobra más de la élite priísta para simular cambios y arrepentimientos, con la vista puesta en próximas elecciones estatales, de cámaras federales y presidencial, y con el objetivo local de solamente frenar al impugnado Yunes Linares por ser panista, con la intención de abrir camino para el PRI con un interino del interino en la minigubernatura desde ahora tan previsiblemente accidentada.
Alex Ramblas es el nombre con el que se identifica en Twitter y Facebook el joven de 19 años que, de manera circunstancial, entrevistó a Andrés Manuel López Obrador y cuyo video fue editado, por manos hasta ahora desconocidas, para presentarlo con mayor lentitud verbal de la que caracteriza al tabasqueño y
acusarlode ebriedad. En un texto titulado:
AMLO y el Cervantino, su respuesta y el video, el fotoperiodista Ramblas deja constancia de la manipulación y la mentira que varios medios y comentaristas nacionales dieron por veraz (https://goo.gl/pdjoKV).
Esto asevera el entrevistador:
Nunca se abordó a AMLO saliendo de un restaurante. No había más medios. No percibí un olor a alcohol de AMLO. AMLO no fue específicamente al Cervantino. El video de la entrevista lo subí el domingo en la mañana a mi perfil de Facebook y Twitter; alguien manipuló la velocidad y lo subió al día siguiente. El equipo de AMLO nunca tuvo posesión original del video. Para finalizar: no defiendo a AMLO, defiendo la verdad. Una zvez más, se demostró cómo los medios manipulan la información para tener audiencia y desprestigiar. No investigan, no preguntan, no saben. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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