Gabriela Roríguez
D
ecía el filósofo francés Edgar Morin que los desgarres del capitalismo han hecho que la democracia deje de ser el faro que nos oriente. Las democracias neoliberales se han convertido en democracias autoritarias o totalitarias; garantizar la soberanía de los pueblos parece un sueño inalcanzable. ¿Por qué la exclusión no ha generado solidaridad? ¿Por qué prevalecen las formas autoritarias por encima de las necesidades y organizaciones populares? ¿Por qué siguen imponiéndose los poderes verticales sobre los ideales de participación ciudadana?
La construcción de una primera constitución para la Ciudad de México tendría que ser ocasión para apostar por un cambio, acabar con la exclusión social mediante la ampliación progresiva de las garantías y llevar participación de la ciudadanía a todas las formas de gobierno.
Pero como chilanga, como diputada constituyente de Morena y como observadora participante, me queda claro que ese ideal es visto como un sueño guajiro por otros partidos, un ideal que no comparten ni todas las diputadas ni todos los diputados que integran la Asamblea Constituyente. Estoy viviendo cuerpo a cuerpo el teatro de la vida política, porque la política es una obra de teatro que no permite ensayos, las reglas siguen un guión de trato amable en pasillos y curules que coexiste con el mayoriteo y el avasallamiento a la hora de votar.
Mientras diputadas y diputados de otros partidos vienen a tomarse la foto con nuestros diputados estelares: Damián Alcázar, Bruno Bichir, Héctor Bonilla, famosos por su actuar consistente del lado izquierdo del espectro, se les acusa ante la prensa por pedir permiso por un par de semanas para cumplir compromisos laborales, cuando a legislaores de otros partidos que han estado ausentes ni se les menciona. Algo que enorgullece a Morena es haber logrado en el reglameno que las comisiones reciban de manera directa iniciativas firmadas por ciudadanos o ciudadanas de la Ciudad de México, sin necesidad de juntar firmas ni de que medie burocracia alguna para que sean tomadas en cuenta en la discusión de cada una de las comisiones; éstas se recibirán hasta el 30 de octubre. Hay que moverse rápido, es fácil bajar la convocatoria en la Gaceta Parlamentaria de la Asamblea Constituyente.
Pero lo más grave es que se venga a reproducir el Pacto por México a la sala de sesiones de la casona de Xicoténcatl; el mayoriteo del Congreso federal con que PRI, PAN y PRD impusieron 11 reformas constitucionales ha venido a beneficiar de manera indebida a partidos que no representan la fuerza mayoritaria de esta urbe. Por ser la fuerza mayoritaria, Morena debió presidir la mesa directiva de la Asamblea Constituyente; menos mal que el designado por Miguel Mancera que quedó es Alejandro Encinas, hombre con trayectoria de izquierda, y que además logramos que se integraran en esa mesa dos grandes mujeres de Morena: con Clara Brugada y Bertha Luján se completó una mesa directiva de cinco mujeres y dos hombres. No está mal, pero a la hora de las comisiones el agandalle fue mayor: con 68 votos en favor, tres en contra (dos de Morena y uno de Movimiento Ciudadano) y 13 abstenciones (diputados de Morena tuvimos que abstenernos como testimonio de inconformidad), al PRD le tocará presidir tres comisiones, más la Conferencia de Armonización a Porfirio Muñoz Ledo, a Morena sólo le toca presidir dos; el PAN presidirá la de Alcaldías, pero el PRI, que representa 5 por ciento de la votación de esta ciudad, presidirá dos (una como partido y otra por el grupo designado por Enrique Peña Nieto). Otra injusticia es que los pequeños no alcanzaron ninguna presidencia. La comisión más peleada fue la de Desarrollo Sostenible y Planeación Democrática; aunque no logramos encabezarla, esperamos que desde ahí se podrán hacer regulaciones para fortalecer la transparencia y la participación ciudadana, a fin de evitar los abusos de las grandes empresas inmobiliarias, que muchas veces actúan en complicidad con funcionarios capitalinos.
La Comisión de Ciudadanía, Ejercicio Democrático y Régimen de Gobierno será presidida por Morena por medio del diputado Raúl Bautista, mejor conocido comoSuperbarrio; el dirigente social es integrante del Movimiento Urbano Popular, la Asamblea de Barrios de la Ciudad de México, El Barzón, la Coordinadora Democrática, Patria Nueva y Unión Popular Benita Galeana, entre otras. La otra comisión encabezada por Morena es la de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes, que estará a cargo de Mardonio Carballo, periodista y multipremiado escritor náhuatl, quien es además conductor de las seriesDe raíz Luna y La doble raíz del Canal 22, así como precursor de las lenguas originarias de México.
A partir del 12 de octubre, en la Plaza Tolsá, a un costado de la actual sede de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, dirigentes y legisladores de Morena han instalado una
tribuna popular. Han participado vecinos de Gustabo A. Madero, Iztapalapa, Azcapotzalco y Coyoacán, además de integrantes del Movimiento Urbano Popular, la Asamblea de Barrios, El Barzón, etcétera. Desde aquí se podrán defender y recibir iniciativas y propuestas ciudadanas para mejorar el proyecto constitucional que el jefe de Gobierno entregó a las y los diputados constituyentes. El reto es muy grande. ¿Tendrán la clase trabajadora y las fuerzas de izquierda suficiente peso histórico para hacer bascular el lado solidario de la política?
Twitter: @Gabrielarodr108
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