jueves, 23 de febrero de 2017

Ciudad Perdida

¿Desbandada en partidos?
La bandera de independiente
Políticos al mejor postor
Miguel Ángel Velázquez
M
ás tarde que temprano varios políticos, militantes partidistas con aspiraciones a ciertos cargos en alguno de los niveles de gobierno de la ciudad habrán de declararse independientes, es decir, sin bandera.
La apuesta, salpicada de algunos elementos de audacia, cuenta la triste historia de los partidos políticos en esta ciudad, y de su descrédito frente a la población, pero no habla de algún remedio para compensar el daño que han hecho a la política.
Hoy por hoy, la profesión u oficio más desprestigiado es el que se ejerce desde un partido, así lo dicen las encuestas y, desde luego, la opinión libre de la gente, que no requiere de cuestionarios para hacer saber de sus reclamos al quehacer de los políticos en cualquier parte de la ciudad.
Bien sabido lo anterior, a nadie puede extrañar que muchos militantes supongan que mantenerse en las filas de una organización de esta índole les acarrea más daño que beneficio, y entonces renuncian a la bandera partidista aunque sigan cobrando en el partido, en algo que significa un engaño más que terminará por desacreditar aún más ese trabajo.
Total, bien dice la conseja popular: Te conozco, bacalao, aunque vengas disfrazado, y es que serán pocos, muy pocos, los que supongan que tal o cual personaje ha cambiado su manera de pensar y de actuar, sólo porque abjura de la organización que lo ha cobijado.
Y por si fuera poco, cada uno de los que se declaren independientes, o como marca la moda: ciudadanos, habrán de traer tras de sí los dineros y los apoyos de toda naturaleza de los partidos políticos con los que ya no les gustó seguir en su carrera. Por eso, bien podríamos decir que se trata más de una treta que de una estrategia que produzca cambios sustanciales.
Lo que nos debe preocupar, en tal caso, es que este movimiento o moda no es otra cosa que el aviso alarmante de que los partidos políticos o cambian en su forma de trabajar y se unen más a la gente, o desaparecerán frente al caos inasible de las candidaturas independientes, es decir, sin ninguna propuesta política que indique rumbos y distancias, pero que sí prometa un eficientismo locuaz.
De esa manera, muy pronto veremos que los partidos contraten a candidatos profesionales que les puedan asegurar que continuarán sin mayor problema, viviendo de los dineros del erario. Ya hay quienes quieren decir adiós a sus partidos, incluidos, fíjese bien, algunos priístas que suponen que su partido, en la situación actual, puede perder en esta ciudad hasta el registro, y se apuntan para estar presentes en el acto del próximo 9 de abril en el Monumento a la Revolución, acto del que ya hemos dado cuenta.
De pasadita
La Asamblea Legislativa de esta ciudad empezará a investigar, a instancias del diputado Víctor Hugo Romo, el sobreprecio por más de 5 millones de pesos que la delegación Miguel Hidalgo pagó por la compra de instrumentos musicales que, según se dijo, sobrevaloraron hasta en 20 veces su precio original. La contraloría también se hará cargo del asunto.
Y en otro asunto, el secretario de Desarrollo Social del gobierno local, José Ramón Amieva, planteó, seguramente en respuesta a las declaraciones de Martí Batres, que los programas sociales son como los hijos; no basta parirlos, hay que educarlos y hacer que sirvan a la sociedad, y tal vez lo más importante: advierte que de su honestidad no se puede dudar.

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