Ley de seguridad, permiso de impunidad
H
oy es el cumpleaños de nuestro querido Jesús Piedra Ibarra, quien en la plenitud de la vida, con 21 años rozagantes, fue secuestrado en las calles de Monterrey hace 42 años y hasta hoy continúa desaparecido. Violentamente detenido por la policía judicial del estado, la federal y el Ejército, fue entregado a Miguel Nazar Haro, quien después de torturarlo se lo llevó al Campo Militar número uno, donde lo recibió el capitán Luis de la Barreda Moreno. Denunciamos su detención ante los que deberían ser los
abogados del pueblo(PGR); pensábamos que encontraríamos justicia y lograríamos la libertad de Jesús; aún no sabíamos que la desaparición forzada se había fraguado en una conspiración del Estado mexicano, con apoyo del gobierno estadunidense, contra la población, y que la gran cadena criminal de policías legales e ilegales (Brigada Blanca), uniformados y no uniformados, Ejército y Marina comandados desde la Secretaría de Gobernación, eran el brazo ejecutor de este crimen institucionalizado, y que los campos militares, las bases navales y los edificios policiacos inexpugnables eran sus cárceles clandestinas y centros de tortura. Este aparato represivo persiste desde hace más de 47 años y ha ido creciendo conforme han cambiando los comandantes supremos y vendepatrias que han ocupado el gobierno de este país. Actualmente el número de víctimas de desaparición forzada y los asesinatos cometidos por este mismo brazo ejecutor es inmenso, y en el Congreso hoy se pretende legalizar su permanencia en las calles, lacrando así definitivamente su impunidad. Si lo permitimos, estaremos aceptando el riesgo de que nos allanen, nos disparen o nos desaparezcan en nombre de la ley, y sin que se castigue a nadie.
¡Fuera Ejército y Marina de las calles!
¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!
Familia orgullosa del guerrillero Jesús Piedra Ibarra: Rosario Ibarra, Rosario Piedra, Claudia Piedra y Carlos Piedra
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