Dinero

 Tema de campaña: el avión presidencial

 Un gasto excesivo

 Ocho de cada 10 personas opina que debe ser vendido

Enrique Galván Ochoa

E

l avión presidencial es un Boeing 787-8 que costó a la nación miles de millones de pesos –hay varias versiones– y será pagado en abonos en un periodo de 15 años. Sin embargo, no termina la polémica dado su alto costo ¿debiera ser vendido? Es la pregunta del sondeo de opinión de esta semana.

Metodología

Los participantes tuvieron acceso al cuestionario por conducto de las redes sociales Twitter y Facebook, así como El Foro México. Participaron 3 mil 295 personas, de las que 645 corresponden a El Foro México, 525 a Facebook y 2 mil 125 a Twitter. A continuación algunos comentarios.

Twitter

Ya el gobierno mexicano realizó un estudio en 2015 para determinar la viabilidad de la venta de ese avión y, de acuerdo con el estudio de una empresa especializada, resultó recomendable conservarlo.

Gabriel Rico Zarate @GabrielrzGB

Si bien debe haber una servicio aéreo para funcionarios gubernamentales de primer nivel, no debe ser suntuosos ni tampoco encargados a la IP (recordemos a Mouriño y el avionazo en que falleció).

Víctor E. Barboza @vicbaral

México no necesita un avión costoso con un pueblo con hambre y falta de trabajo bien remunerado.

Silvia Martínez @SilviaM02858851

El Foro México

El presidente viaja a otros países y todos los gobiernos tienen un avión para transportar a sus jefes de gobierno. No creo que el nuestro debiera viajar en un vuelo comercial.

Ramón Larrauri / estado de México

Creo que el siguiente gobierno debería vender ese avión. No sólo fue un gasto superfluo, sino que, seguramente, su mantenimiento debe costar mucho dinero. Todo el dinero que se gasta en dicha aeronave alcanzaría perfectamente para que el presidente en turno viajara lo necesario en primera clase.

Rubén Arroyo / Tlaxcala

Es un gasto excesivo en un país empobrecido. Entiendo que deben contar con vehículo para viajar, pero para ello tienen ya muchos, en el Ejército, Marina, policías, etcétera. Que se use uno de ellos, no tienen que comprar otro.

Sorel Domínguez López / Ciudad de México

Si bien es cierto que un jefe de Estado en algún momento de su mandato requiere desplazarse en condiciones especiales, no es indispensable que sea en un avión tan ostentoso, por lo que se debe vender el avión de Peña y adquirir algo más modesto, pero a la vez eficiente.

José Luis Estrada Miranda / Ciudad de México

Un presidente y un país no se miden por accesorios superfluos, cuando más de la mitad de su población vive en la pobreza.

Carmen Gómez / Mérida

Facebook

Sí, definitivamente, nuestros políticos están capacitados para generar ahorros a los contribuyentes, pero no lo hacen, No están listos para dejar sus lujos a costillas del pueblo, así que tienen predilección por los bienes suntuosos adquiridos con deuda pública o el presupuesto de egresos para así poder salir a presumir todos los billetes triangulados que sobran al erario y las valiosas aportaciones empresariales que obtienen por servicios de adjudicación de obra gubernamental y rondas petroleras; ¿si no, cómo invitar hasta a Eduardo Verástegui al tour? Se acaba la diversión.

Samuel Villegas / Ciudad de México

Muchísima pobreza y problemas internos, mucho trabajo para este país. Para fanfarronear, gastar tanto dinero sólo en la comodidad de los de arriba, ¡con esto nos damos cuenta lo que les importa lo que opine el pueblo!

Bar Bar Dresser / Ciudad de México

Ese avión es un insulto para la población mexicana.

Rafael Melo / Puebla

Siempre he tenido la pregunta de por qué el ex presidente Calderón adquirió este avión de lujo cuando estaba por terminar su sexenio, sabiendo que él no lo utilizaría si no el siguiente presidente EPN. ¿Fue un acuerdo? No sé si era necesario cambiar el avión, pero no uno con tantos lujos y costosísimo, y todavía se le hicieron adecuaciones empezando el sexenio. Estuvo en un hangar en Estados Unidos lo que elevó aún más su precio, y estábamos y estamos en crisis.

Marisela Hernández Vargas / Ciudad de México

La primera ministra de Noruega llegó en un muy humilde avioncito Grumman, y como si nada.

Salvador Esquivel / Ciudad de México

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