A la mitad, dinero para partidos // ¿También INE y TEPJF? // Exigencia generalizada // PRI y PAN en
desventaja
Julio Hernández López
▲ PROTECCIÓN DIVINA A AMLO. En la casa de transición de Andrés Manuel López Obrador, ayer la gente colocó veladoras, una estampita de la Virgen de Guadalupe y el siguiente mensaje:
No estás solo, presidente. México está contigo y la Morenita.Foto Enrique Méndez
S
e atribuye a Napoleón Bonaparte la perdurable frase:
Para hacer la guerra hacen falta tres cosas: dinero, dinero y más dinero. Hay guerras más baratas, pero se suelen perder. Por su parte, el famoso militar prusiano Carl von Clausewitz, historiador y teórico del belicismo, sentenció:
La guerra es la continuación de la política por otros medios. Aforismo ante el cual el gran pensador francés, Michel Foucault, aportó una inversión teórica:
la política es la continuación de la guerra por otros medios(a este respecto, se pueden leer los textos de Antonio Castilla Cerezo https://goo.gl/nJseNS y de David Herrera Santana, https://goo.gl/AqywzA).
En resumidas cuentas, la política se mueve con
dinero, dinero y más dinero. Y, sobre todo, la mexicana. En especial, sus elecciones. Ríos y ríos de dinero, público y privado; de origen oscuro o blanqueado, la mayor parte encauzado por vías no fiscales ni fiscalizables.
Entre más caras se fueron volviendo las contiendas electorales, más necesidad hubo de dinero conseguible como fuera. La plutocracia impuso altísimas cuotas económicas a quienes aspiraban a ingresar a los clubes del poder. Las campañas y las candidaturas fueron regidas por criterios comerciales, con patrocinadores interesados en
invertiren los procesos electorales para más adelante, si la apuesta triunfaba, recoger ganancias agradecidamente multiplicadas.
En ese contexto, resulta interesante la propuesta que en momentos políticos polémicos (el fideicomiso para damnificados del más reciente sismo trágico en Ciudad de México) ha presentado el que ya es el principal partido político nacional, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena): reducir a la mitad el monto de los ingresos que los partidos reciben como dividendos en proporcionalidad al número de votantes.
A Morena, por su impresionante cosecha electoral del primer día del mes en curso, le tocarían más de mil 500 millones de pesos para ejercer el año entrante. De prosperar la iniciativa presentada por el joven partido, la fabulosa cantidad quedaría reducida a la mitad. Falta, por lo pronto, la aquiescencia de los demás partidos, a los cuales acompañaría un estigma social si a pesar de los resultados electorales adversos de este año se obstinaran en mantener los escandalosos niveles de gasto, con los consiguientes episodios de corrupción y excesos.
La propuesta morenista tiene, además, congruencia con el propósito de austeridad que se ha planteado para las altas esferas del mando gubernamental. Una de las exigencias con mayor apoyo popular radica justamente en el retiro de las enormes cantidades de dinero público que se destinan al financiamiento de los partidos. Esa exigencia de freno al despilfarro alcanza también a los órganos encargados de organizar las elecciones (el Instituto Nacional Electoral y los órganos locales que reproducen sus funciones en los estados) y de juzgar los procesos y conflictos de la materia (el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y sus vertientes estatales).
Para mayor infortunio de los partidos opositores al nuevo poder, el de Morena, la posibilidad de tener que aceptar sustanciales reducciones a sus ingresos les va a tomar en condiciones de gran desventaja, pues el Revolucionario Institucional ha actuado por sistema en el marco de una enorme disponibilidad de recursos económicos, así que no sabe moverse exitosamente si tiene restricciones presupuestales verdaderas, y Acción Nacional ha vivido un acelerado proceso similar, lejanos ya los tiempos de austeridad de los panistas anteriores a la oleada empresarial denominada los Bárbaros del Norte y al desfondamiento moral y político con el lamentable Vicente Fox, continuado por Felipe Calderón. Además, la nueva oposición tendrá en contra el nuevo sistema centralizador que, mediante
coordinadoresde la inversión federal en cada estado, podrán hacer política con mucho dinero público manejado con miras electorales.
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