Bernardo Bátiz V.
V
an quedando atrás el asombro en todos, la alegría de muchos, la consternación en algunos y el temor entre quienes se beneficiaron con el sistema derrotado en las urnas. Las aguas retornan a su cause y los tradicionales enemigos del cambio retoman sus críticas y acusaciones, los calificativos cargados de odio y temor desde las redes sociales y las plumas de alquiler.
En esta etapa de la vida política del país, la consigna del sistema es convencer al mundo entero de que
todos somos iguales, que quienes llegan al poder por la vía democrática están destinados fatalmente a repetir los vicios y errores de siempre; aseguran que Morena será un nuevo PRI, no conciben que es posible un cambio o creen que enturbiando las aguas van a impedirlo.
La sanción que el Instituto Nacional Electoral (INE) impuso a Morena por el fideicomiso para los damnificados, organizado por ciudadanos del partido, pero no en su nombre, es ejemplo de esta actitud.
Cuando se aclaró que Morena no podía destinar sus prerrogativas a ayudar a los afectados por el sismo, se creó, por invitación de Andrés Manuel López Obrador, un fideicomiso de ciudadanos que respondieron; se firmó el contrato con un banco y diputados, asambleístas, senadores y ciudadanos, unos de Morena y otros muchos sin partido, todos con espíritu generoso, depositaron las cantidades que podían y cuando éstas excedían una cantidad específica, se veían obligados a dar varias vueltas a la ventanilla, a eso los organizadores de las elecciones, que nunca pudieron evitar los carruseles de votantes, lo denominaron con ese peyorativo nombre de
carruselpara desprestigiar por ellos mismos y dieron una carga negativa ante la opinión pública a lo que no era sino generosidad.
Para aprovechar el desprestigio de la palabra carrusel, se la endilgaron a las personas que depositaban varias veces cantidades permitidas por el banco en la cuenta del fideicomiso Por los demás”. Lo que se hizo no está prohibido y, salvo algunas cantidades menores, los depositantes firmaron documentos para autorizar al banco que verificara el origen de las sumas depositadas y hasta el último centavo entregado está respaldado por un recibo del beneficiado, copia de su credencial de elector y fotografía de los daños en la vivienda o negocio.
La respuesta a la multa y a la difamación por Morena fue un recurso ante el Tribunal Electoral con los argumentos y las pruebas del partido. Los integrantes del fideicomiso respondieron en una rueda de prensa en la que exhibieron la documentación que acredita la legalidad del fideicomiso y han acudido a entrevistas de prensa, radio y televisión con el fin de explicar cada detalle del proceso.
Pero la mejor respuesta ante la infamia ha sido la actitud de los candidatos electos que se aprestan a asumir sus cargos, dando muestras de madurez y seriedad, al asumir que el cambio empieza desde los preparativos, sin protagonismos ni desplantes. La mejor escuela de gobierno es la oposición y en México ésta llegó al poder y, tanto a escala federal, así como en la Ciudad de México se gobernará pensando y no improvisando, con la elaboración de proyectos y reflexiones sobre las decisiones que se toman.
En la capital veo dos claros ejemplos: Claudia Sheinbaum anunció como próxima secretaria de Gobierno a Rosa Icela Rodríguez, quien suma experiencia, sencillez en el trato y preparación, cualidades que no siempre se encuentran juntas. Con ella, el Poder Ejecutivo de la capital contará con un apoyo político clave.
En el primer Congreso de la capital, poder que será contrapeso del Ejecutivo, también estará una mujer, Ernestina Godoy, experimentada y militante muy activa de Morena, será líder del grupo mayoritario. Su inteligencia, experiencia en trato con la gente y conocimiento de la vida parlamentaria, garantizan que la primera legislatura de la capital hará historia.
Morena contesta a la multa y a la difamación con trabajo e inteligencia.
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