lunes, 3 de septiembre de 2018

México SA

Videgaray, Guajardo y el jabón // Canadá saca la casta y no firma
Carlos Fernández-Vega
C
anadá tiene muy claro qué es la dignidad y cuáles sus intereses, algo opuesto a la supuesta representación mexicana en la modernización del TLCAN, pues, tras la instrucción de Donald Trump, Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo rápida y solícitamente se agacharon a recoger el jabón. De cualquier forma, Videgaray y Guajardo –sobe todo el primero– dejan un claro ejemplo de lo que nunca y de ninguna manera debe ser un funcionario mexicano que diga representar a nuestro país, pues es obvio que su pretensión siempre fue la firma y no el contenido de lo que denominan el nuevo acuerdo… bilateral.
A lo largo de un año –tiempo que llevó la negociación–, todo lo que ese dúo dinámico en un principio dijo que no haría ni aceptaría, por el bien de México, finalmente lo hizo y lo aceptó. Trump se impuso, la representaciónse dobló y nuestro país perdió. En cambio, Canadá no acepta las imposiciones ni los chantajes del salvaje de la Casa Blanca, y mucho menos la firma cualquier acuerdo, de tal suerte que sus negociadores abandonaron el diálogo con la representación de la antítesis de la diplomacia (mi postura será tan insultante que no habrá pacto con Ottawa; no puedo matar a esta gente, pero un posible acuerdo con ellos será sólo en nuestros términos): Trump.
Marcha fúnebre para el TLCAN, pues tras los más recientes tuitazos de Trump (“no hay necesidad de mantener a Canadá; no apremia una política de mantener a Canadá –en el nuevo TLCAN–; si no alcanzamos un buen acuerdo para Estados Unidos después de décadas de abuso, Canadá saldrá”) todo apunta a que la representación mexicana fue la única en recoger el jabón.
En vía de mientras, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (Cien) del Instituto Tecnológico de Monterrey recuerda, por ejemplo, la negativa del gobierno mexicano de modificar la regla de origen vigente en el TLCAN para el sector automotriz. Al inicio de las negociaciones era de 62.5 por ciento; tras el exitoso nuevo acuerdo aumentó a 75 por ciento, en beneficio de Estados Unidos.
El CIEN explica que la referida regla de origen evita imponer a un auto arancel en América del Norte, siempre y cuando más de la mitad de sus insumos sean de origen de cualquiera de los tres países firmantes del TLCAN original. En el nuevo acuerdo (bilateral) el contenido regional deberá ser de 75 por ciento, con un contenido de 40 por ciento proveniente de trabajadores que ganen más de 16 dólares la hora, salarios que no se pagan en México. ¿De dónde será el contenido? Al comparar los diferentes acuerdos comerciales que operan a escala mundial, detalla el Cien, se observa que la regla de origen que se acordó en el TLCAN en la década de los 90 es una de las más estrictas del mundo, de manera que incrementar el contenido regional a 75 por ciento luce desmesurado en primera instancia.
Si bien las empresas automotrices pueden modificar su actual capacidad instalada para ampliar su producción, las inversiones futuras destinadas a la construcción de complejos de fabricación de automóviles se verían limitadas de acuerdo con las nuevas medidas del tratado comercial propuesto. Además, al incrementar las remuneraciones hasta 16 dólares por hora para los trabajadores automotrices, México perderá parte de la competitividad.
Todo esto en un entorno donde la producción industrial de nuestro país no pasa por el mejor momento. Pero qué más da, si Videgaray y Guajardo ya firmaron y México cuenta con un nuevo acuerdo.
Las rebanadas del pastel
¿En serio sirve de algo que el inquilino de Los Pinos asuma la decisión del mega gasolinazo y la consecuente escalada de precios, en especial de la canasta básica? Él ya se va, y a lo largo de su sexenio no pagó un solo centavo por consumo de combustible. ¿Ton’s?, porque el porrazo nadie se lo quita a los mexicanos.
Twitter: @cafevega

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