Pobreza: tres décadas a paso veloz // México, entre los más desiguales
Carlos Fernández-Vega
T
res largas décadas de
combate a la pobrezamexicana sólo generaron más pobreza y mayor concentración del ingreso. En ese periodo, que involucra a cinco gobiernos neoliberales (de Salinas a Peña Nieto), el número de depauperados creció a paso veloz y, en contraparte, un grupo social cada vez más reducido se quedó con la rebanada más gruesa de la riqueza nacional.
No es gratuito, como lo registra La Jornada en su edición dominical, que la Cepal subraye que
a pesar de que en México 80.7 por ciento de los programas presupuestarios toca en algún punto los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), que tienen como propósito reducir la pobreza y proteger el medio ambiente, el país se encuentra entre los más desiguales de la región(Dora Villanueva).
La información de La Jornada detalla que
en desigualdad, México encabeza en la región la concentración de la riqueza: 20 por ciento de activos físicos y financieros, que implican las participaciones en bolsa, se concentran en 20 mil cuentas, expone la Cepalen su Informe de avance cuatrienal sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe.
Así es: una
política antipobrezaque resultó ser un fracaso (lo único que evitó, en el mejor de los casos, fue que los pobres no murieran de hambre, en el entendido de que los muertos no votan, aunque se dan casos), pues sexenio tras sexenio fue en aumento el número de mexicanos en tal situación, con todo y los cuantiosos cuan crecientes recursos presupuestarios oficialmente destinados a
combatirlas causas de la depauperación (en los hechos, cantidades multimillonarias terminaron en los bolsillos de funcionarios y amigos, como los de la Estafa Maestra comprenderán).
El 2 de septiembre de 1988, un día después de su fraudulenta toma de protesta, Carlos Salinas de Gortari puso en marcha lo que denominó Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), el cual sería –versión oficial–
el balance moral de la modernización.
Treinta años atrás, la población elegida por Salinas, el municipio insignia del Pronasol, fue el Valle de Chalco (al que el susodicho agregó el término Solidaridad), en donde tal programa lograría erradicar la pobreza. Pues bien, 25 años después (la información es de 2015), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) advierte que esa población es catalogada entre los 15 municipios del país
con el mayor número de personas en situación de pobreza extrema.
Lo mismo sucedió con los subsiguientes inquilinos de Los Pinos: Zedillo renombró el programa y lo denominó Progresa; Fox lo modificó a Oportunidades, nombre que mantuvo Calderón; y Peña Nieto lo rebautizó como Prospera. Resultado: de Salinas a Peña Nieto el número de mexicanos pobres por ingreso pasó de 38 a 63 millones, y, de acuerdo con el Coneval, alrededor de 80 por ciento de los mexicanos son socialmente vulnerables. Entonces, he allí el brutal
balance moral de la modernización(CSG dixit).
Pero bueno, en el citado informe la Cepal ubica a México en el escalón número tres a nivel latinoamericano (que comparte con Paraguay, Colombia y Nicaragua) en lo que se refiere a la concentración del ingreso total, pues 20 por ciento de la población se queda con 48 por ciento, mientras el 20 por ciento más pobre a duras penas libra seis por ciento, una diferencia de ocho tantos favorable, desde luego, a los más ricos.
En la oprobiosa escalera de la desigualdad, detalla la Cepal, Brasil se coloca en el escalón número uno, pues 53 por ciento del ingreso lo acapara 20 por ciento de la población, mientras el 20 por ciento más pobre apenas se queda con cinco por ciento, una diferencia de 10.6 tantos. Y Guatemala ocupa la segunda posición, con una relación de 51 y 5 por ciento, respectivamente.
Las rebanadas del pastel
Entonces, por si hubiera duda: América Latina es la región más desigual del planeta, y en ese contexto sobresale México y sus resultados de
política social.
Twitter: @cafevega
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