Refinación: México en el sótano? // Alfonso Romo juega con fuego
Carlos Fernández-Vega
E
n naciones como China e India –los de mayor crecimiento económico mundial– sus respectivos gobiernos felizmente no hicieron caso a la machacona
recomendaciónde la tecnocracia mexicana, de que construir refinerías
no es rentable y sólo dilapidaría recursos públicos. En cambio, a lo largo de 36 años el gobierno mexicano (con sus seis caretas neoliberales) no sólo atendió puntualmente tal
recomendación, sino que dedicó tiempo, esfuerzo y muchísimo dinero para importar combustibles en volúmenes crecientes, a la par que dejó en el olvido al de por sí precario inventario (seis plantas) del sistema nacional de refinación, que hoy trabaja a su mínima expresión.
La Jornada informa que
México se ubica en el último sitio de 10 naciones (tres de ellas con desarrollo económico similar al de nuestro país) que tienen menor capacidad de refinación para cubrir su demanda interna de gasolinas. agrega:
mientras naciones como China e India tienen una relación de producción de gasolinas contra consumo de 100 y 99.5 por ciento, respectivamente, México apenas cubre 22.9 por ciento de su demanda con generación local, revelan informes del Banco Mundial (BM) y del Concilio Mundial de la Energía.
Pero no son los únicos países que tienen prácticamente garantizada la demanda interna de combustible. Está el caso de Estados Unidos (de donde México importa el mayor volumen de gasolina), con una proporción igual a la de India, es decir, 99.5 por ciento; le siguen España, con 98.9; Francia, 97.1 y Japón, 95 por ciento.
Para efectos latinoamericanos, Brasil tiene una capacidad interna de refinación para satisfacer 87.7 por ciento de su demanda de gasolina (importa 65 mil barriles diarios), y Colombia 87 por ciento (importa 12 mil). México, a duras penas, 22.9 por ciento (al cierre de 2017 producía alrededor de 200 mil e importaba más de 672 mil barriles).
Por ejemplo, España tiene 10 refinerías en su territorio, país con una población casi tres veces menor a la de México. O Japón, con una población equivalente a la mexicana, cuenta con 29 refinerías en las que procesa cerca de 920 mil barriles de gasolina por día. Importa crudo para procesarlo, en el entendido de que el valor agregado está, precisamente, en su refinación. Estados Unidos cuenta con alrededor de 135 refinerías, con una capacidad diaria superior a 8 millones de barriles.
En fin, como se observa, los tecnócratas mexicanos están como aquel chiste (que en realidad no lo es) que narra las aventuras de un ex presidente mexicano (puede ser cualquiera de ellos) que circula a contrapelo por el Periférico y se mofa de
todos los pendejos que vienen en sentido contrario.
Durante su estancia al frente de la dependencia, quien fue secretario peñanietista de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, repitió la cantaleta:
desde hace 30 años la refinación no ha sido negocio rentable para México, pero a la par presumía que
hay grupos (de empresas petroleras) que se han acercado a la Sener interesados en poner refinerías y analizan áreas como Campeche, Tabasco, sur de Veracruz y Tamaulipas. Entonces, cómo es la jugada: ¿no es rentable para México, pero sí para los consorcios privados?
Lo anterior, desde luego, sin olvidar la creciente dependencia energética del exterior, mientras China e India crecen a paso veloz, con combustibles propios.
Las rebanadas del pastel
Al jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, le encanta jugar con fuego. Ayer dijo que
no hay riesgo de recesión económica en el país; no la veo, cero, y les apuesto 20 a 1 que no habrá recesión, o 100; ¿quién me la toma?. Tal declaración recuerda la de Felipe Calderón, en septiembre de 2007:
nunca más una crisis que afecte a los mexicanos; nuestra economía es tan sólida que, pese a que EU tenga una falla mecánica, aquí no habrá crisis, pase lo que pase, ni ahora ni a mediano plazo. Un año después, la economía se hundió. Entonces, qué necesidad.
Twitter: @cafevega
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