Deuda: círculo perpetuo // Cáncer para la naciones
n un planeta cada día más endeudado y empobrecido, ahora sacudido por la mayor pandemia del último siglo, la brillante solución
planteada por la mayoría de los gobiernos, cúpulas empresariales y organismos financieros internacionales es… más deuda para combatir
la pobreza, en un círculo perpetuo que sólo ha saqueado a las naciones y depauperado a sus habitantes.
En ese contexto, durante su participación en la cumbre virtual
del Grupo de los 20, el presidente López Obrador planteó la urgencia de quitar montos de deuda y del pago de su servicio a naciones pobres del mundo
y garantizar que los países de ingresos medios puedan tener acceso a créditos con tasas de interés equivalentes a las vigentes en los desarrollados
.
Con la cooperación y la ayuda mutua, la comunidad de naciones superaría este doloroso periodo; espero que seamos capaces de dejar en la historia un ejemplo de cómo hacer frente a una amenaza sanitaria mundial y a una grave crisis económica mediante la aplicación del principio de la fraternidad universal
, dijo el mandatario.
Sobre el caso mexicano, López Obrador advirtió que la crisis económica que precipitó la pandemia afectó la actividad productiva y el crecimiento disminuyó en una proporción sin precedente en los pasados 90 años. Por ello, aunque no contratamos deuda adicional, la consecuente pérdida de riqueza elevó la deuda pública de nuestro país de 44.8 a 51.1 por ciento del producto interno bruto
, y algo similar ha sucedido en todo el mundo, porque a partir de la pandemia la deuda (global) creció 20 por ciento en promedio, y si no abordamos este asunto desde ahora, en el futuro se va a convertir en otra amenaza para la estabilidad económica y al bienestar social
del planeta.
Pero, con pandemia o sin ella, la deuda no ha dejado de crecer. Para el caso mexicano, en lo que va del nuevo siglo (gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto) el débito total se incrementó 500 por ciento –sin que ello se haya traducido en crecimiento y desarrollo– y el pago anual por intereses rápidamente se aproxima a un billón de pesos.
Cierto es que la propuesta de López Obrador no es nueva, como tampoco la conveniente sordera de las naciones desarrolladas y la plaga financiera que azota al mundo. Organismos financieros como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han hecho mínimas quitas a las deudas de los países más pobres del planeta –más propagandísticas que efectivas–, sólo para que el endeudamiento siga su carrera ascendente.
De hecho, al cierre del año pasado la deuda de los países de ingresos medios y bajos (la mayoría en el planeta) superó los 8 billones de dólares (millones de millones), y contando. Y en el cuento de nunca acabar, por el servicio de su débito (intereses y amortización de capital) ese grupo de naciones, sólo en 2019, erogó cerca de un billón 100 mil millones de billetes verdes, más del doble que en 2011, de acuerdo con la estadística del Banco Mundial.
Cómo olvidar el diagnóstico de Fidel Castro (Diálogo continental sobre la deuda de América Latina y el Caribe, 1985): “el cobro de esta deuda y el sistema injusto de relaciones económicas es la más flagrante y brutal violación de los derechos humanos; una parte pequeña del conjunto de la deuda se invirtió en cosas útiles, pero todos sabemos que una gran parte se invirtió en armas, se despilfarró, y sabemos, además, que una gran parte se fugó, ni siquiera llegó a la América Latina… El problema ha hecho crisis.
No hay nada más parecido a un cáncer que la deuda externa; todo lo que se deje de ese tumor maligno propicia su reproducción. El imperialismo ha creado esa enfermedad, ese cáncer, y tiene que extirparse quirúrgicamente, totalmente. No veo otra solución. Todo paliativo tiende a agravar el mal.
Y 35 años después, la deuda no sólo ha crecido de forma brutal, sino que los gobiernos, las cúpulas empresariales y los organismos financieros internacionales aseguran que la solución
es mayor endeudamiento.
Las rebanadas del pastel
Por aquellos ayeres se propuso un nuevo orden económico mundial y las potencias cumplieron: impusieron el neoliberalismo.
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