viernes, 2 de mayo de 2014

Poniatowska, la periodista

Gabriela Rodríguez
Y
o también me siento muy orgullosa de que Elena Poniatowska haya recibido el Premio Cervantes. Porque ella nos representa y habla por nosotros, tal como lo afirmó: me enorgullece caminar al lado de los ilusos, los destartalados, los candorosos. Qué bien nos caracteriza como los ilusos, los que seguimos en la oposición pese a las causas perdidas, los que queremos cambiar el mundo a sabiendas de que el poder está del otro lado y concentra la riqueza, la riqueza material y militar. Su voz tiene la fuerza de quien no teme a nadie, es una voz que reproduce las ideas del pueblo, las de quienes pensamos que los mexicanos somos los dueños de la tierra, del agua y del petróleo.
Al enterarse del Premio Cervantes y recibir a los colegas periodistas les dijo: Este es un premio para todos ustedes, para los periodistas, porque yo soy periodista. Digna representante de este género literario que, según García Márquez, es el más bello del mundo, Elena es un modelo para quienes nos acercamos al periodismo. Mujer ubicua, entrevista a los importantes en el lugar y en el momento de los hechos. Ella pregunta, como las niñas, pregunta y vuelve a preguntar y no se cansa de preguntar.
Poniatowska es una literata contemporánea, porque el periodismo es la literatura del presente, se trata de un arte peligroso pero necesario; mientras la ficción es un lujo, el periodismo es una necesidad. Hay que trabajar contrarreloj y correr riesgos, asumir abiertamente una posición frente a hechos recientes y defenderse frente al mundo; hay que identificarse como sujeto político, en el más hondo sentido del término. Al contrario de lo superficial, en su descripción de los hechos no sólo escucha y observa; también toma nota de lo que ocurre, de la facha y los olores, los gestos y las actitudes, registra cómo se mueven la gente y las cosas, las creencias y las circunstancias; ella hace descripciones densas, como dijera Clifford Geertz. Pero en su análisis no retoma conceptos teóricos, sino que interpreta desde el idioma y el contexto personal, desde la lengua y experiencia de vida. Ha creado un estilo, el estilo Elena Poniatowska.
Periodista y feminista sin arrogancias, mujer que sonríe al final de cada frase y para quien las causas de las mujeres son asuntos de alta política, dice que lo grave en nuestro universo es que a las mujeres les cuesta mucho pasar de ser florero, crecer a través de espinas y llegar a rosas, un trabajo arduo, en el que no colaboran los hombres, pero sin las mujeres el país se caería en mil pedazos, porque ellas son un elemento aglutinador, resistentes y muy generosas. En 2007 Elena contribuyó para que cambiara la ley del aborto. “Escribí La herida de Paulina porque es indignante que en un estado donde el aborto por violación es legal, éste le haya sido negado a una niña de 13 años. Médicos y asociaciones religiosas se salieron con la suya en aras de una abstracción (…) El procurador de Derechos Humanos emitió una recomendación dirigida al gobernador en la que pide la destitución del director del hospital y la creación de un fideicomiso para reparar el daño material y moral causado a la futura madre, para cubrir los gastos realizados hasta ahora, la educación y atención médica de la madre y la criatura hasta la mayoría de edad. –¿Ha aceptado el gobernador la recomendación? –No, al contrario. A raíz del caso, el PAN vuelve a presentar una iniciativa de ley al Congreso para reformar la Constitución federal y el derecho a la vida desde la concepción. Me quedé petrificada. Si yo misma, ya vivita y coleando, nunca he sabido cuándo comenzó mi vida a ser mi vida, si hice verdaderamente lo que quise hacer, ¿cómo voy a saber cuándo comienza la vida de un embrión? Si ni siquiera sé qué es el alma y la confundo con espíritu, cerebro, conciencia y sique, ¿qué voy a hacer frente a semejante disyuntiva?” ( La herida de Paulina, Planeta, México 2007, pp. 9 y 81). A pregunta expresa sobre la ley de despenalización del aborto, que está que arde en España, respondió: “Obviamente soy católica, tengo antecedentes religiosos y de niña scout, pero creo que la única que debe decidir sobre su cuerpo es la mujer” (25/4/14, Europa Press). Cuenta con 437 mil seguidores en el Twitter. Recuerdo el primero que envió: A ver si me sale el mensaje, porque soy muy chambona con estas cosas.
Su ética es subversiva, escribe para La Jornada y para la oposición, hasta en Opinión de Televisa se atreve a criticar al monopolio de los medios y a develar la construcción de la primera dama. La amiga de Monsi, de AMLO y de tantos, reprueba con la misma fuerza al sistema electoral y los feminicidios, a la corrupción y las reformas. Sueña con México como un país donde todos se vayan a dormir habiendo comido todos lo mismo. Con los recursos del premio fundará un albergue y un taller literario para gente sin recursos.
Princesa del jitomate,
Emperatriz del maguey Condesa del tepalcate, tal como fue caracterizada en la canción creada por Liliana Felipe y Jesusa Rodríguez, la descendiente del rey Estanislao Augusto Poniatowski rompió con la solemnidad de la realeza al recurrir a un discurso sin tapujos y al usar crinolinas de tehuana. Hace tiempo que decidió cambiar su sangre azul para mejor inyectarse mole poblano en las venas.
Twitter: @Gabrielarodr108

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