El Mencho y el Lencho
En la imagen, militares “patrullan” poblados de la costa de Jalisco, en el marco del “Operativo Jalisco”.
Por: Jaime Avilés (@Desfiladero132)
26 de mayo de 2015. Al menos, según Proceso, 43 habitantes de Villa Purificación, Jalisco, fueron asesinados por fuerzas federales el pasado primero de mayo, cuando un ataque sorpresa en contra del Cártel Jalisco Nueva Generación culminó en catástrofe, al decir de fuentes cercanas al gobernador Jorge Aristóteles Sandóval, debido a una “filtración” proveniente de la Policía Federal, controlada por MAO (Miguel Ángel Osorio), el secretario de Gobernachong.
No debe extrañarle a nadie. MAO, al aplicar el plan del general colombiano Óscar Naranjo para crear las autodefensa paramilitares de Michoacán en contra de La Familia, contó con el apoyo –documentado puntualmente por el periodista José Gil Olmos– deNemesio Oceguera Cervantes, el Mencho.
En la versión oficial, ese primero de mayo el máximo cuerpo de élite del Ejército iba por el Mencho, que a la postre se dio a la fuga gracias al pitazo. Lo que ya no se dijo es que tras la batalla que cobró la vida de al menos 18 militares, las tropas entraron a saco en Villa Purificación, siguiendo el manual de guerra de baja intensidad creado por Estados Unidos durante la guerra de Vietnam y adoptado por México en la lucha contra Genaro Vázquez y Lucio Cabañas.
Los soldados se metieron a Villa Purificación para “quitarle el agua al pez”, o dicho de otro modo, a diezmar lo que MAO considera la base social de apoyo del Mencho. Poco documentada aún, esa matanza perpetrada contra civiles –probablemente rehenes de los narcos– es el antecedente inmediato de la que el pasado viernes consumó el régimen en Ecuandureo, Michoacán, dentro de un rancho a 20 kilómetros de la frontera de Jalisco sobre la carretera Guadalajara-Morelia.
Pese a que la prensa oficiosa reprodujo la insostenible versión de que se trató de un “enfrentamiento”, los testimonios de los vecinos afirman que el operativo de exterminio comenzó al amanecer con un ataque desde un helicóptero artilladoy, hasta ahora, el único video disponible en redes sociales muestra que, en cierto momento, los federales intercambiaron disparos entre ellos mismos, de lo cual resultó un policía muerto.
Casi la mitad de los civiles asesinados eran campesinos de Ocotlán, pero igual que en Villa Purificación, todo sugiere que su aniquilamiento en Ecuandureo respondió a la estrategia de “quitarle agua” o supuesta base social al Mencho, ex aliado, no lo olvidemos, de MAO Chong en la guerra contra la Tuta.
Quepa o no esta interpretación lírica de los hechos, lo cierto es que Peña Nieto acumula ya cinco matanzas en menos de dos años y medio de “gobierno”, solamente dentro del emporio de la amapola, que redituó al país, en 2014, alrededor de 22 mil millones de dólares: a saber, las de Tlatlaya, Iguala, Apatzingán, Villa Purificación y Ecuandureo, todas ellas en el triángulo de los estados unidos por la goma de opio.
No deja de ser significativo –pero en modo alguno paradójico– que Peña, vía MAO, aplique una política de tierra arrasada con el supuesto fin de restaurar la gobernabilidad y al mismo tiempo desarrolle un claro golpe de Estado contra el Poder Legislativo, mediante la campaña ilegal del Partido Verde, que respaldan los empresarios dueños de todo, la dictadura mediática y la banda comandada por un delincuente tan poderoso como el Mencho: Lorenzo Córdova Vianello, el Lencho.
Todo apunta a lo mismo: la devastación del territorio donde hasta hace algunos años se asentaba lo que fue nuestro país, una formación social, política y económica, en donde se implantaron las leyes del federalismo en beneficio de un régimen centralista, que nunca tuvo una verdadera estructura republicana con auténtica división de poderes, un milagro que México gozó, efímeramente, sólo durante los gobiernos de Juárez y Lerdo, pero ni siquiera con ellos, existió democracia electoral.
Si nunca, o casi nunca, tuvimos una república, hoy tampoco tenemos ya un país, pues vivimos en una plataforma exportadora de drogas, un enclave de recursos naturales, un protectorado de Estados Unidos –administrado por la versión más amable del Estado Islámico, que es el estado de México– y una nueva colonia española, sobre la que el Boletín de la Corona (otros lo conocen como periódico El País)no se cansa de advertirnos el peligro que representan los “bolivarianos” como López Obrador.
¿Golpe de Estado contra el Poder Legislativo? Sí, para imponer una mayoría artificiosa integrada por el PRI y el Verde, que privatizará el agua con el apoyo incondicional del PRD y los panistas. ¿Matanzas en pro de una política de tierra arrasada? Por supuesto, pero también advertencias contra quienes aspiran a sublevarse en Guerrero y en Oaxaca para tratar de impedir los comicios, e incluso contra quienes protesten por el fraude electoral que será monstruoso.
Desde el primero de diciembre de 2012 me han llamado la atención dos hechos: el mensaje de la banda presidencial adulterada (con el rojo arriba y el verde abajo) que Calderón entregó a Peña Nieto como símbolo, quizá, de un pacto de sangre, y la indiferencia absoluta que el país siente al respecto.
Quizá todo el mundo entiende que Felipe y Enrique son uno y el mismo y sólo cambian de máscaras, a tal grado que este martes, por qué no, a la mejor Calderón con cara de Peña recibió a la presidenta de Brasil (que en realidad era Lula maquillado de Dilma), en tanto Peña, con cara de esposo de Margarita Eva Zavala Braun, disfrutaba una competencia automovilística en el extranjero.
¿Y todo este alegato para qué? Para llegar a lo mismo: las elecciones del 7 de junio, contrastadas ahora con las del domingo pasado en España, donde una nueva fuerza de izquierda llamada Podemos convocó a los jóvenes y a los abuelos, y los convenció de votar contra el matrimonio de Pepe (el Partido Popular) y Zoe (el Partido Socialista Obrero Español, PSOE), el PRIAN de allá, pero sin PRD-Verde.
¿Que en España el sistema electoral funciona? Ni quien lo dude. España es la frontera entre África y Europa. Si España cae, como decía Vallejo, los nuevos vándalos y alanos entrarán a Europa ya no cruzando el Rin sino el Guadalquivir y la Unión Europea no puede permitírselo.
¿Que después los electos suelen ser domeñados por los poderes fácticos? Por supuesto (así lo explica Pilar Velasco en el ensayo que publicó Polemón el domingo). Lo que falta es que las nuevas fuerzas de izquierda rompan esta tendencia. Así, por las mismas razones por las que allá hubo elecciones democráticas, aquí van a ser demotrágicas pues ya no somos un país, no lo olvidemos, sino sólo una franja de tierra invadida por las tribus más depredadoras del universo.
De allí, pues, la terquedad. Para contrarrestar al partido único (el PRI y sus sectores, PAN, PRD y Verde) hay que votar por Morena, imaginando una Cámara de Diputados ideal con, supongamos, 50 diputados que tengan la inteligencia, la frescura y el valor de Luisa Alcalde y hagan suya la agenda de los presos políticos, los pueblos indios, la desaparición forzada, la oposición a la mega minería tóxica y el frácking.
En España, donde la democracia funciona, el voto nulo fue de menos de 2 por ciento. Aquí, donde nada funciona, será de 5 o de 6. Hacer campaña para que ese porcentaje sea a favor de Morena es la tarea más revolucionaria que está al alcance de los jóvenes, empezando porque ellos mismos se convenzan y dejen de creer que su decencia y su desprecio por las urnas avergonzarán a nuestros verdugos, asesinos insaciables.
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