Martha de Jesús López Aguilar*
E
n julio de 2014 se aplicó el primer concurso de ingreso al servicio profesional docente en educación básica, como supuesta única vía de entrada a la docencia. En el documento Los docentes en México: informe 2015, del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en el capítulo 4 se presentan evidencias estadísticas de los resultados obtenidos por los sustentantes, los cuales se comparan con un estándar de desempeño homogéneo y se clasifican, de acuerdo al nivel, como idóneo y no idóneo.
En educación básica se emitieron dos convocatorias: una para egresados de escuelas normales públicas y privadas, en la que participaron 72 mil 870 sustentantes; la segunda –pública y abierta–, para egresados de otras instituciones de educación superior (IES), incluida la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), con 57 mil 642. Fueron un total de 130 mil 512 sustentantes en los exámenes nacionales y complementarios por nivel, modalidad y asignatura de educación básica.
Hubo un ataque mediático, según el cual seis de cada 10 maestros reprobó el examen, pero los datos proporcionados por el informe del INEE lo desmienten. El resultado de la evaluación fue 40.4 por ciento idóneo, de los cuales 69 mil 962 provenían de escuelas normales, con 45.4 por ciento de idóneos, resultado superior al de los 53 mil 76 aspirantes que provenían de la convocatoria pública y abierta, con 33.9 por ciento idóneo.
Por el tipo de institución de procedencia, los egresados de escuelas normales públicas obtuvieron 48.9 por ciento de resultados idóneos, en comparación con las normales privadas, con 34.9 por ciento. Los egresados de IES privadas y de la UPN obtuvieron bajos resultados, con 73.2 por ciento y 73.1 por ciento de no idóneos, respectivamente. Sin embargo, estos datos presentan un sesgo dadas las diferencias curriculares en la formación que ofrecen estas instituciones, cuyos egresados no fueron formados para desempeñarse como docentes frente a grupo, sino como sicólogos y pedagogos.
Los egresados de las normales que presentaron el examen (28 mil 93) lograron los mejores resultados, pues 55.9 por ciento obtuvo un promedio de 9.0 a 10 y se ubicaron como idóneos, contra una cantidad muy reducida de 175 egresados normalistas, con un promedio de 6.0 a 6.9 y en el cual 76 por ciento se ubicó como no idóneo.
En tanto, las mujeres, en especial las egresadas normalistas, obtuvieron un porcentaje mayor de resultados idóneos que los hombres.
A partir de los datos del INEE se advierte que los egresados normalistas son los mejor preparados para realizar la labor docente, ya que con la comparación de datos, las normales privadas y las instituciones públicas y privadas, así como la UPN, se ubicaron con un mayor porcentaje como no idóneas, de acuerdo con los niveles de desempeño e institución de procedencia, por promedio de licenciatura, por rango de edad y por sexo.
Esta evaluación estandarizada impacta negativamente a los sustentantes de prescolar y primaria indígena que obtuvieron más de 70 por ciento de no idóneo. Esto puede deberse a una situación sociocultural que los distingue por sus usos y costumbres como pueblos originarios y la gran diversidad cultural que los caracteriza, contraponiéndose a la homogeneización y estandarización de los conocimientos y habilidades hegemónicos, de una neocolonización impuesta como pensamiento único, con el propósito de garantizar que el proceso de evaluación mantenga los estándares de calidad técnica requeridos por la globalización económica. Sin embargo, ¿qué va a pasar con los aspirantes a ocupar una plaza, si en la tercera evaluación vuelven a salir no idóneos? ¿Significa que el sector indígena se quedará sin maestros? ¿Quienes ocupen las plazas vacantes tendrán el perfil requerido?
El concurso de ingreso al servicio profesional docente es injusto; algunos aspirantes ya presentaron su segunda oportunidad, y si en julio próximo realizan su tercera evaluación y salen como no idóneos, quedan definitivamente fuera del sistema educativo para poder acceder a una plaza docente, pues son boletinados. No es correcto que la estabilidad laboral dependa de un examen y que un maestro de nuevo ingreso desplace a un docente en servicio con experiencia, por haber aprobado un examen, que no define ser mejor maestro. El gobierno no ofrece lo que promete, ya que es mayor el número de docentes clasificados como idóneos que el número de plazas que se prometen. Hay estados que no cuentan con ninguna plaza que ofrecer y sólo abrieron unas cuantas para simular que es el
únicomecanismo de asignación. O se concursan plazas que no se tienen o que no existen de acuerdo con la currícula. La información para otorgar plazas se mantuvo en la opacidad y a discreción, con un trato indigno a los concursantes.
Para el proceso de 2015 ya no se dará preferencia a los egresados normalistas, pese a los resultados favorables obtenidos; la tendencia es terminar con las normales, empezando por las rurales. Son 350 mil los sustentantes que presentarán el examen, unos por primera vez concursan por una plaza en educación básica y media superior, otros son los que al término de su primer año escolar en el sistema educativo serán evaluados.
Es evidente que con la reforma el sistema educativo se encuentra en un mayor caos, se profundiza la crisis educativa y la inestabilidad laboral, aumentando el desánimo de ser maestro, quedando escuelas sin profesores y docentes desempleados, lo cual traerá graves consecuencias para la educación, para el futuro de los mexicanos y el desarrollo del país.
*Profesora normalista de la sección 9 de la CNTE, maestra en investigación educativa, autora del libro La primavera magisterial de 1989
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