Habitantes y funcionarios ven con desconfianza a los fuereños
Ernesto Martínez y Gustavo Castillo
Corresponsal y reportero
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de mayo de 2015, p. 5
Miércoles 27 de mayo de 2015, p. 5
Ninguna autoridad de los municipios de Tanhuato y Ecuandureo quiere reconocer que en sus territorios se encuentra el rancho El Sol, donde la Policía Federal mató a 42 presuntos integrantes del cártel Jalisco Nueva generación (CJNG). Al igual que los habitantes, los funcionarios tienen miedo de hablar.
El viernes pasado, oficialmente las fuerzas federales combatieron durante tres horas a los miembros del CJNG. Los cálculos gubernamentales señalan que en el rancho había entre 65 y 70 hombres; 42 murieron, tres fueron detenidos y del resto no se sabe nada.
Durante un recorrido por los pueblos aledaños al rancho, pocos se atreven a hablar: ‘‘Lo único que sabemos es que el dueño es de Guadalajara’’, indicó un funcionario del ayuntamiento de Tanhuato, quien solicitó el anonimato.
La cabecera municipal de este ayuntamiento de unos 7 mil habitantes permanece silenciosa y todos observan con desconfianza a los fuereños. Es una población próspera, productora de legumbres y de leche, pero informes de la procuraduría de Michoacán señalan que al igual que en los municipios de Yurécuaro y Villamar los grupos delictivos de Jalisco han mantenido asolada la región. En los alrededores del palacio municipal hay tranquilidad aparente. Las respuestas que dan los pocos que aceptan charlar casi son las mismas: ‘‘Aquí no sabemos nada, todo está tranquilo, como siempre’’.
El personal de comunicación social de Tanhuato fue concreto: ‘‘Vayan a buscar información a Ecuandureo. Ese rancho pertenece a ese municipio. Incluso el alcalde, Jesús Infante, ya declaró, y nuestro presidente, Juan Ignacio Cuevas, fue a arreglar un asunto a Morelia’’. Ya no hubo respuesta a ninguna otra pregunta.
En Ecuandureo, la dueña de una papelería afirmó: ‘‘Nosotros nos enteramos de los fallecidos por la televisión, pero aquí no se escuchó nada’’. Como no sabía que ya se había tratado de obtener información en el municipio vecino, advirtió: ‘‘Si van a Tanhuato tengan mucho cuidado, porque ahí la cosa está caliente’’.
Han transcurrido sólo cuatro días y por el rostro de los policías y de la gente de Ecuandureo y Tanhuato parece que el enfrentamiento acabara de ocurrir. Todo es silencio y se mira con desconfianza a cualquiera que no sea de la comunidad.
Para llegar al rancho El Sol se debe entrar por la población de Villa Mar, que se localiza en los límites con el municipio de La Barca, Jalisco, que está a 30 kilómetros de Ocotlán, de donde eran originarios la mayoría de los 42 presuntos delincuentes muertos.
Justo en el kilómetro 370 de la autopista México-Guadalajara está el rancho de 112 hectáreas donde se dio el enfrentamiento el pasado 22 de mayo. En los caminos aledaños se ven cientos de hectáreas que están por cultivarse o en abandono, y sólo tres o cuatro personas y tres vehículos. El sitio está desolado a pesar de que es una zona muy productiva.
En el rancho la puerta continúa cerrada y el acceso es custodiado por cinco patrullas de Fuerza Ciudadana, Fuerza Rural y de la Policía Ministerial. Nadie que no sea autoridad puede entrar.
Mientras, funcionarios que participan en el Gabinete de Seguridad Nacional informaron que los cien policías federales que participaron en el enfrentamiento con presuntos integrantes del cártel Jalisco Nueva generación ya rindieron declaración ministerial ante autoridades federales y locales, y la Unidad de Asuntos Internos de la corporación abrió un expediente para llevar a cabo sus propias indagatorias y analizar si los agentes incurrieron en excesos durante lo sucedido en el rancho El Sol.
Al respecto, funcionarios de la Procuraduría General de la República revelaron que las pruebas toxicológicas realizadas a 20 de los cuerpos de los presuntos delincuentes arrojaron que 14 de ellos dieron positivo en consumo de cocaína, mariguana y/o metanfetaminas.
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