lunes, 8 de mayo de 2017

Revista Polemón

Lesvy o el crimen como espectáculo

Lesvy o el crimen como espectáculo
Por: Jaime Avilés (@Desfiladero132)
8 de mayo 2017.- La crisis, por decreto presidencial, sólo existe en nuestra mente. Si decimos que nuestra realidad no se parece a la realidad oficial, cuidado: tenemos problemas de percepción. No vemos la vida ni las muertes cotidianas como las vePeña Nieto.
Yo, por ejemplo, percibo —no sé ustedes— que el asalto de un comando paramilitar a un Wal Mart del DF, el asesinato de un bebé y la violación de su madre y su hermana en la carretera México-Puebla, el feminicidio de Lesvy Berlín en la UNAM y su crucifixión sobre una cabina telefónica, son crímenes prefabricados, crímenes de diseño, crímenes de alto impacto.
Percibo que ante su derrota en las elecciones de junio, el grupo terrorista, Estado de México, echa mano de todos sus recursos y de todos sus aliados, para que los crímenes de alto impacto que “alguien” está produciendo, nos asusten, nos den miedo, nos paralicen para que no salgamos a votar.
Narcomanta en la que amenazan a AMLO. Foto: Especial
Caso uno: Detrás del poste de Acolman, donde apareció una de las narcomantas con amenazas de muerte a AMLO, se erige la casa de un diputado del PRI. Salvador García Soto, columnista de El Universal y vocero oficioso de Manlio Fabio Beltrones, se enoja, y protesta públicamente, porque AMLO no se asusta. Sin temor al ridículo afirma: “El país ya no está para otro magnicidio como el de 1994“. AMLO, en respuesta, vuela en una destartalada avioneta por la sierra de Nayarit.
Caso dos. Un padre de familia viaja con su esposa y con su hija por una carretera nocturna en Estados Unidos. Cuando entra en una zona donde los teléfonos celulares no sirven, un automóvil sale de la nada y lo obliga a detenerse. Unos bad men lo golpean, y después violan y asesinan a su hija y a su esposa. ¿Dónde sucedió esto? En la películaAnimales nocturnos, con Amy Adams, que fue estrenada en México en 2016.
La semana pasada, en la realidad que según Peña malpercibimos, un padre de familia viajaba de noche por la carretera México-Puebla, dirección DF, con su esposa, su hija y su bebé. El hombre detiene el carro, se baja a orinar. Una camioneta surge de la nada y lo atraca. Los bad men matan de un tiro  al bebé, violan a la mujer y a la niña, las asesinan y se van. El padre, testigo de tanto horror, queda vivo… como en Animales nocturnos.

El crimen como espectáculo

Caso tres. No puede haber más saña y teatralidad macabra en el feminicidio de Lesvy Berlín Osorio. Los productores de crímenes de alto impacto no pudieron haber escogido mejor la escena. Un cadáver aparece en el contorno boscoso de la facultad de Ingeniería. Es una estudiante del CCH Sur.
Para la prensa mierda es un manjar suculento: una muchacha estrangulada, un cuerpo desnudo. Una locación perfecta: un panal de 300 mil abejas. Rodolfo Ríos, procurador de Mancera, repite la fórmula de Narvarte: culpar a las víctimas.
A Lesvy la acusa de lo siguiente: no trabajaba, no estudiaba, era paseadora de perros, era alcohólica y drogadicta. ¿Consecuencia inmediata? Las redes sociales le pegan el hashtag #Drogadicta La madre responde: era sana, era inteligente, era políglota, hablaba seis lenguas.
Nadia Vera tomó whisky y fumó la noche antes de su asesinato. Era licenciada en gestión cultural, era gerente de un grupo de danza en el que bailaba su hermano. Para el procurador de Mancera, que se ha dedicado a golpear, perseguir, encarcelar jóvenes todo el sexenio, el whisky y la mota fueron claves para entender el por qué de su muerte. A las amenazas de muerte que Nadia recibió en Veracruz, no les concedió importancia.
Sergio Sarmiento entrevistando a AMLO. Foto: Especial
Caso cuatro. Mucha gente no entiende, todavía, que hay una fractura honda en la cúpula del poder, una ruptura tan ancha ya, tan obvia ya, que personeros del salinismo comoSergio Sarmiento se permiten —y los editores de Reforma autorizan— que se burle de AMLO usando una cita modificada: en tono burlón, convierte en jotas las eses de cada palabra del tabasqueño. Es un desafío racista y clasista, un insulto, un mensaje de alguna de las fracciones del régimen a las demás.
Cuando critica la brutalidad que la Marina despliega en Nayarit, toda la perrada le ladra: el Clavillazo, Osorio Chong, el de Defensa, otra vez Clavillazo, otra vez Chong, y finalmente Peña Nieto, a coro lo acusan de faltarle al respeto a las fuerzas armadas.
Loret de Mola hace un programa que Televisa titula: “AMLO vs las Fuerzas Armadas”. Chayoteros de toda índole se suman al linchamiento. Pablo Hiriart, sobrino de Augusto Pinochet, acusa a John Ackerman de ser el hombre de Putin en México. La campaña parece que va hacia una descabellada declaración de guerra contra el Kremlin, y de repente silencio. Alguien, quién sabe quién, quién sabe dónde y por dónde, los pone en orden: ¡a callar, señores! Y todo el mundo pasa a otros temas.
AMLO en la firma del acuerdo de unidad en Guerrero. Foto: Especial
La respuesta de AMLO tarda, pero llega. De hecho llegó en Chilpancingo, durante la firma del acuerdo de unidad por la prosperidad y el renacimiento de México: el padre de uno y la madre de otro de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, suscribieron el compromiso de ayudar a Morena a ganar las elecciones en 2018. A cambio, AMLO se comprometió a descubrir y castigar a los responsables de este crimen, aunque sean miembros del Ejército.
En redes sociales, los zapatuiters estallan porque, tal vez, lo que más les duele es que la mujer firmante sea madre de un estudiante, hoy desaparecido, que trajo al mundo en lamentable connubio con Antonio Tizapa, el maratonista guerrerense que la siempre avispada Malú Huacuja, usó de trapo para reventar la conferencia de AMLO en Nueva York.
Más se acercan las elecciones, más espacio acaparan las noticias políticas en las secciones de nota roja. Los crímenes de alto impacto, los crímenes de diseño, el horror como espectáculo, son crímenes políticos. Moraleja. ¿No quieren que salgamos el 4 de junio? Salgamos a enterrarlos votando.

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