Silencio cómplice
La violencia en Tláhuac
Tan lejos del centro
Miguel Ángel Velázquez
U
no de los cómplices más crueles de la violencia en la delegación Tláhuac es el silencio.
En aquel lugar, parte de la capital de México, han ocurrido no sólo los hechos que pusieron al descubierto una supuesta red de narcomenudistas, sino que también sucedieron actos que no se borran fácilmente de la mente.
El más terrible de todos fue el linchamiento de tres policías en uno de los barrios de la delegación: San Juan Ixtayopan, hace casi 11 años, pero también hay documentos que advierten de asaltos al transporte público y de otros delitos que, hoy se sabe, tenían a ese lugar, Tláhuac, en constante zozobra.
Las noticias salían de la delegación de forma aislada, lo que hacía suponer que la violencia no era un hecho cotidiano. Tláhuac vive en algún lugar de la capital de México, pero lejos, muy lejos de la preocupación de sus gobernantes. Pocos saben, en el centro de la ciudad, donde está Tláhuac, y en Tláhuac aún hay gente que no conoce el centro de la Ciudad de México.
Tláhuac se ubica a una hora y media del Zócalo, a 24 kilómetros, o a 31, según la ruta que se quiera tomar, pero está quizá a muchos, muchos años de las luces led que pintan las noches el Paseo de la Reforma, de las estructuras arquitectónicas que pueblan sus calles o las vías primermundistas, que se crearon para el paso de ciclistas.
Y Tláhuac, además, es el silencio, el olvido que ahora despierta preguntas sin respuesta. Por ejemplo: ¿cómo podemos explicarnos que en los últimos datos sobre delincuencia que ofreció la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México no figurara dentro de las más violentas, si ahora sabemos de las condiciones de inseguridad que se crearon en sus barrios y en sus pueblos?
Según datos dados a conocer al principio de este año, la delegación con mayor incidencia delictiva es, o era, la Cuauhtémoc; le seguía Benito Juárez y Venustiano Carranza ocupaba el tercer sitio. Iztapalapa estaba colocada en cuarto sitio, aunque, según las autoridades, sus índices por cada cien mil habitantes hacen que las cifras se diluyan, pero en delitos denunciados es, dicen las autoridades, la que tiene el segundo lugar.
Tláhuac no figura ni en los primeros 10 lugares, y cuando se habla de las colonias que registran el mayor número de delitos, ninguna de la delegación Tláhuac se halla en lugar sobresaliente. En la medición por colonias la más peligrosa es la Doctores, luego Buenavista, el Centro Histórico y hasta el barrio de Cuautepec, en Gustavo A. Madero, pero no hay señales de algún lugar ubicado en Tláhuac.
El 21 de julio, un día después del ingreso de efectivos de la Marina Armada de México a la delegación, el Observatorio de la Ciudad de México publicó en suReporte sobre delitos de alto impactó que en el primer cuatrimestre de este año se alertó sobre el incremento en siete delitos en la demarcación, pero se dijo que Tláhuac ocupaba el séptimo lugar en cuanto a homicidios culposos.
Entonces queda claro: en Tláhuac no pasaba nada. De ese tamaño es el olvido al que se le sometió, de ese tamaño en su silencio.
De pasadita
Ahora fue en Gustavo A. Madero. El lugar donde se presentaría la delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum, un galerón usado para fiestas, fue casualmente clausurado por las autoridades delegacionales. Decimos casualidad porque no podríamos creer que en el cierre del lugar hubiera la intención de impedir que se hablara sobre el problema del agua o del crecimiento de las constructoras inmobiliarias. Eso sería contrario a la democracia, pero bueno, el encuentro de cualquier forma se efectuó. Ni modo.
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