viernes, 21 de septiembre de 2018

México SA

Sigue el culebrón del TLCAN // EPN se dobló; Trudeau, firme
Carlos Fernández-Vega
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▲ FIRMEZA. La canciller canadiense, Chrystia Freeland, indicó en Washington que su trabajo es defender los intereses nacionales. Eso es lo que hemos realizado desde el primer día y eso es lo que vamos a continuar haciendo al negociar con Estados Unidos.Foto Ap
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lgunos sectores pronosticaban que esta misma semana el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) tendría un final feliz, tras un supuesto arreglo entre Canadá y Estados Unidos (México ya dobló las corvas), pero en el interminable culebrón de la modernización de dicho acuerdo los negociadores de ambas naciones no ceden un milímetro.
El salvaje de la Casa Blanca amenaza a los canadienses y exige que le cumplan todos sus caprichos, mientras el primer ministro Justin Trudeau ha sido muy claro: Estamos interesados en lo que podría ser un buen negocio para nuestro país, pero es preferible no llegar a un acuerdo antes que ser forzado a aceptar uno malo; nuestro objetivo principal es la defensa del interés nacional. En el caso mexicano los negociadores apresuraron la firma y no el contenido, pues cedieron en prácticamente todo.
Sobre este último punto, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados detalla que el acuerdo de lo que sería un tratado bilateral es resultado de un entendimiento comercial alcanzado entre los mandatarios de México y Estados Unidos, en el que se asegura una relación entre ambos países al margen de que Canadá, tercer socio dentro del TLCAN, firme o no la modernización de este último bajo las más recientes conciliaciones que surgieron alrededor de algunos temas controversiales.
Estados Unidos asumió una posición inflexible en temas inaceptables para México y Canadá, pero al final de cuentas la parte nacional aceptó y la canadiense no. Al gobierno de Peña Nieto le urgía concretar el acuerdo sin importar en qué condiciones; al de Trudeau, no.
El CEFP detalla que de las medidas que se mencionan en el acuerdo entre Trump y Peña Nieto, las de mayor impacto para México son las relacionadas con la industria automotriz, ya que de fabricarse el contenido donde se cumpla 40 por ciento en zonas de alto salario, México quedaría fuera, al menos hasta que se ajusten las percepciones de los trabajadores al nivel mínimo equivalente a 16 dólares la hora; esta medida favorecería directamente a las maquiladoras canadienses y estadunidenses, con lo que México perdería su ventaja competitiva y la razón por la que la inversión extranjera se ha establecido en el país, a pesar de que esta medida podría incrementar el costo de los automóviles y eventualmente su competitividad.
Además, se comentó que se requerirá que la industria automotriz utilice más aluminio, acero y autopartes locales; sin embargo, no se concluyó qué pasará con los aranceles impuestos a productos de acero y aluminio (de México y Canadá), lo que ya ha ocasionado diversas distorsiones en las prácticas comerciales, así como la reducción en la demanda de esos productos originarios de México. Debido al incremento en las reglas de origen en la industria automotriz, es probable que, derivado de la alta integración de contenidos regionales, así como la imposición de aranceles a insumos como los citados, otras industrias se vean afectadas.
Además, se considera por las autoridades mexicanas en la materia que si Canadá no firma el acuerdo, con fecha límite al 30 de septiembre, se tendrían que presentar al Congreso de Estados Unidos los acuerdos bilaterales correspondientes, fuera del TLCAN.
En materia de energía, Estados Unidos buscaba afianzar la liberalización del sector petrolero mexicano, a lo cual se asume que el representante designado por el presidente electo de México en las negociaciones del TLCAN se involucró en las discusiones sobre estos temas (López Obrador aseguró que logramos mantener la soberanía energética).
Pero el gobierno de EPN ya se agachó; la pelota está en la cancha canadiense.
Las rebanadas del pastel
A pesar de la histeria de algunos por las palabras de AMLO relativas a la bancarrota nacional, ayer el billete verde se vendió entre 18.99 (HSBC) y 19.17 pesos (Bancomer).
Twitter: @cafevega

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