Copete despeinado
Cesarismo aldeano
Defensa torpe
Glosa de Babel
Julio Hernández López
DIÁLOGO EN CU. “Venimos a contar cómo estamos muriendo”, dijeron José Merino y Francisca Martínez, triquis del municipio autónomo de San Juan Copala, a Noam Chomsky, al término de su conferencia, ayer, en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario. Los oaxaqueños le hablaron de los grupos armados que desde hace años asedian su comunidad y le entregaron un documento Foto Manuel Ortiz
En su primer reto importante no electoral ni televisivo del año, el peñanietismo está mostrándose muy por debajo de las expectativas presidenciales hasta ahora sugeridas. Ha bastado la amenaza de una conjunción de fuerzas partidistas contrarias a sus proyectos estatal y nacional para que se viera, sin falsos ropajes de novopriísmo y modernidad estética, la verdadera constitución genética del grupo que desde Toluca pretende hacerse de Los Pinos: intolerancia agresiva, manipulación institucional, regresión jurídica para efectos de control comicial, oratoria pedestre y cerrazón facciosa.
Ya antes, en el doloroso caso de la niña Paulette, el país entero había conocido la pobre textura política y administrativa de un gobierno estatal que se aferró a tesis inverosímiles en términos forenses y sociales para explicar una muerte infantil a partir de un colchón asfixiante y dejar así intocados a los integrantes de un matrimonio de amplias conexiones con el poder político de esa entidad. Ahora, con su guerra contra las alianzas, Peña Nieto ha confirmado esa percepción de incapacidad operativa y veleidad rijosa, ya no en el terreno de las urnas, donde el cártel de gobernadores que le apoya ha impulsado la suficiente mapachería para que candidatos tricolores aparezcan como triunfadores y sumen sus erarios a la campaña 2012, ni en el mediático, donde el presupuesto del Estado de México más sus afluentes no fiscalmente registrables han comprado los espacios electrónicos necesarios para instalar la sensación de triunfo inevitable del político caracterizado por sus acomodos capilares y sus amoríos alados.
Peña Nieto ha reaccionado con cesarismo aldeano al reto de la competencia política moderna. En lugar de mostrarse judoka y aprovechar el envío del adversario para derrotarle, ha preferido exhibirse como pandillero protegido por la policía, soltando mandobles solamente porque tiene la fuerza para ello y haciendo amenazar a quienes se le oponen. La fórmula primitiva de reformar la legalidad estatal para impedir que puedan darse candidaturas comunes y para recortar los tiempos de campaña es un adelanto clarísimo del pensamiento político y las iniciativas jurídicas que se instalarían en Palacio Nacional en caso de triunfar la amalgama de intereses que empujados originalmente por el tío Arturo Montiel hoy están bajo la conducción del padrino Carlos Salinas de Gortari.
Los destanteos del penañietismo ni siquiera provienen de la confrontación con grandes e inesperadas provocaciones o exigencias. Ayer, en San Lázaro, un panismo disminuido y con espíritu combativo casi burocrático logró que el peñanietismo se declarara represivo y políticamente atrasado. La colocación de un par de mantas con críticas a la regresiva ley Peña en la tribuna del salón de sesiones de los diputados llevó a los seguidores del gobernador-precandidato presidencial a desmontarlas, retirarlas y ocultarlas (en http://youtu.be/aIYZQcTrtI0 puede verse la parte sustancial), en un acto de porrismo político que provocó la suspensión de los trabajos legislativos en esa cámara, que hoy serán reanudados, a la espera de algún acuerdo que satisfaga a los panistas ofendidos y al resto de los partidos –con excepción del Verde Ecologista, contratado cuando menos a lo largo de esta temporada como comparsa sin pudor del PRI– que consideraron maltrecha la libertad de expresión con los arrebatos del tricolor.
No deja de ser ilustrativo el hecho de que el peñanietismo saltó con furia y no con desdén o burla ante la evidente contradicción histórica de un partido, el de Acción Nacional, que rechaza las manifestaciones, tomas de tribuna y protestas ruidosas cuando afectan a sus abanderados, a Calderón, por ejemplo, y ahora se pretendía reformular como activista de manta blanquiazul. También es notable que, en desventaja numérica y política, el priísmo de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal sólo pudo mostrar enojo verbal cuando fue mostrada por panistas una manta igualmente crítica durante el informe de actividades de Marcelo Ebrard al que asistió el propio Peña Nieto, a quien hasta rechifla impune le dedicaron algunos grupos capitalinos afuera de Donceles.
Desventaja también sufrió ayer El Diario de Juárez al cometer una pifia profesional grave en momentos en que más credibilidad y entereza requiere su manejo editorial. Primero publicó de manera destacada una entrevista telefónica con el todavía presidente nacional panista, César Nava, en la que narraba cómo él mismo había defendido “en cinco o seis reuniones” la “necesidad” de “hacer un pacto con la delincuencia organizada” (en http://bit.ly/ahRmcG puede leerse la nota). Las palabras del dirigente formal del PAN aparecían así en caminos similares a los que Los Pinos reprochaba al pedir el citado periódico una tregua a narcotraficantes ejecutores. Pero resultó que la tal entrevista resultó falsa, y el rotativo reconoció que una persona les había engañado, llamando a las oficinas de la ciudad fronteriza y haciéndose pasar por Nava (en http://bit.ly/cEk7Fb está la nota).
Esa capacidad mimética, para enviar a otros en su lugar, hubieran deseado los funcionarios del calderonismo que ayer comparecieron ante instancias legislativas: como sus hojas de servicio garantizaban, Genaro García Luna, Arturo Chávez Chávez y Javier Lozano Alarcón fueron especialmente criticados por senadores no panistas, sin que los altos burócratas atinaran más que a repetir libretos ya conocidos y a practicar evasiones igualmente sabidas. Torre política de Babel, instalada con el pretexto de “glosar” el cuarto informe de desgobierno de Calderón.
Y, mientras Noam Chomsky dice en la UNAM que el salinista Tratado de Libre Comercio le ha hecho más daño a nuestra nación que el colonialismo español, y en tanto la secretaría de Salud impone más alimentos chatarra en la lista escolar tolerada, ¡hasta mañana, con el diario satírico The Onion publicando en http://onion.com/acMPy7 que México murió por líos de drogas!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Ya antes, en el doloroso caso de la niña Paulette, el país entero había conocido la pobre textura política y administrativa de un gobierno estatal que se aferró a tesis inverosímiles en términos forenses y sociales para explicar una muerte infantil a partir de un colchón asfixiante y dejar así intocados a los integrantes de un matrimonio de amplias conexiones con el poder político de esa entidad. Ahora, con su guerra contra las alianzas, Peña Nieto ha confirmado esa percepción de incapacidad operativa y veleidad rijosa, ya no en el terreno de las urnas, donde el cártel de gobernadores que le apoya ha impulsado la suficiente mapachería para que candidatos tricolores aparezcan como triunfadores y sumen sus erarios a la campaña 2012, ni en el mediático, donde el presupuesto del Estado de México más sus afluentes no fiscalmente registrables han comprado los espacios electrónicos necesarios para instalar la sensación de triunfo inevitable del político caracterizado por sus acomodos capilares y sus amoríos alados.
Peña Nieto ha reaccionado con cesarismo aldeano al reto de la competencia política moderna. En lugar de mostrarse judoka y aprovechar el envío del adversario para derrotarle, ha preferido exhibirse como pandillero protegido por la policía, soltando mandobles solamente porque tiene la fuerza para ello y haciendo amenazar a quienes se le oponen. La fórmula primitiva de reformar la legalidad estatal para impedir que puedan darse candidaturas comunes y para recortar los tiempos de campaña es un adelanto clarísimo del pensamiento político y las iniciativas jurídicas que se instalarían en Palacio Nacional en caso de triunfar la amalgama de intereses que empujados originalmente por el tío Arturo Montiel hoy están bajo la conducción del padrino Carlos Salinas de Gortari.
Los destanteos del penañietismo ni siquiera provienen de la confrontación con grandes e inesperadas provocaciones o exigencias. Ayer, en San Lázaro, un panismo disminuido y con espíritu combativo casi burocrático logró que el peñanietismo se declarara represivo y políticamente atrasado. La colocación de un par de mantas con críticas a la regresiva ley Peña en la tribuna del salón de sesiones de los diputados llevó a los seguidores del gobernador-precandidato presidencial a desmontarlas, retirarlas y ocultarlas (en http://youtu.be/aIYZQcTrtI0 puede verse la parte sustancial), en un acto de porrismo político que provocó la suspensión de los trabajos legislativos en esa cámara, que hoy serán reanudados, a la espera de algún acuerdo que satisfaga a los panistas ofendidos y al resto de los partidos –con excepción del Verde Ecologista, contratado cuando menos a lo largo de esta temporada como comparsa sin pudor del PRI– que consideraron maltrecha la libertad de expresión con los arrebatos del tricolor.
No deja de ser ilustrativo el hecho de que el peñanietismo saltó con furia y no con desdén o burla ante la evidente contradicción histórica de un partido, el de Acción Nacional, que rechaza las manifestaciones, tomas de tribuna y protestas ruidosas cuando afectan a sus abanderados, a Calderón, por ejemplo, y ahora se pretendía reformular como activista de manta blanquiazul. También es notable que, en desventaja numérica y política, el priísmo de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal sólo pudo mostrar enojo verbal cuando fue mostrada por panistas una manta igualmente crítica durante el informe de actividades de Marcelo Ebrard al que asistió el propio Peña Nieto, a quien hasta rechifla impune le dedicaron algunos grupos capitalinos afuera de Donceles.
Desventaja también sufrió ayer El Diario de Juárez al cometer una pifia profesional grave en momentos en que más credibilidad y entereza requiere su manejo editorial. Primero publicó de manera destacada una entrevista telefónica con el todavía presidente nacional panista, César Nava, en la que narraba cómo él mismo había defendido “en cinco o seis reuniones” la “necesidad” de “hacer un pacto con la delincuencia organizada” (en http://bit.ly/ahRmcG puede leerse la nota). Las palabras del dirigente formal del PAN aparecían así en caminos similares a los que Los Pinos reprochaba al pedir el citado periódico una tregua a narcotraficantes ejecutores. Pero resultó que la tal entrevista resultó falsa, y el rotativo reconoció que una persona les había engañado, llamando a las oficinas de la ciudad fronteriza y haciéndose pasar por Nava (en http://bit.ly/cEk7Fb está la nota).
Esa capacidad mimética, para enviar a otros en su lugar, hubieran deseado los funcionarios del calderonismo que ayer comparecieron ante instancias legislativas: como sus hojas de servicio garantizaban, Genaro García Luna, Arturo Chávez Chávez y Javier Lozano Alarcón fueron especialmente criticados por senadores no panistas, sin que los altos burócratas atinaran más que a repetir libretos ya conocidos y a practicar evasiones igualmente sabidas. Torre política de Babel, instalada con el pretexto de “glosar” el cuarto informe de desgobierno de Calderón.
Y, mientras Noam Chomsky dice en la UNAM que el salinista Tratado de Libre Comercio le ha hecho más daño a nuestra nación que el colonialismo español, y en tanto la secretaría de Salud impone más alimentos chatarra en la lista escolar tolerada, ¡hasta mañana, con el diario satírico The Onion publicando en http://onion.com/acMPy7 que México murió por líos de drogas!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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