jueves, 31 de marzo de 2016

Ciudad perdida

Comienza la sustitución de la gasolina por electricidad o gas
Gobernadores, con muy corta visión sobre contaminación
Miguel Ángel Velázquez
D
etrás de las medidas que tomaron las autoridades vigilantes del ambiente en la Zona Metropolitana del Valle de México, además de las grillas entre los gobernadores, hay una intención que parece muy clara: primero sacar de circulación un millón de vehículos, principalmente de la capital del país, y después, comenzar el proceso de sustitución de motores que queman gasolina por otros de energía eléctrica o gas, que no ensucien tanto el aire de esta parte del país.
Pero vayamos por partes. Frente a las medidas urgentes e indiscutibles tomadas por la Comisión Ambiental de la Megalópolis hubo rebelión de gobernadores, o mejor dicho, la debilidad del secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Rafael Pacchiano, y del coordinador ejecutivo de la comisión, Martín Gutiérrez Lacayo, hizo que cuando menos Rafael Moreno Valle, de Puebla, y José Francisco Olvera Ruiz, de Hidalgo, salieran de una reunión previa al anuncio del Hoy no circula con la idea fija de que en sus estados esa medida no sería impuesta por sus gobiernos.
Es decir, mandaron al carambas a la autoridad, esto sin importar que en la mesa de discusiones los dos se hubieran comprometido a obligar a quienes usan vehículos que queman gasolina en sus entidades a cumplir con las medidas que resultan indispensables, porque lo interpretaron como un triunfo del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, y nada más.
La muy corta visión de los gobernadores –días antes Eruviel Ávila también trató de rebelarse, pero le jalaron las orejas y entró al redil– supone, aún no se quitan la idea de la cabeza, que las reglas para el tránsito de vehículos contaminantes tienen que ver con la promoción de Mancera hacia 2018 y no con la salud de la gente que habita esta parte de México.
Estos gobernadores parece que no han caído en la cuenta del tamaño, de la dimensión del problema. No se trata de una acción popular; es una medida urgente. En la Ciudad de México, donde se concentra el mayor porcentaje de vehículos, ya resulta difícil transitar. El día con día nos advierte que los cinco millones y medio de automotores que viajan por las calles de la capital ya no caben en las vías dispuestas para ello.
Hay que recordar que el índice Tom Tom, que utilizan los dispositivos de geolocalización para medir los problemas de tránsito en todo el mundo, asegura que la situación de la ciudad de México es terrible, alcanza un pico de congestión en sus calles de 93 por ciento durante las mañanas, cantidad que hace a la capital del país la segunda con peor tráfico en el mundo.
La congestión vial es de 55 por ciento, sólo debajo de Estambul. Esto debería ser una razón más que clara para que las autoridades de todos los estados que rodean a la capital se dieran cuenta de que si la mayoría de autos –por ejemplo– que circulan en la Ciudad de México tienen placas de sus entidades, las medidas anticontaminantes se tienen que obedecer aquí, pero también resulta bueno para sus ciudades; total, a mejor aire, mejor salud. ¿Será tan difícil de entender?
De Pasadita
El gestor de la iniciativa privada, perdón, el secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, Salomón Chertorivsky, envió una misiva a nuestro Correo Ilustrado para hacer una serie de consideraciones que me resultan muy interesantes, entre ellas que, según dice, la dependencia que encabeza está obligada a proteger y acompañar la inversión, y no habla de los colonos afectados por las grandes obras de la IP, aunque asegura que los escucha, eso sí, nada más los escucha. Gracias por confirmar nuestra percepción de él: primero el capital, y luego la gente.

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