México, bronce en deuda
Brasil, el más endeudado
Latinoamérica empeñada
Carlos Fernández-Vega
N
i lejanamente es motivo de orgullo para los habitantes de esta República empeñada, pero el hecho es que en 2015 México, en el ámbito latinoamericano, obtuvo medalla de bronce en endeudamiento público –interno y externo– sólo por debajo del nivel que alcanzaron Brasil (oro) y Uruguay (plata). Pero el gobierno peñanietista hace su mejor esfuerzo por lograr la primera posición regional, pues en lo que va de su sexenio el débito público registra un crecimiento de 64 por ciento (más de 3 billones de pesos, y contando, para cerrar enero pasado en cerca de 8.5 billones).
¿Dónde quedó esa catarata de dinero? La mayoría se ha utilizado para pagar débito –especialmente intereses–, pero de cualquier suerte el crecimiento registrado durante el gobierno peñanietista ha sido verdaderamente espeluznante y ni de lejos ha sido un impulso económico. Por el contrario, este renglón cada vez consume más recursos, por mucho que el coro de ángeles de la Secretaría de Hacienda diga que tal débito no sólo
es manejable, sino que su nivel
es bajo en términos relativos a otros países similares e incluso a países desarrollados.
Lo cierto es que, como se comentó en este espacio en días pasados, en 38 meses de estancia en Los Pinos (hasta enero de 2016), Peña Nieto aumentó el débito del sector público federal 3 billones 320 mil 261.2 millones de pesos, monto que casi triplica el endeudamiento registrado entre 1982 y 2000 (De la Madrid-Zedillo, cuando acumuló un billón 138 mil 500 millones) y cada día más cercano al contratado en el lapso 2000-2012 (Fox y Calderón, que conjuntamente sumó 4 billones 182 mil 130 millones), de acuerdo con el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM.
La Cepal divulgó ayer su Panorama fiscal de América Latina y el Caribe 2016(las finanzas públicas ante el desafío de conciliar austeridad con crecimiento e igualdad), en el que advierte que durante 2015
las cuentas fiscales de América Latina registraron, en promedio, un leve deterioro de modo que se alcanzó un déficit fiscal de 3 por ciento del producto interno bruto y un nivel de deuda pública bruta de 34.7 por ciento del PIB. De los 19 países considerados, en 11 se incrementaron simultáneamente el déficit fiscal y la deuda pública como proporción del PIB, México entre ellos.
La región comenzó a acumular deuda pública, sobre todo interna, después de la crisis financiera de 2008, detalla la Cepal, y explica que ello fue la respuesta a
crecientes necesidades de financiamiento frente a un escenario de desaceleración. En varios países de la región los efectos sobre las finanzas públicas de la desaceleración del crecimiento y del deterioro de los términos de intercambio han sido muy significativos y han dado lugar a ajustes fiscales de magnitud, pues el espacio fiscal disponible ha mermado.
En algunos países de la región se observa un diferencial muy elevado entre la tasa de crecimiento de la economía y la tasa de interés pagada por la deuda pública, lo que es indicativo de un efecto de
bola de nieveque puede arrastrar la deuda pública en una espiral ascendente, de no cambiar las condiciones macroeconómicas, advierte el organismo especializado de la ONU.
Para el organismo “se vislumbra un futuro heterogéneo en la región, pues para la mayoría de los países de América del Sur la incertidumbre derivada de la desaceleración de China y de otras economías emergentes se mantendrá durante 2016, mientras México y los países de Centroamérica y el Caribe se verán beneficiados por tasas de crecimiento positivas y –en el caso de las dos subregiones mencionadas– por la caída de los precios del petróleo. Enfrentadas a entornos volátiles, las autoridades han tomado diversas opciones de política. En efecto, varios países se anticiparon a las caídas de sus ingresos no tributarios implementando reformas tributarias que han mejorado la recaudación interna. Sin embargo, en muchos países los ajustes se han traducido en disminuciones de los gastos de capital”.
Para el organismo de la ONU
en la región el fin del súper ciclo de los precios de las materias primas ha redundado en una caída de la inversión global, y con ello en una reducción de las estimaciones de crecimiento futuro de las economías. Para proteger o estimular la inversión pública y el crecimiento, se hace necesario entonces fortalecer la institucionalidad contracíclica, como lo han hecho varios países, a fin de reducir en lo posible los nocivos ciclos de expansión y contracción del gasto público y, sobre todo, de las erogaciones de capital.
A consecuencia de los choques económicos recientes y los desastres naturales, el Caribe ha llegado a ser una de las regiones con mayor deuda pública del mundo, por lo que resulta imperativo recuperar una senda de crecimiento inclusivo y de disminución de los desequilibrios fiscales, detalla la Cepal.
Para ello es necesario desarrollar evaluaciones comprensivas del gasto público y reducir ineficiencias, al mismo tiempo que deberán avanzar las tratativas de renegociación de la deuda con los organismos multilaterales.
Aunque 2015 estuvo marcado por la pérdida de ingresos provenientes de recursos naturales no renovables, el declive fue contrarrestado en parte por aumentos de los ingresos tributarios derivados de dichas reformas, dice la Cepal. En promedio, América Latina logró aumentar su presión tributaria 0.2 puntos porcentuales del PIB en lo referido a los gobiernos centrales. Cabe mencionar que ese avance se debe principalmente a una mejora de la recaudación del impuesto sobre la renta.
Los ingresos fiscales de América Latina registraron un deterioro en 2015, principalmente por la caída de los ingresos provenientes de recursos naturales no renovables, como el petrolero, que golpeó las cuentas públicas de los países productores de la región. Se destaca una reducción importante de los ingresos totales, en particular de los no tributarios, en México (3.2 puntos porcentuales del PIB) y en los demás exportadores de hidrocarburos (2.6 puntos).
Las rebanadas del pastel
Por falta de recursos muchos trabajadores se endeudan para poder comer, y al mismo tiempo las familias de menores recursos deben pagar tasas de interés de 40 por ciento,
cuando tienen suerte(Fernando Aportela dixit), por créditos de prestamistas, derivado de la falta de acceso a instrumentos financieros formales. Entonces, más que el cuento de nunca acabar, es el circuito más perverso del sistema financiero y de quien dice regularlo y vigilarlo.
Twitter: @cafe-vega
D.R.: cfvmexico_sa@hotmail.com
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