El cerco en Copala
Gloria Muñoz Ramírez
Los 3 mil 500 triquis de San Juan Copala, Oaxaca, permanecen cercados, sin abastecimiento, sin luz y sin agua desde hace seis meses. A partir de la emboscada paramilitar encabezada por miembros de la Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort), de filiación y auspicio priísta, en la que asesinaron a dos defensores de derechos humanos el pasado 27 de abril, se han organizado manifestaciones en México y muchas partes del mundo, pero hasta el momento no se ha podido romper el cerco y poco se habla ya de la gente del municipio, cuya situación empeoró.
Los habitantes de Copala resisten, pero los están asfixiando dentro de su comunidad. Conocer su situación y llevarles alimento y medicina era el objetivo de la caravana agredida por la Ubisort. Y ese mismo fin persigue ahora, a pesar de los graves riesgos que implica, una nueva caravana de paz nacional e internacional que intentará ingresar a ese territorio el próximo 30 de mayo.
Sin duda, como manifiestan las organizaciones oaxaqueñas independientes, el gobierno de Ulises Ruiz sigue castigando la autonomía de San Juan Copala. No le perdona su organización y resistencia, pues este municipio, el único autónomo en territorio oaxaqueño, “no nace de un capricho, sino de un acuerdo de asamblea comunitaria que surge con la intención de pacificar la región a través de un gobierno indígena que se rija por usos y costumbres, sin la intervención de los partidos y organizaciones políticas, pues estamos convencidos de que un gobierno que mande obedeciendo traerá el perdón, la reconciliación y la paz a nuestros pueblos para lograr el desarrollo social que tanto anhelamos”.
No puede haber mayor ejemplo del peligro que corre esta comunidad que la balacera con que fue interceptada la caravana anterior. La emboscada reforzó de manera alarmante la necesidad de presencia nacional e internacional en la zona. “Necesitamos de todos para que logremos acuerdos políticos que rompan de forma definitiva con el cerco paramilitar, económico, político, social, mediático y de hambruna que enfrenta nuestro pueblo”, señalan los triquis de Copala.
Se abren muchas incógnitas sobre la próxima caravana. El peligro es tan real como el anunciado por la misma Ubisort, que mantiene en estos momentos el control de la zona sin que haya autoridad que la domine. Por lo mismo se reforzarán las medidas de seguridad y se organiza ya la coordinación de las organizaciones que conformen la nueva brigada, pues la solidaridad apremia y no es momento de parar.
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