lunes, 17 de mayo de 2010

Astillero


Primer nocaut

Ganan PRI y Peña Nieto

Presunto secuestro
Pugnas internas

Julio Hernández López


José Luis Rodríguez Zapatero, primer ministro de España; Felipe Calderón, y Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, participaron en la Cumbre México-UE en Comillas, Cantabria. México se convirtió en el segundo país de América Latina que recibe el título de “socio estratégico”, después de Brasi lFoto Ap
Tal como largamente se había previsto, el PRI comenzó la tanda electoral del presente año dando una tunda al panismo en una de sus plazas emblemáticas, la de Yucatán, donde ayer arrebató la presidencia municipal de la fundamental Mérida a un alicaído conservadurismo blanquiazul que cedió la plaza luego de 19 años de una continuidad muy accidentada en lo ético y lo administrativo.

La reconquista yucateca (que va más allá de la capital del estado, que por sí misma tiene la más alta valoración) es una victoria muy significativa de la maquinaria de defraudación electoral y de aplicado uso de recursos públicos que a lo largo del país y sobre todo a partir del año pasado han puesto en marcha gobernadores alineados con Enrique Peña Nieto (entre ellos, la hoy beneficiada con ese método de ayuda mutualista, Ivonne Ortega), que mediante la fusión de recursos y mañas van creando la base territorial, económica y electoral para la postulación del hoy mandatario del estado de México y su presunta instalación sindicada en el poder federal.

Para Calderón y el panismo, los resultados en la emblemática entidad donde nació el mentor original del ahora ocupante de Los Pinos, Carlos Castillo Peraza, es una señal clara de los difíciles tiempos en materia de urnas que le esperan al supuesto partido federalmente en el poder a lo largo del presente año, no sólo compitiendo a título individualizado, como lo hizo en Yucatán en esta ocasión, sino incluso mediante las controvertidas alianzas perreánicas que no están ofreciendo la potenciación de fuerza que los estrategas de elite habían previsto. Aun cuando han tenido gran peso en la peninsular recuperación priísta sus afinados factores de manipulación y abuso, que llevan a los panistas a hablar de una “elección de Estado”, los resultados conocidos ayer también demuestran el agotamiento del estilo panista de gobernar, hipócritamente dedicado al saqueo del erario, claramente alejado de lo social y entregado a lo empresarial, tanto en los planos estatal y municipales de Yucatán como en el escenario nacional donde ya el factor Calderón opera justamente en contra de los intereses comiciales del panismo y donde se producen diarias provisiones de desencanto y enojo sociales que no están encontrando cauce de desahogo partidista más que en el secuestrador del pasado que ahora ofrece mejores tratos y por necesidades de mercadología se dice deseoso de corregir sus históricos errores.

En el limbo que vaticanamente ya no existe quedaba ayer el delicado asunto del supuesto secuestro de Diego Fernández de Cevallos. Se dice que es supuesto porque oficialmente sólo es una desaparición de persona, aunque en términos políticos, mediáticos, policiacos y militares se maneja como una especie de secuestro VIP, con una concentración y demostración de interés gubernamental que contrasta con la desatención que se da a la inmensa mayoría de los casos similares en que se ven involucradas personas sin la relevancia política y oficialista del ex candidato presidencial panista. Secuestro, y no desaparición, fue además el término que usó ayer el presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, es de suponerse que a partir de las pláticas privadas que habría tenido con FCH durante su encuentro en aquellas latitudes adonde el ocupante de Los Pinos concurrió a recibir un premio a título de logros y éxitos cuyo elogio internacional resulta dolorosamente irónico si se ve que las prendas tomadas en cuenta para el festejo del Felipe mexicano son exactamente las que hoy más falta hacen en este país sin liderazgo ni remotamente carismático, sin cohesión social ni bonanza económica.

La nebulosa situación del caso DFC alienta especulaciones en razón de los tumbos e incongruencias que en su manejo ha mostrado el Muy Frecuente Viajero cuyas instancias declarativas habían anunciado primero con toda formalidad la desaparición del llamado Jefe y luego han dejado el tema en tal imprecisión que genera turbiedades especulativas, entre otras la que se pregunta si la difusión del incidente y su automática instalación en altares políticos, mencionándolo como pieza clave en una transición mexicana que evidentemente no se ha dado sino que ha quedado en traumática alternancia simple de siglas partidistas, pudiera tener la intención de fabricar un personaje magnificado para que defendiera más delante los colores e intereses de un partido que hoy no tiene ni la tercera parte de un precandidato importante a la sucesión del felipismo.

A contrapelo de esas interpretaciones que le dan un papel de primera importancia a DFC en un tortuoso proceso de recomposición panista, hay quienes creen ver lo contrario, es decir, que justamente ha sido separado del escenario político el jefe de una corriente política que en la recomposición del Consejo Político del PAN, en puerta, trataría de quitarle dominio al calderonismo crecientemente criticado en los entretelones de ese partido pero ahora difícilmente confrontado por alguien si se tiene a la vista lo que le ha pasado al poderoso opositor barbado.

Otro caído en la batalla mediática de este expediente es Manuel Espino, quien cometió la imprudencia de renviar a su público tuitero el mensaje recibido por alguien presuntamente de su confianza que aseguraba que el controvertido Diego estaría muerto y bajo resguardo militar. Esa escaramuza cibernética ha sido usada por el calderonismo para achacar a Espino intenciones difamatorias fúnebres y con ello inhabilitarlo en la batalla que ha sostenido contra los excesos de alguien a quien sin reparos llamó en días pasados “Fecal” en el propio Twitter, arguyendo que así era conocido por mucha gente el mismo correligionario a quien, en campaña electoral, había descrito como un “chaparrito, pelón y de lentes” que, por lo visto, sabe servirse el platillo frío de la venganza.

Y, mientras continúan las versiones encontradas respecto al enigmático Ignacio Coronel, jefe de operaciones del cártel de Sinaloa en la zona de Guadalajara, ¡hasta mañana, con el duranguense Aispuro y las insinuaciones de su emparentamiento enchapado!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

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