viernes, 27 de agosto de 2010

Poner la educación en el mercado fue un crimen de Carlos Salinas, sostiene AMLO


Destaca la lucha encabezada por el rector José Narro en favor de los jóvenes


Andrés Manuel López Obrador estuvo acompañado por Carlos Tello Macías, Rolando Cordera, Armando Bartra y Leonardo Lomelí, entre otros Foto Carlos Cisneros

Rosa Elvira Vargas

Periódico La Jornada
Viernes 27 de agosto de 2010, p. 17

Cientos de estudiantes, trabajadores y maestros hicieron insuficiente el auditorio Narciso Bassols y los demás espacios de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dispuestos para la presentación ayer al mediodía del libro La mafia que se adueñó de México...y el 2012. Ahí, Andrés Manuel López Obrador se refirió a la lucha encabezada por el rector, José Narro, para “subrayar y apuntar el abandono a los jóvenes”.
Planteó entonces que “todo esto que se está padeciendo de inseguridad, de violencia, que es un estallido de odio y de resentimiento se ha originado por la política impuesta”, y resaltó ahí su coincidencia en el tema con Carlos Tello Macías, Rolando Cordera y Armando Bartra, comentaristas del libro.
Esa política no puede continuar, dijo, y de inmediato surgieron de nuevo, esta vez más rotundos, los aplausos y goyas de los asistentes. A los jóvenes “se les cerraron las puertas y no tienen posibilidad ni de trabajo ni de estudio. Fue un grave error; más que eso, fue un crimen el haber apostado a poner la educación en el mercado”.
Atribuyó la medida al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, quien ordenó a Ernesto Zedillo –a la sazón secretario de Educación Pública– reformar el artículo tercero constitucional. Desde entonces se dejó de apoyar la educación media superior y a las universidades públicas. “Y de ahí (vienen) los rechazados”, quienes lo son no porque no aprueben el examen de admisión, sino porque “no hay espacio, no hay presupuesto” para que estudien.
Momentos antes había calificado como “lamentable” la decisión recientemente anunciada de importar petróleo crudo. Eso ha ocurrido, dijo, porque se inyectó indebidamente nitrógeno a los pozos petroleros y se sobrexplotó el yacimiento de Cantarell.
Desde su llegada, López Obrador fue envuelto por un ambiente de apoyo con gritos de “presidente” y goyas. Las manifestaciones de apoyo subieron de volumen cuando planteó: “si no resolvemos el destino de la juventud no vamos a poder resolver el destino de México”, porque ellos deben tener garantizado su derecho a la educación.
Mucho antes del mediodía había gran efervescencia. Discutidores y rebeldes por naturaleza, los universitarios incluso amagaron con dar “portazo” en el auditorio. El director de la Facultad de Economía, Leonardo Lomelí moderó la mesa.
Carlos Tello Macías se refirió a la que él ha denominado “revolución de los ricos” en los años 70 del siglo pasado. Se propusieron, dijo, conquistar el futuro e impulsaron la educación privada para divulgar sus dogmas económicos. Hoy, “los neoliberales han construido una historia negra del pasado mexi- cano” y por ello llamó a leer a López Obrador. “Su libro está bien escrito, con un lenguaje accesible y dirigido no a especialistas sino al público en general”.
Continuó Rolando Cordera, maestro emérito y miembro de la Junta de Gobierno. Ponderó las aportaciones de este libro sobre todo en sus críticas al modelo económico vigente, “que llegó a la crisis sin haber conocido el auge” y frente al cual –planteó– debe existir un proyecto alternativo de nación y donde el rescate de la juventud sea uno de sus principales objetivos.
Armando Bartra dijo que los políticos del sistema son por lo general mentirosos compulsivos y por eso no escriben. En cambio, al reunir sus ideas en un libro, López Obrador “hace público su compromiso con la gente” a la cual conoce –resaltó– porque ha recorrido el país varias veces y no se acoge a las estadísticas, los grupos de enfoque o los “baños de pueblo” que son las formas que otros utilizan para presumir su conocimiento sobre México.
López Obrador detalló en su oportunidad su proyecto sobre cómo debe transformarse el país.
Casi al final algunas risillas maliciosas e incrédulas surgieron cuando López Obrador habló del amor, pero terminó conquistando aplausos cuando puntualizó. “No sólo de paz vive el hombre, se necesita lo espiritual, construir una república fincada en el amor a la familia, al prójimo, a la patria. No debemos tenerle miedo a estos temas”.
Pidió entonces no caer en la deseperanza, pues el país puede salir adelante. Por su parte ofreció tener siempre una actitud tolerante, abierta, “más con el flanco izquierdo; con todos, pero de manera obligada con los sectores progresistas”.
Así, López Obrador salió ayer de la UNAM como llegó: cobijado por innumerables manifestaciones de respaldo

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