martes, 10 de agosto de 2010

México SA


Gastón Azcárraga: ¿no tiene dinero?

Mexicana de Aviación: muerte inducida

El empresario, entre los cien más ricos

Carlos Fernández-Vega

Gastón Azcárraga Andrade no es multimillonario Forbes; lo es a secas, pero ello no impide que pertenezca al dorado inventario de los cien empresarios más ricos y poderosos del país, o lo que es lo mismo uno de los dueños de cuando menos 25 por ciento del producto interno bruto mexicano, en manos de esa centena. Heredero de tercera generación del imperio familiar (el patriarca fue Gastón Azcárraga Vidaurreta, hermano de Emilio, y Gastón Azcárraga Tamayo su retoño) este personaje de la farándula empresarial nacional es presidente del grupo hotelero Posadas, y junto con sus hermanos, accionista mayoritario del Nuevo Grupo Aeronáutico, propietario de Mexicana de Aviación (un cascarón en caída libre), así como de las aerolíneas de bajo costo Click y Link, entre otras pertenencias asociadas a la reprivatización de este consorcio en tiempos de Vicente Fox y Martita.
Como heredero del Grupo Posadas, Azcárraga Andrade se mantuvo entre los primeros 45 peldaños en la escalera de los cien ricos entre los ricos del país, si bien lejos de la fortuna del número uno Carlos Slim. En 1998, por ejemplo, se ubicó en la posición número 42, con activos por 4 mil 540 millones de pesos y ventas cercanas a mil 460 millones. Un año después trepó a la posición 38, pero ya con 7 mil 600 millones en activos y ventas por alrededor de 2 mil 200 millones. En 2000 bajó a la 39, aunque sus activos se incrementaron a 9 mil 190 millones y sus ventas a 3 mil 550 millones, y en ese entorno se mantuvo hasta que el panorama le mejoró aún más. Gracias al empujón que le dio la “pareja presidencial”, este empresario registró “el gran despegue”: en 2007 el informe sobre los cien empresarios más ricos y poderosos del país ubicó a Gastón Azcárraga Andrade en el escalón 7, contra el 45 de un año atrás, y el salto no fue cualquier cosa, pues lo llevó a registrar alrededor de 25 mil millones de pesos en ventas, gracias a la línea aérea reprivatizada en diciembre de 2005, justo cuando ocupaba la presidencia del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, o lo que es lo mismo, la élite de la élite.
Tres años después, el exitoso heredero de la fortuna familiar aduce “razones financieras” y “carencia de recursos” para quebrar la casi nonagenaria Mexicana de Aviación y de paso llevarse entre las patas a los trabajadores de esta aerolínea, en un proceso de “adelgazamiento” forzoso de la empresa, con el fin de trasladar recursos a otras dos de sus aerolíneas (Click y Link, integrantes del Nuevo Grupo Aeronáutico y no incluidas en el proceso de quiebra) que le producen más ganancias, con menor costo laboral, y le han permitido dejar sólo el cascarón de la primera. No es la primera vez que la familia Andrade procede en tal sentido. Sólo hay que recordar lo sucedido a mediados de la década de los 90 del siglo pasado, cuando el Fobaproa entró al “rescate” de la propia Mexicana de Aviación, porque Gastón y sus hermanos la habían quebrado. Dicho sea de paso, el quebranto financiero lo siguen pagando los mexicanos, porque los bancos privados ya recuperaron lo suyo, con creces.
Se supone que la “autoridad” debió estar al pendiente de todo esto, puesto que (también se supone) supervisa, vigila y certifica el sano funcionamiento de las aerolíneas (no sólo el operativo, sino el financiero, que para eso están las secretarías de Comunicaciones y Transportes y Hacienda y Crédito Público), pero en los hechos tal “autoridad” dio libertad absoluta al empresario para que a lo largo de los años hiciera y deshiciera a placer, que trasladara recursos de una aerolínea a las otras dos totalmente fuera de la norma, hasta el punto de la quiebra. Tal vez Juan Molinar Horcasitas estaba muy ocupado en su intento por “convencer” a los ministros de la corte sobre su “inocencia” en el caso de la guardería ABC de Hermosillo; Agustín Carstens diagnosticando el “catarrito” y Ernesto Cordero buscando el delfinato, pero lo cierto es que les pasó de noche, a menos que esta tercia de funcionarios haya sido cómplice de la inanición inducida de Mexicana de Aviación.
En vía de mientras, van algunos pasajes del “perfil” que sobre el citado personaje elaboró Expansión, bajo el título ¿El mejor piloto?: “el roce de los Azcárraga con la aviación no es de este siglo. El segundo Gastón Azcárraga (Tamayo) ya había estado cerca de la industria a fines de los 60, cuando participaba en el consejo de American Airlines. De hecho, la marca (Fiesta) Americana (hoteles) surgió, 10 años más tarde, de esa relación, pues la aerolínea operaba Americana Hotels, una cadena con sede en Chicago que tenía dos hoteles en Acapulco. Eso detonó el crecimiento del negocio hotelero de los Azcárraga, siempre aprovechando inversiones ya realizadas por sus socios.
“En diciembre de 2005 la aviación volvió a cruzarse en la vida de los Azcárraga, pero esta vez de forma frontal. Puede decirse que incluso cambió la vida de la familia. Gastón Azcárraga Andrade se hacía cargo de una aerolínea tradicional y una de bajo costo, frente al escrutinio de varios sectores cuyos destinos podrían cambiar. El paquete incluía el arrendamiento de unos 70 aviones por casi mil millones de dólares, una deuda de 294 millones y al menos uno de tres sindicatos en desacuerdo con un largamente anunciado plan de recortes y reestructura financiera en las empresas. En realidad, las deudas contraídas por las anteriores gestiones de lo que es hoy Grupo Mexicana no son su mayor problema. Parte de esos compromisos vencen durante los próximos tres años, pero Inbursa, de Carlos Slim, será el brazo que financie parte de ellas. Antes de hacerse cargo de las aerolíneas, a Azcárraga Andrade le llovieron decenas de advertencias. Una de ellas, de miembros de la CNT, quienes manifestaban a comienzos de año su temor de excesivas sinergias entre el emporio hotelero y la empresa de aviación comercial. Los hoteleros temían el cambio de un monopolio aéreo a uno combinado de alas y cuartos.
“El mayor reto es reducir 25 por ciento los costos de operación de Grupo Mexicana. El escenario de Gastón Azcárraga no es nada halagüeño. Pero no se intimida, ni siquiera por las críticas lanzadas cuando adquirió la aerolínea. ‘¿Lo volvería hacer? Yo diría que sí, son retos que estamos a muchos años de saber si fueron buenos o malos’, contesta (el empresario) respecto de cómo fue su balance para comprar la aerolínea. ‘El número de aerolíneas que hay en México es insostenible; me atrevo a suponer que antes de tres o cinco años de las 14 que estén volando acabaremos cuatro o cinco’, afirma contundente. Y tres años después, la quiebra.
Las rebanadas del pastel
¡Felicidades, masiosares!: “Aeroméxico se perfila como aerolínea bandera del país”, adelanta la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, o lo que es lo mismo la aerolínea con mayoría accionaria gringa (Banamex).
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