lunes, 16 de agosto de 2010

Astillero


Iglesia de la Tanta Muerte

Levantón en el Ángel

Legitimar el hueso

Vuelve el Cavernal Sandoval

Julio Hernández López


PALACIO NACIONAL. Alonso Lujambio Irazábal, secretario de Educación Pública, y el presidente Felipe Calderón Hinojosa, ayer, durante la ceremonia de traslado de los restos de los héroes de la Patria a Palacio Nacional. Las osamentas fueron sacadas del Ángel de la Independencia el pasado 30 de mayo Foto María Luisa Severiano

Don Porfirio también desfiló. Como en septiembre de 1810, cuando recibió en un salón de Palacio Nacional los estandartes, prendas e indumentarias recuperadas de algunos de los héroes de la Independencia, el general Díaz estuvo presente en una nueva forma de apropiación facciosa del simbolismo patrio. Una crónica del día: “Los soldados presentaban armas, los civiles se descubrían, las banderas de los batallones bajaban hasta el suelo y la multitud conmovida arrojaba flores (...) La llegada al Palacio Nacional fue indescriptible. Las bandas batieron marcha de honor, las músicas tocaron el Himno Nacional, las campanas de la Catedral repicaron a gloria, y cien mil gargan- tas prorrumpieron en ho- sannas y aleluyas”. Día de enorme fiesta en que el ocupante de la silla presiden-cial “estaba transfigurado. Parecía darse cuenta de que había llegado al culmen de su carrera, y que de allí en adelante, tendría forzo- samente que descender. Aquél era el momento de oro de su existencia, el resplandor más claro de su apoteosis…” Así relataba el escritor conservador Nemesio García Naranjo en http://bit.ly/bqS6MN los momentos de éxtasis por- firista en un desfile que por las calles de México llevó emblemáticos restos textiles relacionados con la lucha por la Independencia hasta depositarlos en la sede del Poder Ejecutivo.
Ayer, el general Calderón –cuyos méritos, fuerza, habilidad y durabilidad son marcadamente inferiores a los del dictador oaxaqueño– se recreó en la degustación de la procesión fúnebre que irónicamente parece una más –aunque, ésta, llena de fasto– de las que día tras día suceden en el país desde que él se hizo del poder y creyó viable legitimarse de facto mediante el teñido verde olivo en lo institucional y el rojo sangre en lo social. Felipe de los 28 mil muertos, más los que se acumulen en el resto de lo que le quede del macabro ejercicio gubernamental. Pedagogía social del responso, el réquiem como programa de gobierno, el país convertido en velatorio, la tanatología como doctrina oficial. De eso se trata, de acostumbrar al espectador a las marchas funerales, a la veneración del deceso, a la adoración de la iglesia de la Tanta Muerte. Con el agregado oportunista de la transferencia de las cargas patrias respetables a la sede formal, pero virtualmente abandonada (el Palacio Nacional), del poder conservador, neoporfirista, extranjerizante, de alguien que a su condición personal de ilegitimidad original denunciada agrega la ilegitimidad “científica” de las presuntas revisiones hechas a los restos óseos de los héroes patrios ahora “confirmados” en su autenticidad por decisiones administrativas espurias: nadie sabe, nadie supo, pero Felipe declara que los huesos históricamente sacralizados corresponden estrictamente a las presunciones de nomenclatura que desde siempre se les han atribuido pero que hoy en realidad a nadie le importa, pues el recuerdo, la veneración y el ejemplo provienen de lo hecho en vida y no de los despojos materiales. Pero lo importante para el felipismo ha sido el quedarse con el capital de los difuntos: el cártel de Los Pinos “levantó” esos restos mortales del Ángel de la Independencia, los mantuvo en la casa de seguridad denominada Castillo de Chapultepec, y está cobrando el rescate social a partir de la fecha en Palacio Nacional.
En otra esquina del ring, el rudo Cavernal Sandoval continuó con su pretensión de provocar chispas que incendien la pradera del neocristerismo tan buscado desde su regia mansión tapatía. Elegante, conceptual, académico, el luchador especializado en súperlibre preguntó a reporteros: “¿A ustedes les gustaría que los adopten una pareja de maricones o lesbianas?” Y, ni manera de recurrir a la clásica llamada de auxilio: “Santo llamando a Blue Demon, Santo llamando...” porque el Cavernal ni es Santo y más que Blue es White and Blue Demon. Así que el Cavernal continúa en lo alto del pancracio, usan-do llaves prohibidas y abundando en marrullería: los ministros de la Suprema Corte –menos Su Santidad, Salvador Aguirre, le faltó decir– recibieron dinero para reconocer la validez de las reformas legales que en el Distrito Federal permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo. “Maiciados” por Marcelo Ebrard y por organismos internacionales, esos jueces, quemables en leña verde, van en contra de lo que piensa el Cavernal, en nombre de todo el pueblo mexicano, “por motivos muy grandes”, como “puede ser el dinero que les dan”.
Los lindos asomos al pa-sado, que son claras ame- nazas al futuro, en especial a la decisión que la Corte debe tomar sobre adopción por parte de matrimonios de personas del mismo sexo, también corrieron por cuenta de la diócesis a cargo del luchador técnico, Norberto PRIvera, cuyo vocero, Hugo Valdemar, imploró en entrevista al semanario Desde la Fe que “Dios nos libre de un partido fascista como el PRD”, pues éste critica al cardenal primado haciendo “gala de una hipocresía pasmosa. Pide al Sr. Cardenal que cuide sus palabras, pero ellos afectan al país con su actos”. Y el dirigente de una agrupación de “abogados católicos”, Armando Martínez, advirtió que si la Corte autoriza esas adopciones les pondrá “en la madre a los niños”. Y el diputado local panista, Renán Barrera, que en Mérida advierte que los matrimonios entre homosexuales van contra la naturaleza y los designios de Dios, Quien por eso quemó Sodoma y Gomorra...
Astillas
En Sinaloa ya hay quienes creen que el Malova de sus esperanzas electorales se va convirtiendo en una “Malobra”. Como una demostración de lo que en términos prácticos significó el “triunfo” en aquella entidad de las alianzas “contra el PRI”, que postularon como candidatos a priístas recién renunciados al tricolor, Mario López Valdez acaba de formar su equipo de transición con puros miembros del partido “derrotado”, sobre todo pertenecientes a la corriente de su verdadero jefe político, el ex gobernador priísta Juan S. Millán. Ni un panista, ni un perredista, ni un convergente, ni un petista: puro PRI, ¡sí señor: pa’ que aprendan a perder!... ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 •
juliohdz@jornada.com.mx

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