martes, 17 de junio de 2014

Astillero

 ‘‘¡Arriba Peña Nieto!’’
 Sale Alzati, ¿y Lino?
 Tortilleras y jotolones
 Zapopan: por ser indios
Julio Hernández López
Foto
ANÁLISIS LEGISLATIVO. Los diputados Carol Antonio Altamirano, del PRD, y el priísta Pedro Pablo Treviño Villarreal, durante la reunión de las Comisiones Unidas de Presupuesto y Cuenta Pública y Energía, realizada en San Lázaro, donde se declararon en sesión permanente para abordar las leyes energéticas   Foto María Luisa Severiano
U
na extraña ola de hackeo afecta a cuentas de funcionarios peñistas en jaqueo tuitero. Mostrando el camino de la evasión presuntamente indolora, Erwin Lino, el secretario particular del ocupante principal de Los Pinos (¿principal o principesco, por aquello del palacio flotante que está por estrenar como una especie de homenaje viajero a la Cruzada contra el Hambre?), ya había utilizado el infantil recurso de adjudicar a otro u otros lo que en su cuenta se había publicado (en el caso, una burla discriminatoria contra hondureños). Ayer tocó el turno (fallido) de tratar de escurrir el bulto al luego destituido director de Televisión Educativa de la SEP, el súbitamente de nuevo tan mentado Fausto Alzati, quien tranquilamente tachó de ‘‘falso’’ lo que en su cuenta de Twitter se había publicado y de lo cual ayer se reprodujo aquí lo esencial. Dijo, sin dar pruebas de las presuntas hechuras en su contra, que ‘‘mi cuenta fue hackeada. Ya aclaré mi postura’’. La ‘‘aclaración’’ fue la siguiente: ‘‘No censure (sic) poema alguno. Su lectura no estaba programada. Me molestó ser sorprendido. Es todo. Inauguré la exposición y me retiré’’.
No fue todo. Con voz destemplada, adjudicable a las complicaciones prosódicas usualmente asociadas a la ingesta excesiva de bebidas con contenido alcohólico, el doctor Alzati improvisó un sentido acto de desagravio al lic. Peña, al que consideraba proféticamente agraviado desde 1948 a causa de un poema de Aurora Reyes, la difunta chihuahuense a la que se ¿honraba? con una exposición de otra vertiente de sus obras, las pictóricas.
‘‘¡Arriba Peña Nieto!’’, arengó con un fraseo dificultoso, pero marcadamente imperativo. ‘‘¡Arriba Peña Nieto y el que esté de acuerdo conmigo que lo diga!’’. Ante cierto silencio misericordioso del centenar de asistentes, el doctor Alzati insistió: ‘‘¡Arriba Peña Nieto, ¿sí o no?!’’. De entre la concurrencia, donde había varios empleados por honorarios que no han cobrado desde octubre del año pasado, apenas se levantaron un par de voces que con tibieza secundaron la exigencia. ‘‘No, grítalo, ¡arriba Peña Nieto!, quiero ver las manos’’, exigía una y otra vez el director de televisión educativa. Y, entre otros pasajes de difícil comprensión auditiva, fue posible rescatar frases como ‘‘ese poema es una mierda’’, ‘‘¡que sí, Aurora mis huevos! Aurora se habrá muerto’’ (audio en http://bit.ly/1pau9HK). Pero, ante las evidencias, el porrista luego botado arguyó que ‘‘este audio es falso. No es mi voz’’, y dijo que se le escuchaba así porque está agripado.
El enojo se desató al escuchar a Ernesto Godoy, nieto de la pintora y escritora Aurora Reyes, cuando leía un texto que al censor funcionario le parecía que podía significar alguna forma de crítica a la política peñista, en particular al tema de los energéticos. Godoy explicó a esta columna que ‘‘estábamos contentos y orgullosos de presentar en la Dirección General de Televisión Educativa la exposición de Aurora Reyes (...) y la lectura del poema de ella (mi abuela), Hombre de México, con el cual he tenido el privilegio de recorrer la República gracias al programa Bellas Artes a Todas Partes, con Leo... Luego existo..., para la difusión y promoción de la lectura y la cultura en México. Al funcionario le pareció inapropiado el poema, ya que sentía que era un agravio a su partido y a su Presidente, y como se puede constatar en el audio así fue que se despidió de los que ahí estábamos’’.
La destitución del personaje en mención no afecta la esencia del episodio, pues éste refleja la textura política e ideológica de muchos de quienes han sido llamados a integrarse al equipo peñista y los ánimos agresivos contra crítica y disidencia que se mantienen, tácticamente contenidos, en una parte de esas cúpulas. Además, tirando por la borda a un funcionario menor, apenas director de una oficina de la SEP, se protege al verdaderamente cercano Erwin Lino, el secretario particular que se burló de los hondureños y su desgracia como migrantes.
Otras linduras políticas de temporada se han producido en Sonora, donde la diputada panista Mónica Robles Manzanedo fue llamada ‘‘tortillera’’ en una sesión del Congreso estatal. Humberto Robles Pompa, legislador priísta, estaba en uso del micrófono mientras Mónica alegaba en contra desde su curul y sin magnificador electrónico. Entonces el priísta Robles le dijo a la panista Robles: ‘‘No nada más estés como tortillera gritando. De veras, toma la palabra y contesta lo que está diciendo El Vernon’’. El Vernon es el diputado por el Verde Ecologista Vernon Pérez Rubio. Para justificar los señalamientos de hacedora o vendedora de comestibles redondeces de maíz que enjaretó a la panista Robles (esposa de Roberto Romero, secretario general del gobierno de Guillermo Padrés, aspirantes ambos cónyuges a sendas candidaturas a diputaciones federales), el priísta Robles explicó que ella previamente le había dicho ‘‘jotolón’’ (audio en http://bit.ly/1qm0XkO , específicamente a partir del 10:24).
En el municipio conurbado de Zapopan, Jalisco, este domingo, alrededor de las 19 horas, sucedió que (se reproduce lo publicado en Youtube) ‘‘una pareja de indígenas compró una pizza en Little Caesars, ubicado en la gasolinera de esa esquina (el personal de la pizzería los trató muy bien), se sentaron para comerse su pizza en la jardinera enfrente de las oficinas de la gasolinera; en eso llegó el dueño de la gasolinera en un Acura blanco con placas JLK-58-74 y comenzó a golpear (al indígena) en más de 10 ocasiones, aventándolo y diciéndoles que se quitaran de ese lugar; les gritó ‘indígenas mugrosos, este lugar no es para que estén tragando. Váyanse a la chingada de aquí, mugrosos’. El señor de sombrero sólo le dijo que no estaban haciendo nada malo y se cubrió para que no le pegara en la cara, pero el viejo prepotente le seguía diciendo de cosas, golpeándolo, insultándolo y aventando las frutas de su carretilla (mercancía del indígena), también agredió a la señora de rosa con verde (la esposa del señor con sombrero) y la hizo llorar y temblar de miedo’’ (http://on.fb.me/1lzOG94). ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Hernández

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